Kit de supervivencia cultural para el encierro (d¨ªa 13)
'Babelia' recomienda los mejores libros, discos, pel¨ªculas, series, c¨®mics y videojuegos para disfrutar en casa
![Kurt Russell en 'La Cosa', de John Carpenter.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NELSY7KMHQOAUIBC6ZZYXCY43Q.jpg?auth=c7deae3f93d82a879b28e53d5dd51818e4870b3cfcb7f0bbef260f200ac93c4c&width=414)
Babelia propone un libro, un disco, una pel¨ªcula, una serie, un c¨®mic y un videojuego cada d¨ªa, mientras dure el confinamiento en los hogares y la par¨¢lisis del sector del ocio, para poder disfrutar de la cultura desde casa.
UN C?MIC: Evan M. Cohen
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WLY3D563PVOGHEKB4FD2HOWGFE.jpg?auth=38522d89b9c598c8703b31cbe986e469f16f041faf4942fcc3358b75455dcfc4&width=414)
Existe la creencia fundada ¨Cy, si se me permite, l¨®gica, habida cuenta de su deriva tradicional¨C de que el c¨®mic es un arte y un medio fundamentalmente narrativo. De hecho, muchos de los que han buscado infructuosamente una definici¨®n estricta del medio han incluido la obligatoriedad de su car¨¢cter narrativo. Sin embargo, la expresi¨®n visual del c¨®mic se revuelve ante cualquier definici¨®n y busca romper moldes continuamente: ?por qu¨¦ es necesario contar una historia??Por qu¨¦ no aprovechar el potencial de la historieta para ir m¨¢s all¨¢, para abrazar la abstracci¨®n, para provocar respuestas puramente sensitivas y emocionales desde el dibujo? Preguntas que durante todo el siglo XX estuvieron en el aire, desde los trabajos de George Herriman hasta los de Edmond Baudoin, pero que en los ¨²ltimos a?os han encontrado respuestas desde un activo colectivo de j¨®venes artistas que explora nuevos caminos para el comic: desde la abstracci¨®n pura (cuyo mejor exponente puede ser Robert Mass¨®) a la pujante l¨ªnea que lleva la po¨¦tica al lenguaje del c¨®mic, la poes¨ªa gr¨¢fica.
Con autoras como Bego?a Garc¨ªa Al¨¦n o Mar¨ªa Medem, el c¨®mic est¨¢ encontrando que los ritmos de un poema pueden ser traducidos en im¨¢genes y colores. Un buen ejemplo puede ser Evan M. Cohen, un autor que desde Instagram juega con ret¨ªculas fijas de vi?etas para hacer sugerentes piezas que usan el color y las l¨ªneas para generar sutiles ritmos visuales. Sus obras no se leen, se experimentan; no hay historia, hay sensaciones, emociones que es dif¨ªcil explicar. Trampantojos donde la percepci¨®n cambia y muta seg¨²n cambiamos el foco de la p¨¢gina a la vi?eta. El contraste radical de colores no provoca cacofon¨ªas visuales, sino que consigue su propia r¨ªtmica, creando lecturas puramente crom¨¢ticas. Mandalas visuales en los que hay que perderse para aparecer en otros mundos. ?lvaro Pons
Los trabajos de Evan M. Cohen pueden verse en su cuenta de Instagram.
UNA CANCI?N: Grenzen der Menschheit, de Franz Schubert
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Escrutadores de otras galaxias, creadores de inteligencia artificial, impunes destructores de la naturaleza, nos cre¨ªamos casi dioses: hasta que un virus microsc¨®pico nos ha puesto en nuestro sitio, nos ha devuelto a la realidad y ha globalizado nuestro confinamiento. Johann Wolfgang von Goethe public¨® por primera vez su poema Grenzen der Menschheit (L¨ªmites de la humanidad) en sus Escritos de 1789, donde aparece junto a otras odas de fuerte impronta hel¨¦nica, como Prometeo, Ganimedes y Lo divino. Conviene recordar ahora, por pertinentes, algunos de sus versos. Segunda estrofa: ¡°Porque ning¨²n ser humano / deber¨ªa medirse / con los dioses. / Si se eleva hacia lo alto / y toca / las estrellas con su cabeza, / sus pies inciertos / pierden su sost¨¦n, / y nubes y vientos / juegan con ¨¦l¡±. Cuarta: ¡°?Qu¨¦ diferencia / a los dioses de los seres humanos? / Que muchas olas / avanzan ante ellos, / una eterna corriente: / la ola nos levanta, / la ola nos engulle, / y nos hundimos¡±. Y el envoi conclusivo, de claras resonancias hom¨¦ricas: ¡°Un peque?o anillo / delimita nuestra vida, / y muchas generaciones / se suceden constantemente / como eslabones en la cadena infinita / de la existencia¡±.
