Borges en su casa. Una entrevista de Mario Vargas Llosa
El escritor argentino charl¨® con el futuro Nobel en 1981 ante las c¨¢maras de televisi¨®n. La conversaci¨®n, que permanec¨ªa in¨¦dita, forma parte del nuevo libro del autor peruano: 'Medio siglo con Borges'. Alfaguara lo publica la pr¨®xima semana
Si tuviera que nombrar a un escritor de lengua espa?ola de nuestro tiempo cuya obra vaya a perdurar, a dejar una huella profunda en la literatura, citar¨ªa a ese poeta, cuentista y ensayista argentino que le prest¨® su apellido a Graciela Borges, a Jorge Luis Borges.
El pu?ado de libros que ha escrito, libros siempre breves, perfectos como un anillo, donde uno tiene la impresi¨®n que nada falta ni sobra, han tenido y tienen una enorme influencia en quienes escriben en espa?ol. Sus historias fant¨¢sticas, que suceden en la Pampa, en Buenos Aires, en China, en Londres, en cualquier lugar de la realidad o la irrealidad, muestran la misma imaginaci¨®n poderosa y la misma formidable cultura que sus ensayos sobre el tiempo, el idioma de los vikingos... Pero la erudici¨®n no es nunca en Borges algo denso, acad¨¦mico, es siempre algo ins¨®lito, brillante, entretenido, una aventura del esp¨ªritu de la que los lectores salimos siempre sorprendidos y enriquecidos.
La entrevista que Borges nos concedi¨® tuvo lugar en el modesto departamento del centro de Buenos Aires donde vive, acompa?ado de una empleada que le sirve tambi¨¦n de lazarillo, pues Borges perdi¨® la vista hace a?os, y de un gato de angora al que ha bautizado con el nombre de Beppo porque, nos dijo, as¨ª se llamaba el gato de un poeta ingl¨¦s que admira: Lord Byron.
MARIO VARGAS LLOSA. Me ha impresionado mucho al ver su biblioteca no encontrar libros suyos, no hay ni uno solo. ?Por qu¨¦ no tiene libros suyos en su biblioteca?
JORGE LUIS BORGES. Cuido mucho mi biblioteca. Qui¨¦n soy yo para nombrarme con Schopenhauer...
MVLL. Y tampoco libros sobre usted, veo que tampoco hay ninguno de los muchos libros que se han escrito sobre usted.
JLB. Yo le¨ª el primero que se public¨® durante la dictadura, en Mendoza.
MVLL. ?Cu¨¢l dictadura, Borges? Porque desgraciadamente ha habido tantas...
JLB. La de aquel..., de cuyo nombre no quiero acordarme.
MVLL. Ni mencionarlo.
JLB. No, tampoco, no. Algunas palabras es bueno evitarlas. Bueno, pues se public¨® el libro Borges, enigma y clave, escrito por Ruiz D¨ªaz, un profesor mendocino, y por un boliviano, Tamayo. Y yo le¨ª ese libro a ver si encontraba la clave ya que el enigma lo conoc¨ªa. Despu¨¦s no he le¨ªdo ning¨²n otro. Alicia Jurado escribi¨® un libro sobre m¨ª. Yo le agradec¨ª, le dije: ¡°S¨¦ que es bueno, pero el tema no me interesa o quiz¨¢s me interesa demasiado, conque no voy a leerlo¡±.
MVLL. Y tampoco ha le¨ªdo entonces esa voluminosa biograf¨ªa que ha publicado Rodr¨ªguez Monegal sobre usted.
JLB. ?Y qu¨¦ me dices, que es muy buena?
MVLL. Por lo menos muy documentada y hecha realmente con una gran reverencia, un gran afecto por usted y un gran conocimiento, creo, de su obra.
JLB. S¨ª, somos amigos. ?l es de Melo, ?no?, de la Rep¨²blica Oriental.
MVLL. S¨ª, y adem¨¢s aparece en uno de sus cuentos como personaje.
JLB. De Melo yo recuerdo unos versos muy lindos de Emilio Oribe, que empiezan de un modo trivial y luego se exaltan, se ensanchan: ¡°Yo nac¨ª en Melo, ciudad de coloniales casas¡±... Bueno, eso no est¨¢ muy..., ?coloniales casas¡±, ¡°casas coloniales¡± ligeramente diversas... ¡°Yo nac¨ª en Melo, ciudad de coloniales casas, en medio de la p¨¢nica llanura interminable¡±, y ahora se agranda, ¡°en medio de la p¨¢nica llanura interminable y cerca del Brasil¡±. C¨®mo va creciendo el verso, ?eh? C¨®mo va ampli¨¢ndose.
