Bu?uel en los tiempos del Covid-19
La propuesta de Matalon de fusionar m¨²sica m¨¢s cine en directo sorprende por su actualidad
Mart¨ªn Matal¨®n (Buenos Aires, 1958), lleva cinco lustros afincado en Francia. Es un compositor de solvencia t¨¦cnica fuera de dudas y con una po¨¦tica que ha sabido combinar las exploraciones sonoras clave de finales de siglo y un cierto gusto mestizo que le ha convertido en figura de referencia en ciertas l¨ªneas expresivas. Una de estas l¨ªneas que le ha proporcionado merecida fama ha sido la de musicalizar pel¨ªculas del periodo cl¨¢sico de cine mudo y aleda?os. Tiene en su haber hasta seis producciones, Fritz Lang, Ernst Lubitsch y, en especial, Bu?uel, autor al que ha puesto m¨²sica a sus tres pel¨ªculas fundacionales del periodo surrealista, Un perro andaluz, La edad de oro y Las Hurdes, tierra sin pan.?
La pieza musical Le scorpion, compuesta para La edad de oro, fue un encargo en 2002 del IRCAM de Par¨ªs y de Los percusionistas de Strasbourg, un sexteto esencial en la aventura de la m¨²sica contempor¨¢nea del ¨²ltimo medio siglo.
Le scorpion
M¨²sica de Mart¨ªn Matal¨®n para el filme La edad de oro, de Bu?uel.
Int¨¦rpretes, Neopercusi¨®n, Duncan Gifford, piano.
Direcci¨®n, Juanjo Guillem.
Naves del Matadero, Nave 10. 28 y 29 de febrero.
Esta es la producci¨®n que propusieron este viernes en Naves del Matadero, una asignatura pendiente en Madrid que corri¨® a cargo del grupo Neopercusi¨®n, dirigido por su figura de referencia, Juanjo Guillem, y aumentado por el pianista Duncan Gifford y una electr¨®nica de exquisita traza, no en vano se percibe la huella del IRCAM.?
En lo que respecta a los int¨¦rpretes, Neopercusi¨®n no necesita presentaci¨®n: es el grupo fundamental desde hace d¨¦cadas en su vibrante especialidad. Lo es en Madrid y quiz¨¢ en toda Espa?a. En esta aventura mostraron toda su potencia art¨ªstica y una capacidad para la filigrana sonora que, no por conocida, deja de sorprender y agradar. Este es, posiblemente, uno de los proyectos m¨¢s ambiciosos del grupo y el resultado es m¨¢s que encomiable: una extens¨ªsima bater¨ªa de instrumentos m¨¢s el piano, que confirma su adaptaci¨®n a la familia de la percusi¨®n sin restricciones, es todo un lujo sonoro, y m¨¢xime interpretado por un grupo en estado de gracia que, desde lo alto, no deja de crecer.
Sobre el resultado global de la propuesta, m¨²sica m¨¢s cine, sorprende en primer lugar no solo la fuerza de la pel¨ªcula, con guion conjunto de Bu?uel y Dal¨ª, sino su actualidad. Por m¨¢s que sus momentos m¨¢s emblem¨¢ticos formen parte de nuestra memoria colectiva, el tono general parece realizado ayer por la ma?ana. Toda la tensi¨®n del filme reside en el hecho de que no hay orden social que no pueda quebrarse, y hacerlo adem¨¢s de modo s¨²bito, sin l¨®gica aparente, como un cortocircuito de la conciencia. Nos hemos acostumbrado a zanjar el asunto con lugares comunes: son cosas del surrealismo, Bu?uel y Dal¨ª eran as¨ª, los a?os treinta estaban muy tensionados¡ y, de pronto, nos aparece el coronavirus y volvemos a la casilla de salida, p¨¢nico s¨²bito e irracional, sensaci¨®n de alarma hasta con el que te da la mano, miedo a espacios cerrados, ca¨ªdas de la bolsa y todo lo que ya sabemos. Si Bu?uel levantara la cabeza, como fantaseaba en los ¨²ltimos momentos de su autobiograf¨ªa, seguro que sonreir¨ªa antes de volver al descanso: ¡°Esa pel¨ªcula ya la he hecho yo, y varias veces, adem¨¢s¡¡±
En cuanto a la funci¨®n de la m¨²sica que propone Matal¨®n al servicio del filme, hay una realimentaci¨®n entre lenguajes a partir de la tensi¨®n que se proyectan ambos entre s¨ª. Uno se siente inquieto seg¨²n transcurren los minutos sin saber por qu¨¦, o sabi¨¦ndolo, pero sin poder evitarlo. Es como si Matal¨®n hubiera preparado una jaula que nos impide salir o incluso distraernos. Es una curiosa alquimia que funciona m¨¢s all¨¢ de imposibles referentes narrativos o textuales. Es como la trampa del escorpi¨®n, o del Covid-19.
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