Asimov contra Bradbury: una batalla latinoamericana
Seis escritores debaten sobre el valor de los dos titanes de la ciencia ficci¨®n. El ganador del duelo, impulsado por la FIL, tendr¨¢ una lectura p¨²blica de su obra durante el D¨ªa del Libro
La Feria Internacional del libro de Guadalajara (FIL) ha abierto un debate alien¨ªgena: ?Isaac Asimov o Ray Bradbury? Hasta el final de la semana, se podr¨¢ votar a trav¨¦s de sus redes sociales y en su web a favor de uno de los dos titanes de la ciencia ficci¨®n nacidos en el mismo a?o ?1920?, pero padres de dos c¨¢nones muy diferentes. El ganador ser¨¢ premiado con una lectura p¨²blica de su obra cumbre ?Fundaci¨®n o Cr¨®nicas marcianas??durante el D¨ªa del Libro, el pr¨®ximo 23 de abril, en la Rambla Catalu?a. El PA?S traslada el debate a seis escritores latinoamericanos. ?Las matem¨¢ticas como el or¨¢culo de la fundaci¨®n y descomposici¨®n de la humanidad; o la colonizaci¨®n de Marte a golpe de poes¨ªa, nostalgia, inocencia y fantas¨ªa? ?Asimov o Bradbury?
Mariana Enr¨ªquez (Argentina)?¡°Bradbury ha puesto en Cr¨®nicas marcianas sus largos domingos vac¨ªos, su tedio americano, su soledad¡±
Bradbury es un escritor del que soy fan desde que le¨ª por primera vez El pa¨ªs de octubre. Son cuentos de terror, inquietantes, inteligentes, l¨ªricos; una belleza. Creo que Cr¨®nicas marcianas est¨¢ a la altura. Comparto lo que dijo Borges en el pr¨®logo para la edici¨®n argentina: ?C¨®mo pueden tocarme estas fantas¨ªas y de una manera tan ¨ªntima? Toda literatura (me atrevo a contestar) es simb¨®lica; hay unas pocas experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para transmitirlas, recurra a lo "fant¨¢stico" o a lo "real", a Macbeth o a Rask¨®Inikov, a la invasi¨®n de B¨¦lgica en agosto de 1914 o a una invasi¨®n de Marte. ?Qu¨¦ importa la novela, o noveler¨ªa, de la science fiction? En este libro de apariencia fantasmag¨®rica, Bradbury ha puesto sus largos domingos vac¨ªos, su tedio americano, su soledad¡±.
Francisco Ortega (Chile).?¡°Asimov fue el primer best seller de la anticipaci¨®n. Sin Asimov no hay Philip K. Dick; no hay Marvel; no hay Star Trek ni Star Wars¡±
Suele decirse que Asimov era el menos literario de la triada cl¨¢sica de la ciencia ficci¨®n, esa suerte de canon completado por Arthur C. Clarke y Ray Bradbury. Y es cierto, Bradbury y Clarke siempre fueron m¨¢s escritores, con una voz narrativa reconocible y una personalidad ¨²nica, dif¨ªciles de clonar. Sobre todo Bradbury, tal vez el gran poeta de la cifi. Insisto, todo eso es verdad, salvo por el detalle de que Bradbury es un escritor de fantas¨ªa que coquete¨® con la ciencia ficci¨®n, un g¨¦nero en s¨ª mismo, y Clarke un divulgador cient¨ªfico que aprendi¨® a contar historias; mientras Asimov es, fue y ser¨¢, el esp¨ªritu m¨¢s puro de la ciencia ficci¨®n. Entiendo que hoy sus detractores se sumen por montones. Defender la prosa exagerada, lenta, in¨²tilmente descriptiva y pobre en recursos est¨¦ticos y estil¨ªsticos de Asimov es una tarea dura, pero lo hago, porque Asimov es por lejos el autor que mejor define lo que es la ciencia ficci¨®n. ?Hasta nombre alien¨ªgena ten¨ªa! Asimov no invent¨® la cifi como g¨¦nero pero deline¨® como hoy la entendemos. Construy¨® con sus limitaciones literarias el universo m¨¢s completo y aunque suene redundante, universal de la anticipaci¨®n. Ideas como imperio gal¨¢ctico, federaciones planetarias, mutantes, hiperespacio y rob¨®tica son su legado. Sin Asimov no hay Philip K. Dick y sin Philip K. Dick no hay cyberpunk; sin Asimov no hay Marvel y sin Marvel no hay todo lo que hoy revienta las taquillas; sin Asimov no hay Star Trek ni Star Wars y sin Star Trek ni Star Wars no hay consolidaci¨®n masiva de la cifi. Asimov fue el primer best seller de la anticipaci¨®n, quien abri¨® el nicho y le dio lectores a Bradbury.
