Leopoldo Pom¨¦s, buscador del misterio

Leopoldo Pom¨¦s (Barcelona,1931- Girona, 2019) nunca fue un fot¨®grafo de an¨¦cdotas, siempre quiso ir m¨¢s all¨¢. Buscaba trascender el instante decisivo, alcanzar los recovecos de la intimidad. Pasaba el d¨ªa mirando, ahondando en los matices, de ah¨ª que recordara a Goethe cuando dijo que ¡°pensar es m¨¢s interesante que saber, pero menos interesante que mirar¡±. As¨ª, gran parte de la vida del fot¨®grafo y publicista catal¨¢n transcurri¨® buscando la luz entre las sombras, intentando evadir por unos segundos los aspectos m¨¢s tangibles de la vida real atra¨ªdo por el misterio.

¡°Era un buscador del misterio. Siempre que disparaba una foto lo hac¨ªa porque hab¨ªa algo que le llamaba la atenci¨®n sin realmente saber qu¨¦ era¡±, destaca Karin Leiz, la que fuera su esposa, socia y musa, y ahora comisaria, junto a su hija Juliet Pom¨¦s Leiz, de la primera exposici¨®n dedicada al fot¨®grafo despu¨¦s de su muerte. Se trata de una muestra que, bajo el t¨ªtulo Despu¨¦s de todo, re¨²ne cerca de cien copias de ¨¦poca, o vintage, de las cuales una tercera parte son im¨¢genes in¨¦ditas. En su conjunto aportan una lectura m¨¢s ¨ªntima a la amplia y heterog¨¦nea obra de este renovador de la fotograf¨ªa, reconocido de forma tard¨ªa con el Premio Nacional de Fotograf¨ªa, lo recibi¨® en 2018. Revelan aquellas constantes, a las que las comisarias se refieren como obsesiones, que se repiten a lo largo de la larga trayectoria del autor: las mujeres, la luz sin sombra, las ventanas y agujeros negros, la forma y el espacio, los zapatos, los paisajes, todos ellos configuran un universo tan lleno de verdad como de fantasmas.

M¨¢s informaci¨®n

Las obsesiones de Leopoldo Pom¨¦s

La exhibici¨®n forma parte de la Bienal de Fotograf¨ªa Xavier Miserachs. ¡°Est¨¢ compuesta por fotograf¨ªas de muy diversos formatos. No todas las copias estaban intencionadas, inicialmente, para ser expuestas. Algunas fueron realizadas por el propio autor como parte del proceso de laboratorio en las que el visitante sensible podr¨¢ percibir la emoci¨®n de la b¨²squeda del autor¡±, cuenta Juliet. ¡°Es especialmente importante la visita presencial, pues el papel, los diferentes tama?os y la acci¨®n del paso tiempo sobre la copia tienen cierto protagonismo y a?ade emoci¨®n al conjunto¡±.

El artista aprendi¨® de su padre a mirar a las personas. A escudri?ar los gestos de los transe¨²ntes sentado en las concurridas terrazas de Barcelona, lejos a¨²n de imaginar que su obra pasar¨ªa a formar parte no solo de la memoria colectiva de su ciudad sino de toda una generaci¨®n.¡±Ning¨²n otro espect¨¢culo pod¨ªa compararse al hecho de observar y adivinar las vidas de aquellas personas an¨®nimas que quiz¨¢s no volver¨ªan a ver jam¨¢s¡±, escriben las comisarias en un texto que acompa?a a la muestra. ¡°Convertido en fot¨®grafo, este ejercicio de observaci¨®n fue el origen de su infinito inter¨¦s y empat¨ªa por el ser humano¡±. Tambi¨¦n el desencadenante de una temprana consciencia: a trav¨¦s de lo oculto, la imaginaci¨®n alcanza el infinito. ¡°Una fotograf¨ªa es buena cuando su contemplaci¨®n no se detiene en lo visible¡±, sol¨ªa repetir el autor. De ah¨ª quiz¨¢s su atracci¨®n por las ventanas y agujeros negros. ¡°Le obsesionaban las ventanas donde no ves que hay detr¨¢s. ¡°Una fotograf¨ªa que solo permite detenerse en lo que se ve era una mala foto para ¨¦l. Siempre buscaba una imagen con un contenido que llevar¨¢ a la reflexi¨®n¡±, apunta Leiz.

De forma quiz¨¢s inconsciente su mirada siempre estuvo acompa?ada por una tendencia gr¨¢fica que delataba su gusto el espacio y la forma. Una tendencia agudizada por su contacto con los artistas de Dau al Set quienes supieron reconocer la maestr¨ªa del joven autodidacta en el campo de la fotograf¨ªa. Su influencia ser¨ªa decisiva en la trayectoria de este artista que mostr¨® su obra por primera vez en 1955 en las Galer¨ªas Layetanas, un comienzo no libre de controversia, pero tambi¨¦n bienvenido por la afluencia de p¨²blico y aceptaci¨®n intelectual. ¡°Trata la imagen como un elemento compositivo ordenado dentro de un espacio determinado donde, por ejemplo, se aprecia una voluntad gr¨¢fica de saturar el negro o de prescindir de la b¨²squeda de las texturas propias de cada objeto con el fin de jugar con el volumen. La composici¨®n juega un papel muy importante para ¨¦l¡±, destaca su hija Juliet.