Franz Schubert se enfrent¨® al universo pante¨ªsta de Grenzen der Menschheit en 1821, creando a su vez un ente perfectamente org¨¢nico que va traduciendo los sucesivos elementos centrales de cada estrofa (fuego, aire, tierra, agua) con distintos procedimientos musicales hasta poblar gr¨¢ficamente de blancas y redondas la partitura al traducir con sonoros acordes el ¡°peque?o anillo¡± y los eslabones de la ¡°cadena infinita¡± final. Goethe y Schubert nos marcan los l¨ªmites que, como seres humanos, no podemos ¨Cni debemos¨C traspasar. Esta extraordinaria canci¨®n est¨¢ escrita para una voz grave masculina y hay que escuchar su presciente clamor, a ser posible, a los m¨¢s grandes: l¨¦ase Hans Hotter o Dietrich Fischer-Dieskau. Luis Gago
Franz Schubert. Grenzen der Menschheit. M¨²ltiples versiones disponibles en Spotify, Apple Music y otras plataformas.
UN LIBRO: Samaranch. El deporte del poder, de Jaume Boix y Arcadi Espada
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?Por qu¨¦ iba nadie a dedicar dos d¨ªas de su confinamiento a leer una biograf¨ªa de Juan Antonio Samaranch? Por muchos motivos: porque en julio se cumplen 100 a?os de su nacimiento y en abril 10 de su muerte; porque acaban de aplazarse los Juegos de Tokio y ¨¦l ¨Cpresidente del COI entre 1980 y 2001¨C fue, con el bar¨®n de Coubertain, la figura m¨¢s importante del olimpismo moderno, es decir, del marketing y la geopol¨ªtica aplicados al deporte. Tambi¨¦n porque fue el espa?ol m¨¢s influyente en la China contempor¨¢nea seg¨²n una lista publicada en 2006 por el Diario del Pueblo. Compart¨ªa palmar¨¦s con Marx, Freud, Marie Curie o Bill Gates. Por todo eso, pero sobre todo porque el libro, publicado en 1999, es una obra maestra. De haberlo firmado dos periodistas del New Yorker estar¨ªa considerado un cl¨¢sico del g¨¦nero.
Los que todav¨ªa creen que las olimpiadas vienen de Par¨ªs y que no hubo catalanes franquistas har¨¢n bien en seguir a Boix y Espada relatando la carrera de un eminente falangista barcelon¨¦s que aprovech¨® su puesto como primer embajador espa?ol en Mosc¨² tras la dictadura para recomponer un COI arruinado y ba?arlo en d¨®lares. ?C¨®mo? Acabando con el boicot pol¨ªtico de la Guerra Fr¨ªa y con el hip¨®crita amateurismo deportivo de la posguerra: la tele paga por los mejores, abran paso al dream team. Los autores convierten en gran literatura todo lo que tocan, ya se trate de las disputas entre Adidas y Puma, los tejemanejes de la candidatura de Barcelona o las corruptelas de Salt Lake City. Como dijo uno de los directivos de International Sports & Leisures, la gestora del programa comercial del COI: ¡°Solo hay cuatro cosas que cruzan todas las fronteras: el deporte, la m¨²sica, la violencia y el sexo. Es dif¨ªcil encontrar patrocinador para la violencia y el sexo¡±. Ahora sabemos que hay una quinta. Y que suena ol¨ªmpica: el Covid-19. Javier Rodr¨ªguez Marcos
Samaranch. El deporte del poder. Jaume Boix y Arcadi Espada. Espasa. Est¨¢ disponible en Amazon, Fnac, Casa del libro e Iberlibro.
UNA PEL?CULA: La cosa, de John Carpenter
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Otro cl¨¢sico del cine de ciencia ficci¨®n y de las historias f¨ªlmicas de supervivientes. En 1982 John Carpenter revis¨® un guion de Howard Hawks, y le dio una descomunal vuelta de tuerca para contar una historia claustrof¨®bica: la de una remota estaci¨®n ant¨¢rtica en la que, al descongelar a un extraterrestre, empiezan a desaparecer los trabajadores. El bichejo cuenta con una ventaja: su capacidad de mimetizarse con otros seres vivos. Con m¨²sica de Ennio Morricone, con un Kurt Russell en su plenitud y con Carpenter dirigiendo la que es su pel¨ªcula propia favorita, La cosa devino en obra maestra. La construcci¨®n de la tensi¨®n es de manual para futuros cineastas, con el espectador acompa?ando al personaje de Russell en su lucha tanto por acabar con el extraterrestre como por sobrevivir ¨¦l mismo.