MVLL. Sobre todo como lo dice usted.
JLB. No, pero... ¡°Yo nac¨ª en Melo, ciudad de coloniales casas¡± no es nada; ¡°en medio de la p¨¢nica llanura interminable y cerca del Brasil¡±, y ya ves un imperio al final del verso. Es lind¨ªsima. Emilio Oribe.
MVLL. Es muy bonito. D¨ªgame, Borges, hay una cosa que hace muchos a?os que quiero preguntarle. Yo escribo novelas, y siempre me he sentido dolido por una frase suya muy linda pero muy ofensiva para un novelista, una frase que es m¨¢s o menos la siguiente: ¡°Desvar¨ªo empobrecedor el de querer escribir novelas, el de querer explayar en quinientas p¨¢ginas algo que se puede formular en una sola frase¡±.
JLB. S¨ª, pero es un error, un error inventado por m¨ª. La haraganer¨ªa, ?no? O la incompetencia.
MVLL. Pero usted ha sido un gran lector de novelas y un maravilloso traductor de novelas.
JLB. No, no. Yo he le¨ªdo muy pocas novelas.
MVLL. Sin embargo, las novelas aparecen en su obra, son mencionadas o incluso inventadas.
JLB. S¨ª, pero yo he sido derrotado por Thackeray. En cambio, Dickens me gusta mucho.
MVLL. Vanity Fair (La feria de las vanidades) le result¨® muy aburrida.
JLB. Pendennis lo pude leer, haciendo un esfuerzo, con Vanity Fair no, no pude.
MVLL. Conrad, por ejemplo, que es un autor al que usted admira, ?no le importaban las novelas de Conrad?
JLB. Pero claro que s¨ª, por eso le digo que con escasas excepciones. Por ejemplo, el caso de Henry James, que era un gran cuentista y un novelista, digamos, de otro calibre.
MVLL. Pero, entre los autores m¨¢s importantes para usted, ?no hay ning¨²n novelista?
JLB. ...
MVLL. ?Mencionar¨ªa alg¨²n novelista entre los autores que considera m¨¢s importantes o son sobre todo poetas y ensayistas?
JLB. Y cuentistas.
MVLL. Y cuentistas.
JLB. Porque no creo que Las mil y una noches sea una novela, ?no? Una infinita antolog¨ªa.
Vargas Llosa: "La ventaja de la novela es que todo puede ser novela. Creo que es un g¨¦nero can¨ªbal, que se traga todos los g¨¦neros"
MVLL. La ventaja de la novela es que todo puede ser novela. Creo que es un g¨¦nero can¨ªbal, que se traga todos los g¨¦neros.
JLB. A prop¨®sito de ¡°can¨ªbal¡±, ?usted conoce el origen de la palabra?
MVLL. No, no lo conozco, ?cu¨¢l es?
JLB. Muy linda. Caribe, que dio car¨ªbal, y can¨ªbal.
MVLL. O sea que es una palabra de origen latinoamericano.
JLB. Bueno, sin ¡°latino¡±. Eran una tribu de indios, los caribes, una palabra ind¨ªgena, y de ah¨ª surgi¨® can¨ªbal y Calib¨¢n, de Shakespeare.
MVLL. Curioso aporte de Am¨¦rica al vocabulario universal.
JLB. Hay tantos. Chocolate, que era xocoatl, creo, ?no? Se perdi¨® la tl, desgraciadamente. Papa, tambi¨¦n.
MVLL. ?Cu¨¢l dir¨ªa usted que ha sido el mejor aporte en el campo de la literatura de Am¨¦rica? De toda Am¨¦rica: Am¨¦rica hispana, portuguesa... ?Alg¨²n autor, alg¨²n libro, alg¨²n tema?
JLB. Yo dir¨ªa m¨¢s bien el modernismo en general. Era obra de la literatura en lengua castellana, y eso surge de este lado, seg¨²n lo hace notar Max Henr¨ªquez Ure?a. Habl¨¦ con Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y ¨¦l me dijo de la emoci¨®n con la cual hab¨ªa recibido un ejemplar de Las monta?as del oro, a?o 1897. Y su influjo en grandes poetas en Espa?a. Pero eso surge de este lado. Y curiosamente, estamos aqu¨ª ¡ªno geogr¨¢ficamente¡ª mucho m¨¢s cerca de Francia que los espa?oles. Yo me di cuenta en Espa?a que pod¨ªa alabar a Inglaterra, alabar a Italia, alabar a Alemania, alabar incluso a Norteam¨¦rica, pero que si hablaba de Francia ya se sent¨ªan inc¨®modos.
