La tauromaquia no tiene que pedir perd¨®n por existir (a pesar de todo)
El sector debe exigir sus derechos ante el Gobierno menos taurino de la democracia
Sea cual sea el futuro de la tauromaquia, no tiene que pedir perd¨®n por existir.
Aunque el destino le tenga reservada la fatalidad de que no pueda superar finalmente las graves heridas que le ha inferido el dichoso virus y se vea obligada a desaparecer¡ Aunque esa posibilidad se pudiera producir, no tiene motivo alguno para pedir perd¨®n.
Aunque puedan tener raz¨®n quienes piensan que la fiesta de los toros corre el riesgo de morir por inanici¨®n a causa del olvido, el abandono y la desidia del Gobierno, que tiene la obligaci¨®n legal de ampararla y promoverla¡
Se pongan como se pongan los antitaurinos, tanto los que respetuosa y p¨²blicamente manifiestan su rechazo como aquellos otros que se esconden en el cobarde anonimato de las redes sociales para proferir insultos y mostrar lo rastrero que puede llegar a ser el ser humano¡ Se pongan como se pongan, los aficionados a los toros no tienen motivo alguno para pedir perd¨®n.
"Al igual que una gallina sirve para un buen caldo, el toro existe para la lidia" (J. Vidal)
Es tan fuerte la corriente antitaurina que no es extra?o que a muchos amantes de la tauromaquia les asalte un cierto complejo de culpa cuando se ven calificados como ¡®torturadores¡¯, ¡®psic¨®patas¡¯ o delincuentes.
Pues, no. Un aficionado taurino no es un desecho humano porque disfrute y se emocione con la lidia de un animal bravo frente a un ser humano heroico que se juega la vida en el empe?o.
Ya lo ha dejado dicho el Tribunal Constitucional: la diversidad de opiniones no condiciona el car¨¢cter cultural de la tauromaquia; es decir, que hay que distinguir entre el gusto de cada uno y la libertad.
Y no se trata, a estas alturas, de ofrecer cada d¨ªa una monta?a de datos para justificar la existencia de los toros, como si ello fuera necesario para acallar la propia conciencia dolida de cada aficionado.
Ya est¨¢ bien de repetir una y mil veces que la tauromaquia forma parte de la historia de este pa¨ªs, y de la tradici¨®n y el sentimiento de millones de personas; que es un sector econ¨®mico de primer orden que emplea y crea riqueza; que el toro, animal tot¨¦mico, existe porque la fiesta est¨¢ viva, que es un guardi¨¢n de la dehesa, un agente medioambiental y un luchador contra el cambio clim¨¢tico.
Ya est¨¢ bien de justificaciones. Porque todas suenan tristemente al adagio latino excusatio non petita, accusatio manifesta. Basta, pues, de excusas, aun siendo reales, porque todas suenan a acusaciones.
Lo repet¨ªa muy gr¨¢ficamente el maestro Joaqu¨ªn Vidal: "Al igual que una gallina sirve para hacer un buen caldo, el toro existe para la lidia en la plaza".
Y se acabaron las explicaciones.
Quien no se sienta atra¨ªdo por la fiesta, que no acuda a las plazas y que deje vivir en paz a quienes disfrutan con ella. Que otros muchos no est¨¢n de acuerdo con la castraci¨®n animal de perros y gatos ni con la vida canina entre cuatro paredes de un piso, y no por ello lideran una campa?a contra el mascotismo imperante.
El sector taurino a¨²n espera la respuesta de Cultura a sus peticiones
Eso s¨ª, la aparici¨®n del virus ha coincidido en el tiempo con el Gobierno menos taurino de la democracia, motivos ambos suficientes para la preocupaci¨®n sobre el futuro de la fiesta.
El pasado 22 de abril, representantes del sector taurino se reunieron con el Ministerio de Cultura, al que han presentado un documento ¡ªavalado por 600 entidades¡ª con 37 medidas para afrontar la grave crisis derivada del covid-19. Y ah¨ª ha quedado el eco de las buenas intenciones de la Administraci¨®n que a¨²n no se han plasmado en decisiones concretas.
Desde entonces, se ha reunido tres veces el Consejo de Ministros, y el pasado d¨ªa 5 aprob¨® distintas ayudas para las industrias culturales, sin expresi¨®n alguna de la tauromaquia. Ni siquiera est¨¢ claro que las prestaciones por desempleo acordadas para los artistas de espect¨¢culos p¨²blicos afecten a los toreros.
Este pasado mi¨¦rcoles, la Uni¨®n de Criadores de Toros de Lidia se reuni¨® con altos cargos del Ministerio de Cultura, y de la nota de los ganaderos se desprende que hubo o¨ªdos atentos, pero nada m¨¢s.
Nada bueno se barrunta en el horizonte. Ciertamente, el primer aviso fue demoledor: nueve metros cuadrados para cada espectador de un festejo taurino en la fase 3 de la desescalada, condici¨®n que no afecta a ning¨²n otro espect¨¢culo.
?Ser¨¢ verdad, entonces, que este Gobierno se pudiera estar planteando que sea el virus el que acabe con la fiesta?
Si eso fuera as¨ª, y as¨ª pudiera suceder, no ser¨¢ por decisi¨®n de los que mandan, sino por la pasividad de los afectados, m¨¢s preocupados de pedir perd¨®n que justicia.
Ni este ni ning¨²n gobierno prohibir¨¢ los toros para evitar una rebeli¨®n social ¡ªparecida a la que produjo la ley seca en EEUU¡ª a la que se unir¨ªan los que, sin ser aficionados, prefieren la libertad a la coacci¨®n. Si acaso, los pol¨ªticos ignorar¨¢n al sector y favorecer¨¢n su desaparici¨®n. Y ello solo ocurrir¨¢ si el sector lo permite. En otras palabras, si se limita a pedir perd¨®n por existir.
?Y todo esto a pesar de qu¨¦?
El sector taurino debe hacer valer todos sus derechos constitucionales a pesar de que no es un referente de unidad, compromiso, seriedad y confianza frente a la Administraci¨®n y sus propios clientes.
A pesar de que los taurinos son una mezcla de intereses enfrentados, y nunca en toda la historia, se han sentado para buscar puntos de uni¨®n. Bien es verdad que la fortaleza de la fiesta no lo hac¨ªa necesario, pero ahora s¨ª, y resulta, claro es, que est¨¢n desentrenados.
A pesar de que el sector prefiere llorar antes que estructurar una reconversi¨®n que se antoja imprescindible¡
A pesar de que todos los profesionales son conscientes ¡ªo deben serlo¡ª de que la soluci¨®n de la crisis actual debe partir de los que viven de la fiesta, porque no ser¨¢ este Gobierno, ni ning¨²n otro, el que ofrezca una mano amiga para levantarlos.
A pesar de que, a veces, desv¨ªen la atenci¨®n con pol¨¦micas absurdas y est¨¦riles, como la mantenida en las redes sociales por el torero Cayetano, que ha entrado al trapo de los comentarios de una actriz, y ha ofrecido publicidad gratuita a los antitaurinos.
En conclusi¨®n, que el toreo ser¨¢ lo que quiera ser; lo que decidan sus profesionales y los aficionados. Y solo desaparecer¨¢ el d¨ªa -ojal¨¢ no llegue- que sus clientes, cansados de estar hartos, le den la espalda.
Mientras tanto, nada de pedir perd¨®n. Por el contrario, hay que mostrar exigencia, orgullo y pasi¨®n por pertenecer a un colectivo de mujeres y hombres que rinden pleites¨ªa al toro. Am¨¦n.
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