En su momento, La cosa no tuvo un buen recibimiento. Es m¨¢s, por iron¨ªas del destino, se estren¨® el mismo d¨ªa en Estados Unidos que Blade Runner: ambas recibieron cr¨ªticas negativas y no empezaron bien en taquilla, hasta que a?os despu¨¦s los aficionados al g¨¦nero las consideraron sendos cl¨¢sicos. Kurt Russell merece un comentario aparte: pocos como ¨¦l pueden ser definidos como aut¨¦nticos hijos de Hollywood (entre ese resto hay casos tan sorprendentes como el de Ron Howard). Hablamos de un actor que empez¨® de cr¨ªo en la factor¨ªa Disney, con 11 a?os, y ha seguido trabajando hasta la actualidad a sus 69 a?os (su ¨²ltimo estreno ha sido ?rase una vez¡ en Hollywood). Una pel¨ªcula de supervivientes con un superviviente dentro que cuece su trama en la paranoia de la Guerra Fr¨ªa: dif¨ªcil superar a?La cosa. Gregorio Belinch¨®n
La cosa. John Carpenter. 1982. La pel¨ªcula est¨¢ disponible en Rakuten TV y Google Play.
UNA SERIE: Dead Set
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La casa de Gran Hermano, cerrada a cal y canto, con todas sus c¨¢maras que graban las 24 horas del d¨ªa y sus concursantes encerrados entre unas paredes donde todo se magnifica, resulta ser el lugar m¨¢s seguro cuando se desata el apocalipsis zombi. Antes de crear Black Mirror, Charlie Brooker tuvo una idea terror¨ªficamente retorcida que plasm¨® en esa miniserie de cinco episodios para la cadena brit¨¢nica E4 que es Dead Set (2008). Seguro que Brooker nunca imagin¨® que en 2020, una pandemia har¨ªa que su serie fuera tan citada. Porque, hasta hace pocos d¨ªas, mientras el resto del mundo se paralizaba casi de golpe por el coronavirus, los concursantes de varios realities de diferentes pa¨ªses permanec¨ªan ajenos a lo que ocurr¨ªa fuera. Tampoco los famosos de Supervivientes conoc¨ªan la realidad hasta la semana pasada. Casi se podr¨ªa decir que la mente retorcida de Brooker adelant¨® el futuro con m¨¢s acierto en Dead Set que en la mayor¨ªa de los cap¨ªtulos de Black Mirror.
La historia arranca en una noche de expulsi¨®n en Big Brother, el Gran Hermano brit¨¢nico. Mientras el caos se desata fuera, los habitantes de la casa permanecen ajenos a todo. Aunque, inevitablemente, ese caos tambi¨¦n les terminar¨¢ alcanzando. El resultado es una serie no apta para est¨®magos d¨¦biles en la que la acci¨®n se desarrolla a la misma velocidad vertiginosa a la que se mueven estos muertos vivientes, sedientos de sangre, hambrientos de v¨ªsceras y muy ruidosos. La serie, que Filmin hoy ha recuperado para el streaming espa?ol muy h¨¢bilmente, es muy disfrutable y est¨¢ de m¨¢s actualidad que nunca. Eso s¨ª, solo recomendada para quienes gusten del g¨¦nero zombi. Natalia Marcos
Dead Set. Charlie Brooker. E4, 2008. Los cinco episodios de la serie se pueden ver en Filmin.
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La pistola de portales lanza un primer disparo naranja que genera un portal en una pared o en el suelo. Luego, la pistola de portales lanza un disparo azul que genera un segundo portal. Si entras por uno de los portales, sales por el otro. Tan simple como eso. Y tan revolucionario.
En 2007 Valve Corporation dio la vuelta al concepto de la f¨ªsica en los videojuegos con Portal, un juego simple en apariencia y premisa (una mujer, Chell, que despierta en un laboratorio y a la que una implacable inteligencia artificial somete a pruebas a cambio de un pedazo de tarta), pero infinito en sus posibilidades y su influencia. Un juego de puzles en primera persona que se jugar¨¢ durante d¨¦cadas. En 2011 vio la luz una secuela igualmente soberbia, que expand¨ªa el universo del juego y profundizaba sin complejos en las mec¨¢nicas (y tambi¨¦n en su enrevesado humor). Pero el primer Portal, en muchos sentidos, lo cambi¨® todo. Como pod¨ªamos ver en una pintada furtiva escrita con sangre, ¡°La tarta es una mentira¡±. Jorge Morla
Portal. Valve Corporation, 2007. El juego est¨¢ disponible para Microsoft Windows, PlayStation 3, Xbox 360, OS X, Linux y Android.
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