MVLL. El nacionalismo es algo muy dif¨ªcil de erradicar en cualquier parte.
JLB. Uno de los grandes males de nuestra ¨¦poca.
MVLL. Quisiera hablar un poco de eso, Borges, porque... Le puedo hablar con toda franqueza, supongo.
JLB. S¨ª, y adem¨¢s quiero decirle que es un mal que corresponde a las derechas y a las izquierdas.
MVL. Algunas declaraciones pol¨ªticas suyas a m¨ª me provocan desconcierto, pero hay un aspecto en el que cuando usted habla merece toda mi admiraci¨®n y todo mi respeto, y es el asunto del nacionalismo. Creo que usted siempre ha hablado con gran lucidez sobre ese tema o, mejor dicho, contra el nacionalismo.
JLB. Y sin embargo yo he incurrido en ¨¦l.
MVLL. Pero ahora, en estos ¨²ltimos...
JLB. El hecho de haber hablado de las orillas de Buenos Aires, el hecho de haber conocido payadores, de haber conocido cuchilleros, de haberlos usado en mi literatura. Yo he escrito milongas... Todo es digno de la literatura, ?por qu¨¦ no tambi¨¦n los temas vern¨¢culos?
MVLL. Yo me refer¨ªa al nacionalismo pol¨ªtico.
JLB. Eso es un error, porque si uno quiere una cosa contra otra es que no la quiere realmente. Por ejemplo, si yo quiero Inglaterra contra Francia es un error, tengo que querer ambos pa¨ªses, dentro de mis posibilidades.
MVLL. Usted ha hecho muchas declaraciones en contra de toda posible ruptura de hostilidades entre Argentina y Chile.
JLB. M¨¢s a¨²n. Yo actualmente, a pesar de ser nieto y bisnieto de militares y m¨¢s lejanamente de conquistadores, que no me interesan, soy pacifista. Creo que toda guerra es un crimen. Adem¨¢s, si se admiten guerras justas, que sin duda las hubo ¡ªla guerra de los Seis D¨ªas, por ejemplo¡ª, si admitimos una guerra justa, una sola, eso ya abre la puerta a cualquier guerra y nunca faltar¨¢n las razones para justificarla, sobre todo si se las inventan y encarcelan como traidores a quienes piensan de otro modo. De antemano, yo no me hab¨ªa dado cuenta de que Bertrand Russell y Gandhi y Alberdi y Romain Rolland ten¨ªan raz¨®n al oponerse a la guerra, y quiz¨¢s se precise m¨¢s valor ahora para oponerse a la guerra que para defenderla o participar en ella, incluso.
MVLL. Ah¨ª yo estoy de acuerdo con usted. Creo que es muy exacto eso que dice. ?Cu¨¢l es el r¨¦gimen pol¨ªtico ideal para usted, Borges? ?Qu¨¦ le gustar¨ªa para su pa¨ªs y para Am¨¦rica Latina? ?Qu¨¦ r¨¦gimen le parecer¨ªa el m¨¢s adecuado para nosotros?
JLB. Yo soy un viejo anarquista spenceriano y creo que el Estado es un mal, pero por el momento es un mal necesario. Si yo fuera dictador renunciar¨ªa a mi cargo y volver¨ªa a mi modest¨ªsima literatura, porque no tengo ninguna soluci¨®n que ofrecer. Yo soy una persona desconcertada, descorazonada, como todos mis paisanos.
MVLL. Pero usted se considera un anarquista, b¨¢sicamente un hombre que defiende la soberan¨ªa individual en contra del Estado.
JLB. S¨ª, sin embargo, no s¨¦ si somos dignos. En todo caso, no creo que este pa¨ªs sea digno de la democracia o de la anarqu¨ªa. Quiz¨¢s en otros pa¨ªses pueda hacerse, en Jap¨®n o en los pa¨ªses escandinavos. Aqu¨ª evidentemente las elecciones ser¨ªan mal¨¦ficas, nos traer¨ªan otro Frondizi u otros..., etc¨¦tera.
MVLL. Ese escepticismo no est¨¢ re?ido con algunas declaraciones suyas optimistas que hace sobre la paz, justamente en contra de la guerra, ¨²ltimamente en contra de las torturas y de toda forma de represi¨®n.
