Novedades literarias con faja y mascarilla
Un repaso a los t¨ªtulos con los que las editoriales salen del confinamiento. Las historias de familia y los ensayos sobre el coronavirus marcan lo que queda de una temporada que se prolongar¨¢ hasta julio
Los libros, dicen, son una m¨¢quina del tiempo. Las pandemias, tambi¨¦n. De hecho, la del coronavirus ha desplazado al 23 de julio el d¨ªa de Sant Jordi y a octubre -del 2 al 18-, la feria de Madrid. El decreto del estado de alarma del 14 de marzo y el consecuente cierre de las librer¨ªas no es tan dram¨¢tico para el producto almacenado como un hipot¨¦tico cierre de las fruter¨ªas, pero algo tienen en com¨²n ambos establecimientos: el libro es fruta de temporada. Sobre todo en un pa¨ªs como Espa?a, donde la dependencia de las novedades condena a muchos t¨ªtulos a una caducidad algo menor que la de los yogures. La venta de libros tiene, adem¨¢s, picos y valles, y el par¨®n primaveral se ha tragado uno de los grandes picos: las semanas que preceden a Sant Jordi y las que se prolongan, con ferias en toda Espa?a, hasta mediados de junio.
El coronavirus ha obligado a muchas editoriales a reordenar sus planes, postergar las apuestas m¨¢s arriesgadas, lanzar novedades en julio -tradicionalmente reservado a t¨ªtulos veraniegos que enganchan sin arruinar la siesta-, rezarle al mercado mexicano y contar con el invierno del hemisferio sur latinoamericano. Estos son algunos de los t¨ªtulos de la rentr¨¦e m¨¢s extra?a desde que el mundo editorial registra sus terremotos.
La sangre manda. Ese es el t¨ªtulo del volumen que re¨²ne las cuatro nuevas novelas cortas de Stephen King, un autor cuyos libros terminar¨¢n desplaz¨¢ndose de la secci¨®n de terror a la de costumbrismo si el mundo sigue como en estos meses. La nueva entrega, en Plaza & Jan¨¦s, rescata a la detective Holly Gibney y se basa en una m¨¢xima de cierto periodismo: cuanto m¨¢s sangrienta es una noticia, m¨¢s llama la atenci¨®n de la gente.
Sangre de tu sangre. Desde esa c¨¦lula ejemplar formada por Ad¨¢n, Eva, Ca¨ªn, Abel y Set, la familia es un fil¨®n para la literatura y en estos meses de convivencia obligatoria dar¨¢ buenos frutos. O buenas astillas. Entre ellas, Ser rojo, una memoria sobre el efecto del idealismo de unos padres comunistas en la vida de sus hijos a cargo del chileno-argentino Javier Arg¨¹ello. Lo publica Literatura Random House, que lanza tambi¨¦n El gueto interior, de Santiago Amigorena, argentino de Par¨ªs que escribe en franc¨¦s y que con este libro que se asoma al Holocausto qued¨® finalista del ¨²ltimo premio Goncourt. La traducci¨®n es del primo del autor: Mart¨ªn Caparr¨®s. Tambi¨¦n de Am¨¦rica llega la colombiana Sara Jaramillo Klinkert con C¨®mo mat¨¦ a mi padre, una indagaci¨®n sobre los efectos familiares de la violencia pol¨ªtica apadrinada por un cl¨¢sico del tema: H¨¦ctor Abad Faciolince. Tambi¨¦n de padres muertos, aunque sea lentamente, trata Amianto (Hoja de lata), del italiano Alberto Prunetti, que relata las dur¨ªsimas -mortales- condiciones laborales en que trabajaba su padre, obrero sider¨²rgico.
Ni Woody Allen est¨¢ muerto ni su trabajo parece especialmente duro a pesar de su empe?o en rodar una pel¨ªcula al a?o, pero el azar ha querido que sus memorias (en Alianza) aparezcan al mismo tiempo que el pol¨¦mico libro de su hijo Ronan Farrow, Depredadores (Roca), sobre ¡°el complot¡± para ocultar los abusos que encender¨ªan la mecha del Me Too. En el cap¨ªtulo de madres e hijos destaca Un cambio de verdad (Seix Barral), que narra los d¨ªas de Gabi Mart¨ªnez como pastor en Extremadura para experimentar la misma vida que su madre cuando era ni?a. Dos cap¨ªtulos m¨¢s: hermano y hermana y t¨ªo y sobrina. Del primero se ocupa La inquietud de la noche (Temas de hoy), de la holandesa Marieke Lucar Rijneveld, una veintea?era que relata el duelo de una ni?a por la muerte de su hermano. Del segundo, El ¨¢ngel de M¨²nich (Alfaguara), un relato real en el que Fabiano Massimi, recuerda el caso de una sobrina particular, Geli Raubal, amante de un t¨ªo particular, Adolf Hitler. Spoiler (ma non troppo): los dos mueren. Tambi¨¦n mueren antes de tiempo varios de los miembros de la familia berlinesa a la que Uwe-Karsten Heye ha dedicado Los Benjamin (Trotta). De ella forman parte Walter (fil¨®sofo), Dora (soci¨®loga y activista) y Georg (m¨¦dico y militante comunista). La esposa de este, Hilde, terminar¨ªa siendo ministra de Justicia de la RDA y, como tal, encargada de la desnazificaci¨®n de la Alemania comunista.