¡°Ten¨ªa una tendencia muy marcada a buscar una luz blanca, sin sombras¡±, se?ala Leiz. Esto lo descubri¨® a mediados de los a?os cincuenta, despu¨¦s de una ¨¦poca en la que hab¨ªa hecho todo lo contrario, una ¨¦poca sombr¨ªa y oscura donde los negros estaban muy forzados¡±. Im¨¢genes a las que el cr¨ªtico de arte, Alexandre Cirici Pellicer denomin¨® ¡°melanograf¨ªas¡± por su car¨¢cter tr¨¢gico. De pronto empez¨® a buscar ese otro tipo de luz. ¡°Cirici tambi¨¦n hablaba de lo que a m¨ª me sigue interesando: la luz. Encontrar la luz en la sombra. Es la luz que m¨¢s me atrae. El sol, en este pa¨ªs nuestro, es un gran productor de sombras, que quedan incluso fotog¨¦nicas, pero a m¨ª esa luz no me atrae¡±, recordaba en autor en una entrevista en 2007 con El Peri¨®dico. Son dos las im¨¢genes pertenecientes a la serie Imagen blanca (1959) que se muestran en la exposici¨®n como ejemplo de esa luz blanca. En ellas Karin posa para su marido en una playa de Castelldefels cuando cae la tarde. ¡°La de menor formato, es in¨¦dita¡±, asegura la modelo, ¡°Fue un regal¨®. Yo no la hab¨ªa visto nunca. Leopoldo la descubri¨® hurgando en su archivo hace tan solo tres a?os. 'Mira que maravilla', me dijo. Ya estaba retirado del estudio publicitario, cuando empez¨® a abrir cajas repletas de negativos y contactos. En ellas estaban muchas de las fotos in¨¦ditas que se incluyen en la exhibici¨®n. Im¨¢genes en cierto momento desechadas, a las que debido al trabajo publicitario no hab¨ªa podido prestar la debida atenci¨®n en el laboratorio. Con la madurez descubri¨® tomas que quiso ampliar. Dej¨® una lista. A¨²n no hemos podido ampliar todas, pero se har¨¢¡±.

La b¨²squeda de la luz blanca nace en otro retrato de mujer fechado en 1954 que refleja la luz en las sombras: el enigm¨¢tico perfil hel¨¦nico, de la que fuera su primer amor y tambi¨¦n su primer modelo fotogr¨¢fico, Nuria Closas (hermana del actor Alberto Closas). ¡°Recuerdo que cuando hice esa fotograf¨ªa sent¨ª que estaba entrando en un mundo del que ya no saldr¨ªa nunca m¨¢s¡±, dir¨ªa muchos a?os m¨¢s tarde. Nunca crey¨® haberlo superado. Era precisamente en los retratos femeninos donde el artista reconoc¨ªa ser m¨¢s consciente de la dificultad del arte de la fotograf¨ªa, quiz¨¢s tambi¨¦n donde su atracci¨®n por el enigma alcanzaba sus mayores cotas. ¡°Siempre sinti¨® una admiraci¨®n enorme por las mujeres¡±, explica Leiz. ¡°Aparte de que le gustaban como hombre, siempre las vener¨®, como seres con unas propiedades que despertaban su admiraci¨®n. A¨²n en sus fotograf¨ªa m¨¢s sexys, sus componentes son siempre a favor de la mujer. Siempre ensalz¨¢ndola, todo lo contrario a la mujer objeto. A trav¨¦s de las fotograf¨ªas trat¨® de averiguar y reflejar la esencia de lo que las hac¨ªa distintas de los hombres.¡±.

Son muchos lo que le recordar¨¢n como el creador de Las burbujas Freixenet o como autor de un anuncio que escap¨® a la censura franquista, la chica rubia de Terry? sobre un caballo en la playa. Im¨¢genes que han pasado a formar parte del subconsciente colectivo espa?ol. A¨²n as¨ª Pom¨¦s siempre se consider¨® por encima de todo un fot¨®grafo. Un amante de la vida cuyo descubrimiento del significado del hedonismo le dio alas para mirar el mundo sin cors¨¦s y captar su misterio. ¡±En su ¨²ltima etapa llevaba una c¨¢mara digital en el bolsillo¡±, recuerda Leiz. ¡°A¨²n estando fr¨¢gil disparaba desde el coche, o mandaba parar para acercarse y observar. Siempre dando vuelta a las mismas obsesiones, incluso en sus ¨²ltimos d¨ªas en el hospital. Muri¨® con la c¨¢mara cerca¡±.