JLB. S¨ª, ya s¨¦. Pero no s¨¦ si eso puede ser ¨²til. He hecho esas declaraciones por motivos ¨¦ticos pero no creo que sean serviciales, no creo que puedan ayudar a nadie. Pueden ayudarme a tranquilizar mi conciencia, nada m¨¢s. Pero si yo fuera gobierno, no s¨¦ qu¨¦ har¨ªa, estamos en un callej¨®n sin salida.
MVLL. Yo le hice una entrevista hace casi un cuarto de siglo en Par¨ªs y una de las cosas que le pregunt¨¦...
JLB. Cuarto de siglo... Par¨¢. Qu¨¦ triste si vamos a hablar de cuarto de siglo...
MVLL. ...una cosa que le pregunt¨¦ fue qu¨¦ opina de la pol¨ªtica, ?y usted sabe qu¨¦ me respondi¨®? ¡°Es una de las formas del tedio¡±.
JLB. Ah, bueno, est¨¢ bien.
MVLL. Es una bonita respuesta y no s¨¦ si la repetir¨ªa ahora: ?sigue pensando que es una de las formas del tedio?
JLB. Bueno, yo dir¨ªa que la palabra tedio es un poco mansa. En todo caso fastidio, digamos. Tedio es demasiado... Es un understatement...
MVLL. ?Hay alg¨²n pol¨ªtico contempor¨¢neo que usted admire, que respete?
JLB. Yo no s¨¦ si uno puede admirar a pol¨ªticos, personas que se dedican a estar de acuerdo, a sobornar, a sonre¨ªr, a hacerse retratar y, disc¨²lpenme ustedes, a ser populares...
MVLL. ?Qu¨¦ tipos humanos admira usted, Borges? Aventureros...
JLB. S¨ª, los he admirado mucho pero ahora no s¨¦. Tienen que ser aventureros individuales.
MVLL. ?Cu¨¢l, por ejemplo? ?Recuerda alg¨²n aventurero que le hubiera gustado ser?
JLB. No, a m¨ª no me gustar¨ªa ser otra persona.
MVLL. Usted est¨¢ contento con el destino de Borges.
JLB. No, no estoy contento, pero s¨¦ que con otro destino ser¨ªa otra persona. Y como dice Spinoza, ?cada cosa quiere la soledad de su ser?. Yo insisto en ser Borges, no s¨¦ por qu¨¦.
MVLL. Recuerdo una frase suya: ?Muchas cosas he le¨ªdo y pocas he vivido?, que por una parte es muy bonita y por otra parece nost¨¢lgica...
JLB. Muy triste.
MVLL. Parece que usted lo deplorara.
JLB. Yo escrib¨ª eso cuando ten¨ªa treinta a?os y no me daba cuenta de que leer es una forma de vivir tambi¨¦n.
MVLL. Pero ?no hay una nostalgia en usted de cosas no hechas por haber dedicado tanto tiempo a la vida puramente intelectual?
JLB. Creo que no. Creo que a la larga uno vive esencialmente todas las cosas y lo importante no son las experiencias, sino lo que uno hace con ellas.
MVLL. Supongo que eso le ha dado un gran desprendimiento por las cosas materiales. Uno lo descubre al llegar a su casa. Vive usted pr¨¢cticamente como un monje, su casa es de una enorme austeridad, su dormitorio parece la celda de un trapense, realmente es de una sobriedad extraordinaria.
JLB. El lujo me parece una vulgaridad.
Borges: "Una persona rica puede pensar en otra cosa, pero un pobre, no. Uno piensa en lo que le falta, no en lo que tiene. Cuando yo ten¨ªa vista no pensaba que fuera un privilegio, en cambio dar¨ªa cualquier cosa por recobrar mi vista"
MVLL. ?Qu¨¦ ha significado el dinero para usted en la vida, Borges?
JLB. La posibilidad de libros y de viajes y de desarrollarlos.
MVLL. Pero ?nunca le ha interesado el dinero?, ?nunca ha trabajado usted para ganar dinero?
JLB. Bueno, si lo he hecho parece que no lo he conseguido. Desde luego es mejor la prosperidad, superior a la indigencia, sobre todo en una zona pobre, donde est¨¢s obligado a pensar en dinero todo el tiempo. Una persona rica puede pensar en otra cosa. Yo es que nunca he sido rico. Mis mayores lo fueron, hemos tenido estancias y las hemos perdido, han sido confiscadas, pero bueno, no creo que tenga mayor importancia eso.
