Una escritura atemporal e ins¨®lita
El ¨²ltimo libro de Celso Castro, ¡®las brujas¡¯, es a la vez una intens¨ªsima historia de amor y un relato de terror, de los fantasmas que nos conforman
Desde el afinador de habitaciones (2010), Celso Castro (A Coru?a, 1962) viene trabajando en un ciclo narrativo que ha definido como ¡°relatos del yo¡±. Libros como entre culebras y extra?os (2015), sylvia (2017) o este las brujas, siempre t¨ªtulos con min¨²scula para hacer m¨¢s evidente la continuidad del discurso, repiten una misma f¨®rmula: la invenci¨®n de un personaje-narrador, una voz modulada entre la pulsi¨®n adolescente, con sus puntuales fogonazos de lucidez, y cierto aire de subsuelo dostoievs?kiano, con esa retorcida demanda de amor.
Estas ¡°confesiones¡± dirigidas a un interlocutor fantasma prescinden de lo que estorbe a la empat¨ªa del lector: los narradores carecen de nombre, de m¨¢scaras protectoras, y hurgan con precisi¨®n (y puntual humor) en cada recoveco an¨ªmico. Castro tambi¨¦n simplifica la puntuaci¨®n y hace desaparecer las may¨²sculas para alcanzar un ritmo fluido, prodigioso en la gradaci¨®n de tramas y de unos pocos temas recurrentes: los sinuosos caminos del deseo, la frialdad de los lazos familiares, el amor como mistificaci¨®n y gratuidad, el resentimiento¡ Por ¨²ltimo, estas novelas, siempre de corta extensi¨®n, transcurren en una Galicia tan contempor¨¢nea como enso?ada, filtrada por el apetito tr¨¢gico de unos personajes encapsulados en su yo.
No quiero dar la impresi¨®n de que Castro es un escritor dif¨ªcil de leer. Tiene la cualidad de condensar y simplificar lo complejo gracias a un tono leve y seductor, intenso siempre pero con aire. Tampoco la insistencia en su f¨®rmula se percibe como repetici¨®n, sino como autenticidad.
El narrador de las brujas vive bloqueado entre dos mundos. Desde su nacimiento, fue rechazado por su madre y maltratado por su hermano mayor; convive ¡°con ese desprecio¡±. Adem¨¢s, su nodriza fue una bruja y mantiene una relaci¨®n ambivalente y salv¨ªfica con lorena, su hermana de leche.
La clave de ambos mundos, el bloqueo, es la maduraci¨®n de una culpa. Primero, la culpa como aversi¨®n ¨ªntima por el rechazo familiar, pero tambi¨¦n como el ¨²ltimo resquicio de orden en una realidad que carece de sentido. Porque las brujas es, a la vez, una intens¨ªsima historia de amor, de la uni¨®n casi filial de los amantes, y un relato de terror, de los fantasmas que nos conforman. Por eso los elementos ¡°esot¨¦ricos¡± de las brujas juegan a favor de la trama, la cargan de un aire m¨ªtico. Por ejemplo, en la captaci¨®n sutil del paso de la ni?ez, de su unitario mundo encantado, a una conciencia adulta donde el vivir se vuelve absurdo. Tambi¨¦n en el curioso desarrollo de la idea de mal como dimensi¨®n social, atenuada, de la culpa (como en los pecadores de Dostoievski). Y, por supuesto, en la evidencia de que toda historia de amor tiene algo de supersticioso¡
Hay algo arquet¨ªpico en la escritura de Celso Castro, en esas voces que hablan desde un lugar que, de tan ¨ªntimo, se ha despersonalizado y nos pertenece a todos. En una novela como las brujas, con una cuidada dimensi¨®n ¡°sobrenatural¡±, uno estar¨ªa tentado de llamarlo ¡°m¨¦todo psicof¨®nico¡±; aunque ser¨ªa m¨¢s atinado comparar la escritura de Castro con aquellos famosos retratos (o pasaportes para el m¨¢s all¨¢) sobre las momias de Al Fayum: una maravillosa combinaci¨®n de naturalidad y trascendencia, de relieve de vida. Por eso Castro nunca es repetitivo. Y uno no se imagina mayor gozo que leer sus libros, uno tras otro.
BUSCA ONLINE ¡®LAS BRUJAS¡¯
Autor: Celso Castro.
Editorial: Destino, 2020
Formato: tapa blanda (192 p¨¢ginas, 18 euros) y e-book (7,99 euros).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.