¡°A veces los artistas son como ni?os, y es bueno que sean cabezotas¡±
La fundaci¨®n de Francesca Thyssen-Bornemisza inaugura este martes en el Thyssen una exposici¨®n. La mecenas busca sellar la paz con Tita Cervera
Francesca Thyssen-Bornemisza (Lausana, Suiza, 61 a?os) recorre la exposici¨®n que ha montado en el s¨®tano del museo nacional que lleva su apellido. ¡°Aqu¨ª, menos luz... Y este banco m¨¢s a la izquierda¡±. Retira delicadamente una mota del marco que cubre una alucinante tela de ara?a tintada y fijada sobre papel, obra del artista argentino Tom¨¢s Saraceno. El ?cuadro? es suyo y, junto a una fantasmag¨®rica instalaci¨®n de Dominique Gonzalez-Foerster, forma parte de la exposici¨®n temporal?M¨¢s-que-humanas?que se inaugura este martes en el Museo Thyssen. Es la primera exhibici¨®n prevista en un contrato de cuatro a?os, que compromete al museo a exponer dos muestras al a?o de la colecci¨®n de Francesca. Y all¨ª estar¨¢ ella para asegurarse de que todo est¨¢ perfecto.
¡°Siempre me involucro mucho en las instalaciones¡±, dice la arist¨®crata recolocando un foco. ¡°Tengo ojo, soy muy teatral y me encanta el factor ?guau! al entrar en una exposici¨®n¡±, a?ade abriendo las manos la segunda hija de los cinco descendientes del bar¨®n Thyssen, fruto de su tercer matrimonio, con la modelo Fiona Campbell-Walter. Como ¨¦l, Francesca siente que es una coleccionista con una misi¨®n: ¡°El arte era su forma de luchar por la paz mundial; para m¨ª, ahora, la paz es con el medioambiente; ?la mayor diferencia entre nosotros? Yo colecciono arte contempor¨¢neo, mis artistas est¨¢n vivos, lo que me obliga a negociar m¨¢s¡±, dice con retranca.
A pesar de su elegancia y su perfecta melena pelirroja, cuando se suelta a hablar sin tapujos, no resulta dif¨ªcil imaginar a la estudiante punk que fue expulsada de la escuela de arte Saint Martins por subirse a una mesa e increpar a un ¡°pomposo profesor que no sab¨ªa nada sobre minimalismo¡±, tampoco a la glamurosa it girl que se codeaba con la far¨¢ndula londinense de los ochenta, ni a la aventurera que se fue a rescatar monasterios croatas en plena guerra de los Balcanes y encontr¨® un marido imperial, el archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena, con el que tuvo tres hijos y del que est¨¢ amistosamente separada.
Yo ya no soy tan prepotente ni tan salvaje y destructiva como hace a?os¡±
En 2002, la pasional heredera se reinvent¨® creando la fundaci¨®n?TBA21 (Thyssen-Bornemisza Art Contemporary) a ra¨ªz de otro flechazo. Se enamor¨® de To touch, una r¨²stica mesa de madera que al acariciarla dispara una serie de evocadores sonidos. La artista Janet Cardiff no quer¨ªa entregar su obra a un coleccionista particular, as¨ª que Francesca Thyssen fund¨® una instituci¨®n para adquirirla. Diecisiete a?os despu¨¦s, el prestigioso cat¨¢logo de TBA21 cuenta con m¨¢s de 200 artistas (de Abramovic, Marina; a Zorbar, ?caro). Rodeada de un potente equipo de comisarios y conservadores (coleccionar, dice, no es una inversi¨®n ni un capricho, ¡°es un compromiso¡±) ha reunido unas 600 piezas que, en su mayor¨ªa, desaf¨ªan el concepto tradicional de lo que se puede colocar en una sala blanca: grandes instalaciones, composiciones musicales, performances, arquitectura contempor¨¢nea¡
Provocadora y expansiva, cree que ¡°el museo del futuro ha de ser un lugar de encuentro¡±. ¡°Se tiene que acabar eso de pagar una entrada, ver y salir por la tienda con un libro o unos calcetines¡±, sostiene. Como coleccionista no le interesa tanto la obra acabada como el proceso. Por ello, desde 2004 adem¨¢s de comprar, comisiona unos cinco proyectos al a?o en los que se implica personalmente (acompa?a por ejemplo a los artistas en su viajes de investigaci¨®n). Estos mecenazgos funcionan con un peque?o desembolso inicial (de 5.000 o 10.000 euros) para que el artista desarrolle la idea y despu¨¦s con otro m¨¢s sustancioso para llevarla a cabo (hasta 100.000 euros durante varios a?os, explica, aunque depende del caso). Finalmente, la obra producida se adquiere por una tarifa adicional.