?Alberto Chimal (M¨¦xico)?¡°La obra de Bradbury es una exploraci¨®n de qu¨¦ significa la tradici¨®n americana hecha de m¨²ltiples migraciones y violencias, incluso cuando estas son invisibles para muchos¡±
?Bradbury y Asimov tienen ¨Ccada a uno a su manera¨C importancia en la literatura de su pa¨ªs, y del mundo; pero de los dos, Bradbury era el mejor escritor: el que m¨¢s se preocupaba por intentar algo nuevo y memorable mediante el lenguaje. Lo que hizo fue ¨Ccomo muchos otros grandes de su pa¨ªs, desde Shirley Jackson hasta Bob Dylan¨C retomar partes del habla y la cultura popular de su pa¨ªs y transformarlos en algo distinto. El componente esencial de sus grandes obras es, invariablemente, alg¨²n tipo de americana, uno o varios de los elementos culturales tradicionales: desde el pay de manzana hasta el b¨¦isbol, desde los cohetes espaciales hasta la fiesta de Halloween, que para el siglo XX se hab¨ªan vuelto patrimonio oficial incluso de poblaciones estadounidenses que no eran de origen europeo. Su obra es una exploraci¨®n de qu¨¦ significa esa tradici¨®n hecha de m¨²ltiples migraciones y violencias, incluso cuando estas son invisibles para muchos. Y si en sus ¨²ltimos a?os se volvi¨® conservador y rechaz¨® las partes m¨¢s progresistas de la literatura que ¨¦l mismo hab¨ªa ayudado a engendrar, siempre escribi¨® desde una perspectiva humanista y apasionada por el arte y por el mundo.
Michelle Roche Rodr¨ªguez (Venezuela).?¡°Bradbury inscribe en el firmamento un discurso moral sobre la relaci¨®n que ha establecido la humanidad con el mundo, las formas como comprende y trata a la otredad¡±
Los relatos de Cr¨®nicas marcianas de Ray Bradbury son cl¨¢sicos por su prosa sucinta que con pocos adjetivos describe atm¨®sferas ignotas, como las praderas de Marte. Pero lo principal es c¨®mo narra las relaciones entre los personajes y el planeta que en la vida real nunca ha pisado nadie; son met¨¢foras de c¨®mo tratamos los recursos y a los habitantes de la Tierra. Los textos de la serie Fundaci¨®n de Isaac Asimov me interesan menos, obsesionado como est¨¢ el autor con describir las maneras en que la electr¨®nica podr¨ªa condicionar (o condiciona ya) nuestra vida. Antes de preocuparme por las implicaciones psicol¨®gicas o ¨¦ticas de las relaciones entre humanos y androides, incluso si describen plausibles teor¨ªas de la conspiraci¨®n, prefiero evaluar mi responsabilidad individual o como parte de la especie humana en la denigraci¨®n del otro. Esto me lo permite la obra de Bradbury. A diferencia de Asimov, ¨¦l inscribe en el firmamento un discurso moral sobre la relaci¨®n que ha establecido la humanidad con el mundo que le rodea, las formas como comprende y trata a la otredad y las consecuencias que ha tenido la explotaci¨®n del ambiente y las personas.
Ramiro Sanch¨ªz (Uruguay).¡°La voz de Bradbury, el eterno humanista tecn¨®fobo, es en el fondo la de la reacci¨®n. Asimov, por el contrario, crey¨® siempre en el futuro¡±
Me quedo con Asimov, sin duda alguna. Ante todo por razones afectivas: gracias a Asimov descubr¨ª la ciencia ficci¨®n y la fantas¨ªa all¨¢ por 1992, y si bien mi fascinaci¨®n por sus novelas y cuentos ha cambiado varias veces desde entonces, todav¨ªa estoy convencido de que no hay puerta de entrada al g¨¦nero m¨¢s adecuada que los mejores cuentos de Asimov, La ¨²ltima pregunta, El ni?o feo, Anochecer. En cuanto a Bradbury, tengo para m¨ª que, como pasa con Black Mirror, la suya es el tipo de ciencia ficci¨®n que aprecian los lectores que no frecuentan la ciencia ficci¨®n. Y, de hecho, en t¨¦rminos de pol¨ªtica literaria, dado que todos sus recursos son tan consabidos como visibles y desmontables sin esfuerzo, dado que su postura hacia lo literario es, en ¨²ltima instancia, totalmente conservadora, es f¨¢cil invocar a Bradbury a la hora de pretender postular la validez en t¨¦rminos ¡°estrictamente literarios¡± de la ciencia ficci¨®n. Hace m¨¢s de cincuenta a?os esto era necesario; ahora ya no lo es. La voz de Bradbury, el eterno humanista tecn¨®fobo, es en el fondo la de la reacci¨®n. Asimov, por el contrario, crey¨® siempre en el futuro.
Bernardo Esquinca (M¨¦xico)?¡°Bradbury lo supo siempre, como ahora lo sabemos nosotros, aunque no queramos aceptarlo: los aut¨¦nticos aliens somos los humanos¡±
Cr¨®nicas marcianas es el ¨²nico libro que he le¨ªdo m¨¢s de tres veces. Lo he hecho en distintos momentos de mi vida, por lo que he podido comprobar que, lejos de envejecer, nunca pierde vigencia. La prosa l¨ªrica de Ray Bradbury y la profundidad de su mensaje contin¨²an inquietando y conmoviendo en tiempos en los que hemos perdido el asombro. Mientras Hollywood se empe?a en inundar el imaginario colectivo con la interminable y cada vez m¨¢s insulsa saga de Star wars, el mundo marciano que Bradbury plasm¨® hace setenta a?os, con sus casas de columnas de cristal, su mar f¨®sil y sus tel¨¦fonos que suenan en ciudades vac¨ªas, resiste como un triunfo de la imaginaci¨®n. ?l lo supo siempre, como ahora lo sabemos nosotros, aunque no queramos aceptarlo: los aut¨¦nticos aliens somos los humanos.
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