Versos para la desescalada
Del ¨²ltimo Premio Loewe a una autopsia de la masculinidad (en estrofas), hacemos un repaso a los nuevos t¨ªtulos en el campo de la poes¨ªa
Cabr¨ªa preguntarse qu¨¦ sentido tiene hablar de poes¨ªa cuando los altavoces milenaristas, las estad¨ªsticas escalofriantes y los himnos a favor de la resiliencia empieza a sustituirse por una desescalada con cuatro fases y ocasional marcha atr¨¢s. Durante el confinamiento han podido comprobarse dos actitudes con respecto a la escritura en verso: la reivindicaci¨®n de su poder terap¨¦utico, a medio camino entre la medicina homeop¨¢tica y el b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s, y el elogio de su capacidad para acompa?arnos en el arresto domiciliario. Al fin y al cabo, la poes¨ªa convoca las dos condiciones necesarias en un di¨¢logo: la voz y la presencia, aunque se trate de una presencia encuadernada en r¨²stica o de una voz almacenada en los archivos virtuales. Ahora que hemos dejado entreabierta la puerta de casa, con un pie en el zagu¨¢n y el otro en vilo, quiz¨¢ sea el momento de concebir la l¨ªrica como una forma de despertar despu¨¦s de la anestesia general. As¨ª que abran bien los ojos ante las siguientes recomendaciones.
Entre el mito y el Me Too. El t¨ªtulo de Gavieras (Visor), con el que Aurora Luque (Almer¨ªa, 1962) ha obtenido el Premio Loewe de Poes¨ªa, supone un homenaje expl¨ªcito a Ana Santos Pay¨¢n, la a?orada fundadora de la editorial El Gaviero, y una defensa impl¨ªcita del papel que las mujeres han desempe?ado en la mitolog¨ªa y la historia. De hecho, a lo largo del libro encontramos numerosas figuras femeninas que no se limitan a atisbar el horizonte desde la gavia, sino que est¨¢n dispuestas a tomar el tim¨®n del discurso. En este cuaderno de bit¨¢cora, que recoge la singladura de una vida navegable y andariega, los dioses del pante¨®n hel¨¦nico y los signos ambiguos del consumo entablan una amena conversaci¨®n. Luque demuestra aqu¨ª de nuevo su habilidad para combinar en un peculiar c¨®ctel posmoderno la seducci¨®n del pasado y la incertidumbre del presente. Los gui?os a la cultura grecolatina y las referencias a la geopol¨ªtica contempor¨¢nea se enriquecen con citas intertextuales e intermediales que abarcan desde Safo hasta la cineasta Agn¨¨s Varda, pasando por Chantal Maillard, Antonio Machado o T. S. Eliot.
Ese reciclaje est¨¦tico se aprecia tambi¨¦n en la versi¨®n tuneada de un ¨¦xito de Sabina, que transforma al carism¨¢tico pirata cojo del cantautor en una grumeta intr¨¦pida que aspira a erigirse en capitana de su propio destino. Al margen de esa voluntad l¨²cida y l¨²dica, la autora entronca con la genealog¨ªa de aquellas mujeres que desafiaron el rol que les hab¨ªa asignado una sociedad patriarcal: de ello dan ejemplo el mon¨®logo dram¨¢tico puesto en boca de la activista Isabel Oryaz¨¢bal o el relato de la insumisi¨®n de la ni?a prodigio Marisol ante las expectativas de los adultos. No faltan tampoco en estas p¨¢ginas la letan¨ªa a una Afrodita que renace cada d¨ªa de la espuma, un melanc¨®lico carpe noctem despu¨¦s de arrancar las rosas de la madrugada, o una reflexi¨®n metapo¨¦tica que indaga en las similitudes entre la creaci¨®n verbal y la experiencia er¨®tica. A pesar de su aparente heterogeneidad tonal, Gavieras conquista una sabia armon¨ªa para ofrecer el testimonio de una identidad entre el mito y el Me Too.
Un mapa elocuente. Raquel V¨¢zquez (Lugo, 1990) ha ganado el Loewe a la Creaci¨®n Joven con Aunque los mapas (Visor), un libro que comparte con Gavieras la condici¨®n n¨®mada de la voz po¨¦tica. Si ¡°el dolor es la br¨²jula¡±, ahora hallamos un mapa elocuente en el que se superponen el recorrido por un Jap¨®n ritualizado (una Hiroshima donde ¡°la bomba at¨®mica sigue cayendo¡±, los santuarios de Kumano) y el viaje interior por regiones inh¨®spitas o paisajes dist¨®picos. Prueba de esto ¨²ltimo es Fog Runner, que actualiza el mon¨®logo del replicante Roy Batty en Blade Runner a modo de lecci¨®n sobre el desenga?o: ¡°M¨¢s all¨¢ de la puerta de Tannh?user / donde todo es ficci¨®n. [...] // Llueve sobre el teclado del presente¡±. El trazado de la cartograf¨ªa ¨ªntima, la contundencia de unos desenlaces sentenciosos y la desprejuiciada revisitaci¨®n de temas eternos son los pertrechos con los que Raquel V¨¢zquez acude a la batalla. No es mal bagaje.