La pol¨¦mica: Ayahuasca en la galer¨ªa de arte
Para explicar lo que hace usa la palabra ¡°productora¡±, y el verbo ¡°polinizar¡±. ¡°Muevo los hilos, creo conexiones, acompa?o, empujo¡ Damos libertad total a los artistas, pero los estrujamos para que lleven sus ideas hasta las ¨²ltimas consecuencias¡±, dice. ?Habla con ellos personalmente de dinero? ¡°?Pues claro!¡±, se r¨ªe. ¡°Como en cualquier relaci¨®n hay que dejar claros los l¨ªmites; con la mayor¨ªa entablo intensas amistades, solo una vez romp¨ª una colaboraci¨®n porque los precios y las exigencias del artista se dispararon; fue una falta de respeto, se intent¨® aprovechar¡±. Es lo peor que puedes hacerle a alguien que cree que ante todo ¡°un mecenas ha de ser digno de confianza¡±.
¡°Tambi¨¦n tienes que ser valiente, porque todos vamos a salir de nuestra zona de confort; entender que esto es un proceso colaborativo, no una lucha de egos y hacer que el artista se sienta seguro¡±. ?Ser mujer ayuda? ¡°Es interesante, hay muchas mujeres coleccionistas, Maja Hoffmann, Nicoletta Fiorucci¡ Imagino que tenemos algo maternal y sobre todo mucha paciencia, porque a veces los artistas son como ni?os, y es bueno que sean cabezotas, significa que est¨¢n haciendo algo en lo que realmente creen¡±.
Adem¨¢s de pionera en este tipo de mecenazgo cada vez m¨¢s habitual entre coleccionistas, Thyssen tambi¨¦n lo fue en dar un enfoque medioambiental a su fundaci¨®n. En 2011 cre¨® TBA21-Academy, una suerte de think tank art¨ªstico centrado en la defensa de los oc¨¦anos con el que financia expediciones interdisciplinares de artistas, cient¨ªficos y pensadores para generar conversaciones e ideas. El resultado de la ¨²ltima es?una exposici¨®n de Joan Jonas que llegar¨¢ al Thyssen en febrero.
¡°No me interesa el arte que se limita a reflejar la sociedad actual¡±, dice. En un momento de ¡°vac¨ªo de liderazgo¡±, considera que el ¡°papel colectivo del arte¡± es hacer preguntas, ofrecer esperanza y centrar la conversaci¨®n en asuntos ¡°sensibles, urgentes¡±. ?El privilegio de los artistas superestrella y los coleccionistas millonarios no les distancia de esos temas? ¡°Mira, hay un mont¨®n de gente pobre a la que tampoco le importan un bledo los dem¨¢s¡±, suspira Thyssen. ¡°La parodia de se?oras elegant¨ªsimas correteando con tacones por la Bienal de Venecia es una exageraci¨®n. En la ¨²ltima performancede Joan Jonas estaban todas las grandes coleccionistas y yo no me sent¨ªa sentada entre los ultra ricos, sino entre una comunidad de gente genuinamente comprometida; con recursos, s¨ª, pero no para gastarlos en piezas con las que acariciar su ego o en arte-trofeo, sino en proyectos relevantes y provocadores¡±.
