Cunqueiro, el encantador de palabras
Una antolog¨ªa recopila 200 art¨ªculos publicados en medio centenar de cabeceras por el escritor gallego durante medio siglo
Con solo dos dedos, a toda velocidad en su m¨¢quina Smith Premier y sin hacer correcciones. As¨ª escrib¨ªa ?lvaro Cunqueiro (Mondo?edo, Lugo, 1911-Vigo, 1981) sus art¨ªculos para prensa, en los que despleg¨® los muchos universos que visitaba el autor gallego: de los grandes poetas a los paisajes de Galicia, de las leyendas marinas que contaba alguien que no sab¨ªa nadar al gusto por detallar d¨®nde se pod¨ªan comer los mejores bacalaos lusitanos o las variedades de empanada¡ Estas y otras mil historias surcaron los 50 a?os del Cunqueiro periodista, el que con su peculiar visi¨®n del oficio de reportero afirmaba que ¡°las noticias verdaderas son las que tienen trescientos a?os [¡] las noticias modernas son falsas¡±. La antolog¨ªa Al pasar de los a?os, publicada por la Fundaci¨®n Jos¨¦ Antonio de Castro, ha recolectado 200 de sus art¨ªculos, seleccionados por el periodista Miguel Gonz¨¢lez Somovilla, cuyos c¨¢lculos sit¨²an el corpus del Cunqueiro articulista (1930-1981) en unos 20.000 textos distribuidos en medio centenar de cabeceras.
¡°Este libro est¨¢ dirigido a un tipo de lector que a lo mejor no ha conocido mucho la obra de Cunqueiro y que da una visi¨®n panor¨¢mica de ¨¦l¡±, se?ala C¨¦sar Cunqueiro, hijo del escritor. ¡°Ayuda a entender su personalidad, la de un escritor sin g¨¦nero¡±, completa Somovilla. O un escritor que era un g¨¦nero en s¨ª mismo. ¡°A mis lectores cuento mi sorpresa o preocupaci¨®n del d¨ªa, el recuerdo del ¨²ltimo viaje [¡] y de todo ello quiero deducir y mostrar que la vida es inmensamente rica y que el aburrimiento es una traici¨®n¡±, escribi¨® en mayo de 1964 en el Faro de Vigo, el peri¨®dico en el que m¨¢s colabor¨® y que dirigi¨® cinco a?os (1965-1970). Cunqueiro se permit¨ªa algo impensable en la prensa de hoy: colaborar a la vez en medios rivales.
El libro que acaba de publicarse est¨¢ dividido en 10 ¨¢reas y se abre con el primer escrito de Cunqueiro, un soneto titulado De un libro, publicado en un semanario de su ciudad y escrito en gallego. ¡°?l siempre dec¨ªa que su lengua materna y esencial para expresarse era el gallego, pero como profesional escrib¨ªa tambi¨¦n en castellano porque as¨ª llegaba a m¨¢s gente¡±, a?ade Somovilla. Como ocurre con el Cunqueiro novelista de Merl¨ªn y familia y Las cr¨®nicas del sochantre, su escritura period¨ªstica es una delicia, aunque ¡°a veces puedan parecer sus frases endiabladas, por tantas subordinadas e incisos y las citas de santos y personajes hist¨®ricos¡±, admite Somovilla. ¡°Ante todo, ¨¦l se consideraba poeta, hay art¨ªculos que podr¨ªan ser poemas en prosa¡±, a?ade. Y el primer verso ser¨ªa el t¨ªtulo: Tierras que fueron, Historias con sirena dentro, Volando con el trueno¡ El punto de partida, en boca del propio Cunqueiro, era siempre el mismo: ¡°Hacer cotidiano lo fant¨¢stico, aun a costa de te?ir de fant¨¢stico lo real¡±.
