No teman a Joyce Carol Oates
'Persecuci¨®n', novela extra?amente corta en esta autora, la reconfirma de nuevo como maestra de la literatura de la violencia
La primera buena noticia es que Joyce Carol Oates ha escrito un libro de 220 p¨¢ginas y eso, en alguien que va de millar en millar, es de agradecer para sus incondicionales.
Pero eso es solo un factor. Persecuci¨®n, esta mininovela en t¨¦rminos oatianos reci¨¦n publicada por Gatopardo, reconfirma de nuevo a la norteamericana como la maestra imbatible de la literatura de la violencia y la abrasi¨®n psicol¨®gica del suspense bien conducido.
Joyce Carol Oates (Lockport, Nueva York, 1938) ha desbordado los g¨¦neros y se define a s¨ª misma como una autora realista con toques g¨®ticos, surrealistas y de humor negro, pero su inclinaci¨®n tem¨¢tica a los cr¨ªmenes, a los abusos sexuales, al incesto, al retrato de asesinos y v¨ªctimas y a las brumas del thriller psicol¨®gico, en suma, la ha puesto especialmente en el lado de esta literatura de la violencia. Por la ansiedad y la tensi¨®n que destilan sus textos, por el retrato de la falsa moral, por el lirismo que aplica al horror, por la perturbaci¨®n literaria del sue?o americano y por la presencia habitual de asesinos, trastornados o villanos en sus obras, Oates suele ser la pintora de una Am¨¦rica feroz. Lo hizo en Blonde, al decorar la vida y muerte de Marilyn Monroe de todos los sue?os, necedades, estallidos de ilusiones y desilusiones que acompa?aron a la gran artista en su contexto. Lo hizo en Un libro de m¨¢rtires americanos, donde puso el espejo en el que se miran a cara de perro las dos Am¨¦ricas de hoy. Lo hizo en Mam¨¢, en Infiel, en La hija del sepulturero, en Qu¨¦ fue de los Mulvaney o en cualquiera de las decenas de obras que ha ido produciendo a un ritmo insultante para el resto de los mortales.
Y ha vuelto a hacerlo en esta Persecuci¨®n, la historia de una joven traumatizada en su ni?ez cuyas pesadillas inconexas apenas esbozan la tragedia que sufri¨® y que se le oculta a ella tanto como al lector. Oates excava ¨Ccomo siempre- poco a poco. Fija el foco en la chica para a partir de ah¨ª cambiar el lugar, el tiempo y el due?o de la mirada de ese zoom que a veces aleja y a veces acerca su objetivo, que a veces se torna borroso y a veces n¨ªtido, que a veces aclara y a veces emborrona, en un juego narrativo en el que Oates es la diosa. El lector puede avanzar as¨ª en saltos o paseos peque?os, adelante y atr¨¢s, merodeando siempre en torno a esa chica fr¨¢gil cuyo rastro a veces cree perder, pero sin soltarla nunca. Ella es la maestra de esa t¨¦cnica.
Los recuerdos de Abby, la protagonista, son borrosos, pero ese mismo foco lo va a manejar a ratos su marido, a ratos su padre, a ratos su madre, hasta que entre todos compongan la foto completa. Y es as¨ª como quien se cree vagabunda, abandonada y quien recuerda esqueletos nos va a llevar a un infierno pesaroso, pero mucho m¨¢s complejo, que solo nosotros y ella debemos descubrir.
Repite Oates el argumento de un soldado regresado de Irak ¨Cque trat¨® ampliamente en Carthage- y esta es una pega l¨®gica en quien suele escribir dos libros al a?o, pero altamente evitable.
M¨¢s all¨¢ del factor repetici¨®n, queda en Persecuci¨®n el sabor de boca de quien rumia la felicidad y no puede alcanzarla por los lastres misteriosos que la encadenan al pasado, la dificultad de dejarse llevar por el placer, la convicci¨®n de no merecer el amor, de estar maldita, de quedarse atrapada en las brumas confusas del pasado, en el delirio, la descomposici¨®n de la distancia entre realidad y recuerdo y la dif¨ªcil construcci¨®n de la verdad para avanzar. Y todo esto, no es poco.
Por ello, a los que disuaden las mil p¨¢ginas que suele disparar por novela, no teman esta vez a Carol Oates. En dosis peque?as funciona tambi¨¦n.
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Autora: Joyce Carol Oates.
Traducci¨®n: Patricia Ant¨®n.
Editorial: Gatopardo, 2020.
Formato: tapa blanda (220 p¨¢ginas, 19,90 euros).
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