El rock agridulce de James Taylor
Un a?o antes, un joven de 19 a?os nacido en Boston (Massachusetts) decide viajar a Londres para alejarse de Manhattan y la hero¨ªna. Graba una maqueta y logra hac¨¦rsela llegar a Paul McCartney y George Harrison, que por aquel entonces hab¨ªan puesto en marcha un sello discogr¨¢fico llamado Apple y buscaban un buen primer artista al que lanzar al mercado. Incluida en esa grabaci¨®n que escucharon los Beatles estaba una canci¨®n titulada Something in the way she moves, un poema de un desconocido llamado James Taylor. Harrison tom¨® prestado el primer verso.
El pr¨®ximo 12 de marzo cumplir¨¢ 60 a?os. Est¨¢ sentado en un sof¨¢ de una habitaci¨®n del elegante y lujoso hotel Berkeley de Londres. Lujoso, pero sin aspavientos. Mira con la profundidad de sus ojos azules y con una franqueza que es toda una virtud. "Realmente, aquella fue la primera buena canci¨®n que escrib¨ª, creo", confiesa, al tiempo que intenta quitarle hierro al asunto del plagio. "Toda la m¨²sica se roba. Todas las canciones se basan en algo que ya se ha hecho antes. Tengo la certeza de que ¨¦l sac¨® la idea para escribir su canci¨®n de mi maqueta. Estoy convencido de que es algo m¨¢s que una coincidencia. Pero los Beatles tambi¨¦n han sido para m¨ª una gran fuente de inspiraci¨®n. Y con 19 a?os me ofrecieron la sensaci¨®n de que alguien hubiese abierto una puerta y que el resto de mi vida estuviese al otro lado". As¨ª es James Taylor. Humilde y agradecido, pero con la inteligencia de los hombres a los que el tiempo les ha ense?ado que la vida puede ser la empresa m¨¢s amarga y fascinante a la que todo ser humano se ve obligado a enfrentarse. As¨ª son sus canciones y as¨ª lo defini¨® una de las revistas m¨¢s prestigiosas del mundo, Time, que le dedic¨® su portada del 1 de marzo de 1971. Se trataba de un reportaje en el que se analizaba una nueva tendencia musical una vez superada la protesta, la canci¨®n social y el ruido que hab¨ªan reinado a finales de la d¨¦cada de los sesenta. El nuevo rock: agridulce y tranquilo. Y su cabeza visible: James Taylor.
"Es terrible imaginar que debes mantenerte consciente para poder llegar a beber tanto alcohol que termine mat¨¢ndote"
Melanc¨®licas, desconsoladas, fr¨¢giles, sombr¨ªas, oscuras; de esta forma son las composiciones de James Taylor, aunque, al mismo tiempo, en su universo hay sentido del humor y esperanza dentro de las turbulencias. Taylor, pese a no ser muy conocido y popular en Espa?a, es uno de los artistas m¨¢s influyentes de la historia de la m¨²sica contempor¨¢nea estadounidense. Ha vendido m¨¢s de 40 millones de copias de sus discos. Su primer recopilatorio de grandes ¨¦xitos logr¨® vender m¨¢s de 10 millo-nes. El mism¨ªsimo Elvis hizo una versi¨®n de su Steamroller blues, y otros artistas como Ray Charles, Emmylou Harris, Al Jarreau o Jimmy Buffet han cantado sus versos.