Este tipo de afirmaciones ha llevado quiz¨¢s a ¡°una lectura t¨®pica de Cunqueiro¡±, apunta su hijo. ¡°Que toda su obra es imaginaci¨®n y fantas¨ªa, un an¨¢lisis que ya me aburre. Hoy cabe una visi¨®n m¨¢s profunda, la de que sus obras son un inmenso diario, con una visi¨®n del mundo compleja¡±. Esa bruma entre lo real y lo fabuloso? de sus escritos la traduce su hijo en ¡°textos liberados de espacio y tiempo, en los que todo se transforma¡±.
Por encima de estas consideraciones, es palmario que ¡°en toda su obra Galicia era el paisaje de fondo, aunque hablase de Simbad el Marino¡±, a?ade el ant¨®logo. Y unido a Galicia, el Camino de Santiago, ¡°una de las venas mayores de Europa¡±, dec¨ªa. Al pasar de los a?os incluye 17 art¨ªculos de su ruta jacobea, de Roncesvalles a Santiago, que realiz¨® en coche y le dej¨® un tanto desolado. Era, a comienzos de los sesenta, un Camino en el que apenas hab¨ªa peregrinos y las condiciones del recorrido no les ayudaban nada.
De las cuitas del alma a las del cuerpo. Solo alguien como ¨¦l pod¨ªa escribir sobre curanderos y sanadores en revistas cient¨ªficas, como Tribuna m¨¦dica y Jano, donde dio cuenta de las diferencias entre amuletos y talismanes y de la especuloterapia o curaci¨®n por espejos. Y prob¨® de estas medicinas haciendo pron¨®sticos de los partidos de f¨²tbol de los equipos gallegos con una vieja baraja de tarot. En un giro t¨ªpicamente cunqueiriano, publicaba sus vaticinios en el?Faro de Vigo y los explicaba en El Progreso de Lugo.
Esta recopilaci¨®n de art¨ªculos incluye una cronolog¨ªa en la que se se?alan dos puntos controvertidos de su vida. Pas¨®, de joven, de proclamarse galleguista y republicano a, con la Guerra Civil, convertirse en adepto al r¨¦gimen, hasta llegar a subdirector de V¨¦rtice, publicaci¨®n de Falange. ¡°Empezada la guerra, envi¨® una carta a un amigo periodista, Augusto Ass¨ªa, en la que se ve que tiene dudas¡¡±, se?ala Somovilla. ¡°?l era una persona conservadora, cat¨®lico, respetaba las tradiciones¡ Creo que intervino el instinto de supervivencia¡±. Ambivalente, dej¨® dos declaraciones: ¡°Nunca fui franquista. Fui esc¨¦ptico ante el [franquismo]¡± y ¡°soy antimarxista visceral¡±.
Sin embargo, Cunqueiro ¡°cay¨® en sus contradicciones y acab¨® siendo v¨ªctima del franquismo¡±. Se refiere a los dos sucesos ¡°de picaresca¡± por los que fue, primero, expulsado de Falange ¡°por un episodio de venta fraudulenta¡±, dec¨ªa la solicitud, y m¨¢s adelante, del registro de periodistas ¡°por cobrar un adelanto de un trabajo que no realiz¨®¡±. Somovilla cuenta que el proceso ¡°se hizo con sa?a, se envi¨® una nota a los medios para que dieran cuenta en portada, en ese papel estaba tachada la palabra ¡®expulsado¡¯ por ¡®eliminado¡±.
Rehabilitado en 1962, Cunqueiro fue periodista hasta el ¨²ltimo parpadeo. ¡°Lo recuerdo casi ciego dictando art¨ªculos gracias a su memoria¡±, rememora su hijo. El mindoniense se fue un 28 de febrero de hace 39 a?os. Se publicaron tres art¨ªculos p¨®stumos y las campanas de la catedral de Mondo?edo doblaban en honor de quien aseguraba que su intenci¨®n como escritor era ¡°encantar con la palabra, como el encantador de serpientes con la flauta¡±.
Babelia
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