"Cada maldita vez, Tita ten¨ªa raz¨®n"
"?Por qu¨¦ no vienes m¨¢s a las reuniones del Patronato del Thyssen?", le pregunt¨® Fernando Benzo, exsecretario de Estado de Cultura (con ??igo M¨¦ndez de Vigo como ministro) a Francesca Thyssen, que admite que apenas se pasaba un par de veces al a?o. "No me interesan", le dijo la arist¨®crata. "No necesit¨¢is mi firma para prestar un cuadro al Louvre, no me siento implicada". El pol¨ªtico insisti¨®: "?Qu¨¦ necesitar¨ªas para implicarte?'. La respuesta ¡ª"una exposici¨®n"¡ª fue el germen del contrato por cuatro a?os que acaba de firmar la fundaci¨®n TBA21 para ocupar los s¨®tanos del Thyssen con exposiciones bianuales. Francesca Thyssen-Bornemisza ha abierto oficina en Madrid, ha fichado a Carlos Urroz (ex director de ARCO) y anda buscando piso para pasar m¨¢s tiempo en la capital.
?Ha venido para quedarse? La coleccionista responde con una pregunta. ¡°La cuesti¨®n es, ?necesita el Thyssen entrar en el siglo XXI? Esa es la conversaci¨®n que hay que tener¡±. Defiende que muchos museos (Frick Collection, National Portrait Gallery, Metropolitan, Hermitage..) est¨¢n programando arte contempor¨¢neo por ¡°responsabilidad c¨ªvica¡± para ¡°conectar con sus comunidades¡± y no convertirse en ¡°meras atracciones tur¨ªsticas¡±. Si el Thyssen decidiese abrazar lo contempor¨¢neo, ?deber¨ªa hacerlo a trav¨¦s de su colecci¨®n? ¡°Me sentir¨ªa ligeramente empoderada¡±, admite Thyssen, ¡°pero no creo que sea mi sacrosanto derecho¡±.
Tendr¨ªa sentido dice, porque ¡°lo absolutamente ¨²nico de este museo nacional es que es el legado de varias generaciones de una sola familia; solo comparable por ello, y por la escala e importancia de las obras, a la colecci¨®n de la familia real brit¨¢nica¡±. Sin embargo tiene claro que en una instituci¨®n p¨²blica las decisiones son del Patronato y el Ministerio. ¡°No puedo aterrizar y decir ¡®como soy un miembro de la familia, estoy en el Patronato y tengo una fabulosa colecci¨®n si lo hacemos, deber¨ªa ser yo¡¡¯; esto no funciona as¨ª, y yo ya no soy tan prepotente como hace 20 a?os, ni tan salvaje y destructiva como hace 30 o 40¡ Tengo 60, he alcanzado cierta elegancia y demasiadas veces he destruido mis oportunidades¡±. De momento, se dice m¨¢s que satisfecha con sus exposiciones temporales y con poder ayudar en la celebraci¨®n, el 13 de abril de 2021, del nacimiento de su padre.
La fecha tiene cierto aire de ultim¨¢tum: "Ya les he dicho a mis hermanos, 'chicos, esta es nuestra ¨²ltima oportunidad para hacer las paces". Se refiere a enterrar el hacha con la baronesa Thyssen, Tita Cervera, con quien los hijos del bar¨®n tienen una hist¨®rica lucha de poder. Francesca nunca ha esquivado el tema: "Tita me separ¨® de mi padre, algunas madrastras son as¨ª¡ Se sent¨ªa amenazada por nuestra relaci¨®n e hizo lo impensable, me prohibi¨® verle". Sin embargo, la coleccionista separa lo personal de lo profesional. "Llevo a?os viendo a Tita pelear en las reuniones. Y, sabes que, cada maldita vez, Tita ten¨ªa raz¨®n. Ella es imposible, las reuniones eran tremendas, pero siempre se mantuvo firme, y somos lo que somos porque Tita lo pele¨®. Cada vez que hab¨ªa recortes y alguien quer¨ªa capitalizar prestando grandes bloques de la colecci¨®n, haciendo exposiciones comerciales, usando truquillos que dilu¨ªan la esencia del Thyssen, ella siempre defendi¨® la integridad de la colecci¨®n". ?Se lo ha dicho? "No, pero lo leer¨¢ en el peri¨®dico", r¨ªe la baronesa Thyssen. "En el fondo ambas queremos lo mismo; cuidar el legado de mi padre".
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