Las familias son seres vivos que nacen, se reproducen y, a veces, desaparecen. A relatar la desaparici¨®n de la suya dedica la canadiense Rachel Cusk Despojos (Libros del asteroide), donde relata su divorcio y su particular nueva normalidad. ¡°La nueva realidad¡±, escribe, ¡°era una expresi¨®n que o¨ªa a todas horas esas primeras semanas: la gente la empleaba para describir mi situaci¨®n, como si en cierto modo representara un avance. Pero la verdad es que era una regresi¨®n: la vida hab¨ªa metido la marcha atr¨¢s. De repente no avanz¨¢bamos sino que retroced¨ªamos, volv¨ªamos al caos, a la historia y la prehistoria, a los comienzos de las cosas y al tiempo anterior a que esas cosas comenzaran¡±.
Vacunas de papel. Antes que vacuna o entrada en el diccionario de la RAE, el coronavirus tendr¨¢ su propia biblioteca. Apenas queda sello sin libro sobre el tema. La mayor¨ªa puede agruparse en: cient¨ªficos, filos¨®ficos y testimoniales. A los primeros pertenecen t¨ªtulos como Contagio (Debate), de David Quammen; Las grandes epidemias modernas (Destino), de Salvador Macip; Un d¨ªa en la vida de un virus (Perif¨¦rica), de Miguel Pita; o Coronavirus (Catarata), de Sonia de Miguel y Juan Carlos Ruiz. Si estos explican c¨®mo funciona la Covid19, los segundos se plantean c¨®mo funcionar¨¢ el mundo desde 2020. Autores como Slavoj Zizek (Pandemia, Anagrama), Ivan Krastev (?Ya es ma?ana?, Debate), I?aki Rivera a la cabeza de un panel de expertos en derechos humanos y control social (Pandemia, Tirant lo Blanc) o Daniel Innerarity (Pandemocracia, Galaxia Gutenberg) ya han lanzado sus hip¨®tesis. El libro de Krastev, que analiza a la luz del virus la globalizaci¨®n, el autoritarismo, la cohesi¨®n social y el proyecto europeo, coincide adem¨¢s con el nuevo ensayo de Martha Nussbaum sobre una tendencia amenazada por el nacionalismo v¨ªrico-pol¨ªtico: La tradici¨®n cosmopolita (Paid¨®s).
El tercer grupo -los testimonios- ser¨¢ el que m¨¢s textos genere, pero entre los que ya est¨¢n aqu¨ª figuran En el contagio (Salamandra), de Paolo Giordano; Diario de Wuhan (Seix Barral), de Fang Fang, y La vida en suspenso (F¨®rcola), de Jordi Doce, que el 17 de marzo escribi¨®: ¡°Sospecho que estas semanas de encierro terminar¨¢n pareciendo un sue?o. Un sue?o pesado, molesto, como de siesta echada a perder¡±. Por otro lado, en estos tiempos hipermedicalizados de guantes de l¨¢tex y distancia social puede ser muy ¨²til la lectura de La piel (Alfaguara), de Sergio del Molino, una mezcla de memoria y ensayo sobre la psoriasis.
Casas y ciudades. La pandemia ha demostrado lo que importan una casa y una ciudad. De las 12 casas en las que ha vivido en los ¨²ltimos 15 a?os y de la burbuja del alquiler trata Lara Moreno en Deshabitar (Destino), un breve ensayo sobre el modo en que la especulaci¨®n convierte un derecho constitucional en lujo asi¨¢tico. De casas muy distintas se ocupa Jean Stein en Al oeste del Ed¨¦n (Anagrama), una suerte de memoria oral de Los ?ngeles que retrata el glamur y las sus miserias de una ciudad hecha para aislarse y moverse en coche, para la pantalla y el mundo virtual.
Marcar la agenda. Hace a?os que la conversaci¨®n la marcan las series de televisi¨®n. Por eso durante el confinamiento, adem¨¢s de sobre el virus, se habl¨® de La l¨ªnea invisible, la serie de Mariano Barroso sobre ETA, y de Unorthodox, la ficci¨®n de Anna Winger y Alexa Karolinski sobre la vida de Deborah Feldman en la comunidad jud¨ªa de Williamsburg. Quienes se hayan quedado con ganas de tirar de ambos hilos pueden acudir a El mal de Corcira (Destino) -en la que Lorenzo Silva lleva a su guardia civil fetiche, Bevilacqua, de vuelta al Pa¨ªs Vasco- y a las propias memorias de Feldman (en Lumen). Otra forma de marcar la agenda es acudir a los centenarios. El coronavirus ha retrasado el de Miguel Delibes e interrumpido el de Gald¨®s. Pero no ha impedido que Tusquets lance las 900 p¨¢ginas de la biograf¨ªa del escritor canario con la que Yolanda Arencibia gan¨® el ¨²ltimo premio Comillas. El autor de Fortunata y Jacinta vivi¨® varias epidemias de c¨®lera y escribi¨® sobre ellas. El episodio nacional del coronavirus terminar¨¢ apareciendo.
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