Ahora, a punto de convertirse en sexagenario, vuelve a los or¨ªgenes y presenta un nuevo disco, One man band, con sus canciones de siempre, pero interpretadas tan s¨®lo con una guitarra y un piano. "Quer¨ªa volver a la versi¨®n original", asegura el cantante. Casi a su adolescencia, en la que eran ¨¦l, su guitarra y su mundo. Este disco, para los que a¨²n no le conocen, es una de las mejores formas de introducirse en el alma de Taylor; para los ya iniciados contiene un DVD con todas las canciones subtituladas en castellano. Un gran trabajo. Pero al mismo James Taylor le sorprende el hecho de que desde 2002, cuando apareci¨® su ¨²ltimo disco de estudio (October Road), no haya grabado ninguna composici¨®n nueva. "Empezar¨¦ a quitarme de encima todo lo que me impide componer el pr¨®ximo septiembre. He alquilado un peque?o inmueble a unas cinco millas de mi casa. Es tranquilo, no tiene tel¨¦fono y all¨ª podr¨¦ trabajar. Y espero poder tener un ¨¢lbum listo en unos seis meses. Necesito, en este momento de mi vida, este tipo de tranquilidad para escribir; de otra forma, me resulta imposible", asegura. Y confirma que tampoco su pr¨®xima entrega ser¨¢ de composiciones propias. "Se trata de un disco de versiones. Mi banda lleva toc¨¢ndolas desde siempre y nunca las hemos grabado en un estudio. Me parece una gran oportunidad".
James Taylor and the Original Flying Machine: as¨ª se titul¨® el primer disco que grab¨® el m¨²sico con su banda de 1966 en Nueva York antes de su aventura londinense. El resultado: un fracaso. El grupo estall¨® en mil pedazos, y los contratos discogr¨¢ficos y el mundo de los tiburones de la m¨²sica pudieron con el alma sensible de James Taylor. Fue el peor golpe que pod¨ªa recibir un chico que tuvo que ser internado en un hospital psiqui¨¢trico debido a una profund¨ªsima depresi¨®n. En aquella ¨¦poca de zozobra musical, un joven con demasiado mundo interior y tal vez buscando un consuelo r¨¢pido comenz¨® a consumir hero¨ªna. "Cuando tomaba drogas me sent¨ªa colocado, pero muchas veces aterrorizado. La gente que utiliza drogas termina intoxicada tarde o temprano. Comenc¨¦ a tomar hero¨ªna en 1966 y no par¨¦ hasta el 7 de noviembre de 1983. Es algo muy dif¨ªcil de describir. Aunque es algo muy com¨²n en mi familia". La madre de James Taylor, una soprano y mel¨®mana empedernida, le inculc¨® a ¨¦l y sus cuatro hermanos el amor por la m¨²sica. Tanto, que todos llegaron a grabar discos. Pero el germen de la mala suerte y la fragilidad estaba instalado en el hogar de los Taylor.
"En mi familia, la mayor¨ªa, o ha muerto o est¨¢ recuper¨¢ndose de las adicciones. Mi padre falleci¨® por el abuso del alcohol y mi hermano mayor, Alex, muri¨® de una sobredosis de alcohol. Es algo terrible imaginarse que debes mantenerte consciente para poder beber tanto al-cohol que termine mat¨¢ndote. Es... [en ese momento, al m¨²sico se le hace un nudo en la garganta]... la t¨ªpica enfermedad familiar. A finales de los sesenta, en Nueva York, para m¨ª era tan f¨¢cil encontrar hero¨ªna como comprar una cerveza. En esa ¨¦poca hubo al menos cinco veces en las que, despu¨¦s de picarme, probablemente no ten¨ªa que haber vuelto a la vida, pero aun as¨ª lo hice. Apareci¨® una luz.
Un amigo de correr¨ªas se cruz¨® de pronto con aspecto sano y recuperado. 'Cuando creas que est¨¦s preparado, hazme una llamada', me dijo. As¨ª lo hice. Pero, para decir mi verdad m¨¢s honesta, nunca me he arrepentido de esa ¨¦poca; es cierto que tuvo mucho de p¨¦rdida de tiempo, pero no puedes reescribir las cosas, y es posible que aquello sirviera para salvarme la vida, no lo s¨¦. Tengo suerte de que la droga no me matara. Es indudable que me hice da?o a m¨ª mismo, de eso no hay duda. Pero ahora he llegado a un momento de mi vida en el que me siento bien dentro de mi pellejo y me siento agradecido de estar vivo, y s¨¦ c¨®mo hacer mi vida confortable. Es como si mi vida hubiera estado suspendida durante cerca de 20 a?os. Vale: he escrito canciones, he tenido una carrera, pero...".