Identidades pol¨ªticas y pol¨ªticas de la identidad (1). Nombre indispensable de nuestra escena teatral ¨DLa geometr¨ªa del trigo gan¨® en 2019 el Premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica¨D, Alberto Conejero (Vilches, Ja¨¦n, 1978) es adem¨¢s poeta reincidente. En esta casa (Letra Versal), su segundo libro, oscila entre el zarpazo l¨ªrico y el desgarr¨®n expresionista. Y aunque el patio de esta casa sea particular, se enmarca en una comunidad de vecinos: as¨ª, los v¨ªnculos colectivos atraviesan unas estrofas que mezclan la historia de Espa?a con el ¨¢lbum de familia, nos invitan a un rito de iniciaci¨®n en comuni¨®n con la naturaleza y levantan un territorio compartido, a la vez espacio simb¨®lico y frontera abierta. Aunque los magisterios de Conejero (Lorca, Cernuda, Aleixandre) son visibles en su mundo po¨¦tico, no estamos ante una prueba de voz, sino ante la constataci¨®n de un discurso de honda resonancia. He aqu¨ª una de las grandes revelaciones de esta extra?a primavera.
Identidades pol¨ªticas y pol¨ªticas de la identidad (y 2). ?ngelo N¨¦store (Lecce, 1986) coincide con Alberto Conejero en la defensa de los derechos LGTB, en su faceta docente y en su inter¨¦s por la escritura teatral. Asimismo, N¨¦store est¨¢ tras la editorial Letra Versal, que acoge la publicaci¨®n de En esta casa. No obstante, aqu¨ª terminan las semejanzas. Si Conejero privilegiaba el examen de una identidad pol¨ªtica, N¨¦store prefiere centrarse en la autopsia de una masculinidad que ha impuesto su dominio en diversos ¨®rdenes, desde la violaci¨®n mediatizada hasta el manspreading. Junto con esta vertiente, H¨¢gase mi voluntad (Pre-Textos), con la que gan¨® el Premio Emilio Prados, pronuncia un alegato a favor de una subjetividad queer que escapa a los clich¨¦s de g¨¦nero para identificarse con la figura mutante del c¨ªborg (¡°carne que se abandona a ser carne / y nada m¨¢s¡±). Entre las (ad)herencias familiares y la cr¨®nica de un cuerpo, N¨¦store confirma los buenos presagios de Actos impuros (2017) en un libro quiz¨¢ menos sorprendente que el anterior, pero dotado de mayor nervadura cr¨ªtica.
Pastoral mexicana. La aguja en el pajar (Visor), de Carmen Boullosa (Ciudad de M¨¦xico, 1954), se ha hecho con el ¨²ltimo Premio Casa de Am¨¦rica. M¨¢s conocida en nuestros lares como narradora que como poeta, Boullosa retuerce las convenciones para construir un retablo coral en el que se dan cita el turbi¨®n metaf¨®rico y el realismo crudo, la salmodia enfebrecida y el argot coloquial, la naturaleza ind¨®mita y el aquelarre urbano. De esos mimbres emerge una aut¨¦ntica ¡°pastoral mexicana¡± que pasa revista a algunos rasgos definitorios de la idiosincrasia del pa¨ªs: el fatum tr¨¢gico, el apunte escatol¨®gico, la violencia o la lacra de una desigualdad social que se expone bajo el formato de la f¨¢bula con animales (¡®De flamingos¡¯) o del sampleado polif¨®nico (¡®Luna, o d¨ªa, o qu¨¦¡¯). Entre la exuberancia sensorial y el anclaje racional, la mirada incisiva de Boullosa refleja los conflictos nacionales en el espejo de lo privado.
Lista de novedades
Gavieras. Aurora Luque. Madrid. Visor, 2020. 84 p¨¢ginas. 12 euros.
Aunque los mapas. Raquel V¨¢zquez. Madrid. Visor, 2020. 66 p¨¢ginas. 12 euros.
La aguja en el pajar. Carmen Boullosa. Madrid. Visor, 2019. 46 p¨¢ginas. 12 euros.
En esta casa. Alberto Conejero. M¨¢laga. Letra Versal, 2020. 74 p¨¢ginas. 11,90 euros.
H¨¢gase mi voluntad. ?ngelo N¨¦store. Valencia. Pre-Textos, 2020. 72 p¨¢ginas. 14 euros.
???
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.