MVLL. Usted sabe que buena parte de los pa¨ªses de esta tierra hoy d¨ªa viven en funci¨®n del dinero, la prosperidad material es su est¨ªmulo.
JLB. Natural que sea as¨ª sobre todo si hay esta pobreza. En qu¨¦ otra cosa puede pensar un mendigo sino en el dinero o en comida. Si usted es muy pobre tiene que pensar en dinero. Una persona rica puede pensar en otra cosa, pero un pobre, no. De igual modo que un enfermo s¨®lo puede pensar en la salud. Uno piensa en lo que le falta, no en lo que tiene. Cuando yo ten¨ªa vista no pensaba que eso fuera un privilegio, en cambio dar¨ªa cualquier cosa por recobrar mi vista y no saldr¨ªa de esta casa.
MVLL. Borges, una cosa que me ha sorprendido en la modesta casa en la que usted vive, sobre todo en el auster¨ªsimo dormitorio que es el suyo, es ver que uno de los pocos objetos que hay en su dormitorio es la condecoraci¨®n de la Orden del Sol que le dio el gobierno peruano.
JLB. Esa condecoraci¨®n volvi¨® a la familia al cabo de cuatro generaciones.
MVLL. ?Y c¨®mo as¨ª, Borges?
JLB. La obtuvo mi bisabuelo, el coronel Su¨¢rez, que aun¨® una carga de caballer¨ªa peruana en Jun¨ªn. Obtuvo esa Orden y fue ascendido de capit¨¢n a coronel por Bol¨ªvar. Luego esa Orden se perdi¨® en la guerra civil. Aunque mi familia era unitaria yo soy lejanamente pariente de Rosas ¡ªbueno, todos somos parientes en este pa¨ªs casi deshabitado¡ª. Al cabo de cuatro generaciones volvi¨®, por razones literarias, y yo fui con mi madre a Lima y ella llor¨® porque recordaba haber visto esa condecoraci¨®n en los retratos de mi bisabuelo y ahora la ten¨ªa en las manos y era para su hijo. Estaba muy, muy emocionada.
MVLL. O sea, que la relaci¨®n de usted con el Per¨² se remonta a muchas generaciones.
JLB. S¨ª, a cuatro generaciones. No, es anterior, le voy a decir, yo estuve... Ah, no, no, espere... S¨ª, yo estuve en el Cuzco y vi una casa con un escudo con cabeza de cabra, y de ah¨ª sali¨® Jer¨®nimo Luis de Cabrera hace cuatrocientos a?os para fundar una ciudad que se llama Ica, que no s¨¦ d¨®nde est¨¢, y la ciudad de C¨®rdoba, en la Rep¨²blica Argentina. Es decir, es una vieja relaci¨®n.
MVLL. As¨ª que usted, de alguna manera, es tambi¨¦n peruano.
JLB. S¨ª, desde luego que s¨ª.
MVLL. ?Qu¨¦ idea se hac¨ªa del Per¨² antes de ir a Lima?
JLB. Una idea muy vaga que creo que estaba basada sobre todo en Prescott.
MVLL. En la Historia de la conquista del Per¨² de Prescott. ?Cu¨¢ndo ley¨® esa historia?
JLB. Debo haber tenido siete u ocho a?os, tal vez. El primer libro de historia que yo le¨ª en mi vida. Despu¨¦s le¨ª Historia de la Rep¨²blica Argentina de Vicente Fidel L¨®pez, y luego las historias romanas y griegas. Pero el primer libro que yo le¨ª, throughout, es decir, del principio hasta el fin, fue ese.
MVLL. Y qu¨¦ idea ten¨ªa del Per¨², ?la de un pa¨ªs tal vez m¨ªtico?
JLB. Un poco m¨ªtico, s¨ª. Y luego yo fui muy amigo de un escritor sin duda olvidado entre ustedes, el peruano Alberto Hidalgo, de Arequipa.
MVLL. Que vivi¨® mucho tiempo en la Argentina, ?no es verdad?
JLB. S¨ª, y ¨¦l me revel¨® un poeta del que yo sab¨ªa muchas composiciones de memoria.
MVLL. ?Qu¨¦ poeta, Borges?
JLB. Eguren.
MVLL. Jos¨¦ Mar¨ªa Eguren.
JLB. S¨ª, exactamente. ?El libro se llamaba ¡°La ni?a de la l¨¢mpara azul¡±, o no?