Todos esos infiernos est¨¢n dentro de las canciones de James Taylor. Pero tambi¨¦n el abandono, el amor, el desamor, su pa¨ªs, su casa, sus mujeres. Letras muy cuidadas envueltas en guitarras ac¨²sticas que James toca como s¨®lo ¨¦l puede tocar, y con unas armon¨ªas vocales que el m¨²sico cuida hasta la extenuaci¨®n. "Hago la m¨²sica que yo quiero escuchar, aunque tambi¨¦n es cierto que en algunas de ellas se cuelan mensajes para otras personas. Back on the higway, My travelling star, Daddy is all gone, There is nothing like a hundred miles: todas ellas cuentan la vida en la carretera, la terrible contradicci¨®n de echar de menos a la gente que quieres pero, al mismo tiempo, necesitar hacer tu trabajo. Aunque, en otro orden de cosas, lo que quieren decir estas canciones es que, para este mundo, la forma de actuar de los hombres no es buena. Me refiero a hombres en contraposici¨®n con las mujeres. La energ¨ªa del hombre es destructiva, y tendr¨ªa que saber comportarse mejor, para empezar, con el planeta".
?sa no es la pol¨ªtica m¨¢s cercana a EE UU. "Que jodan a George W. Bush. Ese tipo no existe. Lo que ocurri¨® en aquellas elecciones fue un fraude a los ciudadanos y un fraude a la democracia. Todos sabemos que su Administraci¨®n es criminal y falsa, sabemos que es opaco y corrupto, pero a¨²n le seguimos votando. No tengo una explicaci¨®n a por qu¨¦ la mayor¨ªa de la poblaci¨®n de Estados Unidos se sigue viendo representada por ese hombre".
En esta historia falta el final feliz: "Las drogas son esencialmente aburridas y una p¨¦rdida de tiempo. Es tener la misma experiencia una y otra vez. Realmente, sustituyes las experiencias vitales por la droga; b¨¢sicamente, reduces tus vivencias a una especie de anestesia qu¨ªmica. Es tedioso, aterrador y deprimente. Al principio parece que funciona, te hace sentir mejor, m¨¢s sociable, m¨¢s echado para delante y con m¨¢s ¨¦xito, y confortable. Pero, al final, la cuesti¨®n es que tienes suerte si no te mata o no mata a cualquier otra persona. Te dices que nunca m¨¢s volver¨¢s a probarla una y otra vez. Cada ma?ana en la que te levantas enfermo, dices 'nunca m¨¢s'. Hay momentos terriblemente humillantes y descorazonadores, momentos clave, como presentarte delante de tus hijos totalmente drogado o quedarte dormido en una cena de Acci¨®n de Gracias por efecto de las drogas o el alcohol, o levantarte por la ma?ana y tener que dedicar tres horas a buscar tu coche porque no tienes ni idea de d¨®nde lo has aparcado. Mi momento clave fue con la metadona: cuando tienes que viajar, te dan la cantidad necesaria. Recuerdo que tuve que hacer un viaje a Jap¨®n y, una semana antes de marchar de gira, me dijeron que la ley all¨ª imped¨ªa introducir ninguna sustancia. No pod¨ªa cancelar la gira. Me arm¨¦ de valor y viaj¨¦ sin la metadona. No pod¨ªa comer nada, ten¨ªa convulsiones, como un animal enjaulado y loco en la habitaci¨®n. Fueron dos semanas de mono y ah¨ª lo supe. Ahora estoy recuperado".
'One man Band', se pone a la venta el d¨ªa 29 de enero.
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