Mike Love, el malo de la pel¨ªcula
?Es posible rescatarlo de su papel como el odioso cascarrabias de los Beach Boys?
Siempre resulta saludable volver a los Beach Boys. Ver¨¢n, todo el mundo tiene opiniones sobre los Beatles pero se necesita ser un connoisseur para hablar con propiedad de los Beach Boys, grupo de vida tortuosa, con una obra tan extensa como irregular. Adem¨¢s, su formaci¨®n cl¨¢sica conten¨ªa al menos tres arquetipos del pop universal: el genio damnificado (Brian Wilson), el hedonista kamikaze (su hermano Dennis) y el monstruo egoc¨¦ntrico (su primo, Mike Love).
La posici¨®n de Mike Love como m¨¢ximo villano del rock californiano est¨¢ garantizada. El filisteo que sabote¨® la creatividad de Brian. Alguien que tiende a abrazarse con pol¨ªticos republicanos en un mundillo profesional que gravita hacia los dem¨®cratas. Su acerado pragmatismo contrasta con esa devoci¨®n por el Maharishi Manesh Yogi, aquel enga?abobos que dise?¨® su meditaci¨®n transcendental como instrumento para famosos inseguros y directivos ambiciosos. Pasma su habilidad para meter la pata: cuando los Beach Boys ingresaron en el Rock and Roll Hall of Fame, Love us¨® su parlamento para arremeter contra Mick Jagger y Paul McCartney en un torpe intento de montar un concierto ben¨¦fico tipo Live Aid.
Love intent¨® lo que ahora se denomina ¡°control de da?os¡± escribiendo una autobiograf¨ªa: Good Vibrations. My Life as a Beach Boy. Como suele ocurrir, el tiro le sali¨® por la culata: fue crucificado por una mayor¨ªa de periodistas y fans, que todav¨ªa se alinean detr¨¢s del fr¨¢gil Brian Wilson. Desanimado por las cr¨ªticas, he tardado en atreverme a leerla.
Y ahora lo lamento. Sigo sospechando que Mike Love es un deplorable ser humano pero esta biograf¨ªa enriquece nuestra visi¨®n de la saga con su historia de las familias Wilson y Love, inmigrantes que supieron integrarse en la clase media californiana. El esp¨ªritu empresarial de los Love ayuda a explicar la supervivencia de los Beach Boys durante m¨¢s de medio siglo. A costa, eso s¨ª, de extraviar el alma: durante sus dos primeras d¨¦cadas se les pod¨ªa atribuir el reflejo del optimismo de California, Estado que funcionaba como finis terrae abierto a todo experimento social; su ¨²ltimo n¨²mero uno, Kokomo (1988), parec¨ªa publicidad de una cadena de resorts caribe?os.
Mike Love se ha convertido en el principal cantante de un grupo definido por sus sublimes conjunciones vocales. Al otro extremo, su libro es la cr¨®nica de un saqueo. Love pleite¨® contra Brian Wilson, alegando que aport¨® buena parte de las letras de los primeros ¨¦xitos de los Chicos de la Playa. Y, atenci¨®n, gan¨® el pleito. No intenta, afortunadamente, reivindicarse como gran creador, algo que pueden ratificar los que hayan escuchado sus discos en solitario.
En Good vibrations, Mike lamenta la promiscuidad de su primo Dennis, cuya lubricidad le meti¨® de cabeza en la ¡°familia¡± de Charles Manson, aunque Love tampoco puede presumir de prudencia en tales asuntos, con sus siete matrimonios y un n¨²mero incierto de hijos. ?La sensaci¨®n final? Uno termina recordando aquello de ¡°dijo la sart¨¦n al cazo¡±¡
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