MVLL. Es un poema, uno de los poemas m¨¢s conocidos de Eguren.
JLB. S¨ª. Y hab¨ªa otro... Tengo una vaga imagen de un barco y de un capit¨¢n muerto que recorre el barco. No recuerdo los versos.
MVLL. Es un poeta simbolista de una gran ingenuidad y delicadeza.
JLB. Una gran delicadeza. No s¨¦ si ingenuidad. Yo creo que era deliberadamente ingenuo.
MVLL. Digo ingenuidad no en el sentido peyorativo.
JLB. No, no. La ingenuidad es un m¨¦rito, claro.
MVLL. No sali¨® nunca del Per¨² y creo que nunca de Lima y escribi¨® buena parte de su obra sobre un mundo n¨®rdico, de hadas escandinavas y temas especialmente ex¨®ticos para ¨¦l.
JLB. Es que la nostalgia es muy importante.
MVLL. Quiz¨¢ eso establece alguna afinidad entre ustedes dos, entre Eguren y usted.
JLB. S¨ª. Es cierto que yo estoy pensando en pa¨ªses que no conozco o que he conocido mucho despu¨¦s. Me gustar¨ªa tanto conocer la China o la India..., aunque conozco literariamente mucho ya.
MVLL. ?Qu¨¦ pa¨ªs lo conmovi¨® m¨¢s conocer, Borges?
JLB. Yo no s¨¦, yo dir¨ªa el Jap¨®n, Inglaterra y...
MVLL. ?Islandia, por ejemplo?
JLB. Islandia, desde luego, porque yo estoy estudiando el idioma n¨®rdico, que es la lengua madre del sueco, del noruego, del dan¨¦s y parcialmente del ingl¨¦s tambi¨¦n.
MVLL. Es un idioma que se dej¨® de hablar ?hace cu¨¢ntos siglos?
JLB. No, no, se habla contempor¨¢neamente en Islandia. Yo tengo ediciones de los cl¨¢sicos, obras del siglo XIII, y esas ediciones, que me fue-ron regaladas o compr¨¦ en Reikiavik, no tienen glosario, ni pr¨®logo ni notas.
MVLL. O sea que es un idioma que no ha evolucionado, que sigue siendo el mismo a lo largo de ocho siglos.
JLB. Es que yo sospecho que la pronunciaci¨®n ha cambiado. Ellos pueden leer a sus cl¨¢sicos como si un ingl¨¦s pudiera leer por ejemplo a Dunbar, a Chaucer, o como si nosotros pudi¨¦ramos leer, no s¨¦, el Cantar de Mio Cid o los franceses La chanson de Roland.
MVLL. O los griegos a Homero.
JLB. S¨ª, exactamente. Ellos pueden leer a sus cl¨¢sicos en ediciones sin notas, sin glosarios, pronunci¨¢ndolos sin duda de un modo distinto. Pero, por ejemplo, la pronunciaci¨®n inglesa tambi¨¦n ha cambiado mucho. Nosotros decimos To be or not to be y parece que Shakespeare, en el siglo XVII dec¨ªa a¨²n, conservando las vocales abiertas sajonas: ¡°Tou be or nat tou be¡±. Esto es mucho m¨¢s sonoro, completamente distinto, y resulta casi c¨®mico ahora.
MVLL. Borges, esta curiosidad o, m¨¢s que curiosidad, esta fascinaci¨®n suya por las literaturas ex¨®ticas...
JLB. Es que no s¨¦ si ex¨®ticas...
MVLL. Me refiero a su inter¨¦s por la literatura n¨®rdica o anglosajona.
JLB. Bueno, la anglosajona es la antigua literatura inglesa.
MVLL. ...usted cree que tiene algo que ver con...
JLB. ?Con la nostalgia?
MVLL. Con Argentina, con el hecho de que Argentina sea un pa¨ªs totalmente moderno, casi sin pasado.
JLB. Yo creo que s¨ª, y que quiz¨¢s una de nuestras riquezas es la nostalgia. La nostalgia de Europa, sobre todo, que un europeo no puede sentir porque un europeo no se siente europeo sino, digamos, ingl¨¦s, franc¨¦s, alem¨¢n, espa?ol, italiano, ruso...
Buenos Aires, junio de 1981
'Medio siglo con Borges'. Mario Vargas LLosa. Alfaguara, 2020. 112 p¨¢ginas. 17,90 euros (edici¨®n impresa) / 8,99 (digital). Se publica el 18 de junio.
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