La maldici¨®n de llamarse Rossellini
Uno de los nietos del director italiano re¨²ne a toda su familia en un documental en el que muestra algunas de las disfunciones de la compleja y multicultural dinast¨ªa
En el chat familiar, como en la mayor¨ªa de estos engendros, saltan chispas con frecuencia. El grupo, constituido bajo el nombre de The Rossellinis, amalgama el resultado de la cu¨¢druple vida conyugal de director de Roma citt¨¤ aperta. Una dinast¨ªa complicada de reunir bajo un mismo paraguas, aunque sea tecnol¨®gico. Roberto Rossellini (Roma, 1906-1977) tuvo cuatro esposas de cuatro nacionalidades distintas, seis hijos y todo un inventario de nietos y sobrinos que vivieron siempre bajo el influjo del genio. Para bien y para mal. Las mejores escenas de sus pel¨ªculas fueron un eco perturbador a lo largo de la vida de algunos de ellos. Y la brillantez del padre, o la belleza estratosf¨¦rica de una de las madres, como Ingrid Bergman, una luz cegadora capaz de hacer descarrilar una vida. De eso habla The Rossellinis, el documental de Alessandro Rossellini.
El viaje de este nieto del director (hijo de Renzo y de una bailarina afroamericana) adquiere tintes ir¨®nicos, pero tambi¨¦n tensos y humor¨ªsticos durante todo su recorrido. Alessandro comenz¨® el proyecto en 2014, al tercer a?o de estar limpio. Llevaba todo ese tiempo sin probar la coca¨ªna ni la hero¨ªna. Ten¨ªa motivos creativos, din¨¢sticos y talento contenido para pensar a lo grande. Pero el proyecto, reconoce el humor que recorre la cinta, empez¨® de la manera m¨¢s prosaica. ¡°Me hab¨ªa separado otra vez, viv¨ªa en casa de amigos y necesitaba dinero. Colaboraba con un centro de drogodependientes. Y pens¨¦ que deb¨ªa inventarme algo. Ten¨ªa esta historia familiar hiperb¨®lica y simb¨®lica, con los nombres famosos, pero con cruces de razas y culturas, cantidad de lugares¡ pens¨¦ que pod¨ªa ser algo interesante. Ese fue el inicio, la verdad¡±, explica al tel¨¦fono el hijo de Renzo Rossellini, segundo v¨¢stago del genial director y de Marcella de Marchis.
El cineasta tuvo cuatro esposas de cuatro pa¨ªses distintos y seis hijos
Necesitaba dinero. Y esta vez no era como cuando Isabella Rossellini explica en el documental que le pidi¨® un ingreso para sufragar los gastos del nacimiento de su hijo y se lo ventil¨® en un Rolex. Hab¨ªa cambios en su vida. Sent¨® la cabeza. Y se dio cuenta tambi¨¦n del poder que entra?aba la historia. ¡°Entend¨ª que era un proyecto en l¨ªnea conmigo, el de una persona que est¨¢ recuper¨¢ndose de la drogodependencia. Eran temas que formaban parte de mi malestar. Un viaje de la memoria, cronol¨®gico. Tambi¨¦n un recorrido terap¨¦utico de los asuntos que est¨¢n en las familias. Problemas de valores heredados y de esa dificultad de expresarse individualmente en la familia¡±.
La tesis surgi¨® as¨ª. Y apareci¨® esa idea: la rossellinitis. Esa enfermedad cong¨¦nita, ironiza Alessandro, contra¨ªda por los descendientes del director y que, en una manera u otra, les ha creado dificultades vitales. ¡°Me invent¨¦ la palabra haciendo el documental. Pero el t¨®tem Roberto Rossellini estaba presente en la vida de todos. Irradia todav¨ªa potentemente su poder. M¨¢s all¨¢ de donde estemos, todas nuestras elecciones est¨¢n sometidas siempre a ese condicionante: poder, dinero, libertad¡ Elegir no formar parte de un modelo burgu¨¦s, de pensamiento libre. Somos esclavos de aquella memoria de grandeza que nos empe?amos en seguir buscando¡±.
¡°Somos esclavos de aquella memoria de grandeza¡±, ironiza AlessandroAlessandro Rossellini
Rossellini tuvo hijos con tres mujeres distintas y su nieto Alessandro sigue su rastro por todo el mundo. Navega hasta una isla sueca que sol¨ªa ser el refugio de Ingrid Bergman tras la separaci¨®n con su marido, donde ahora vive su primog¨¦nito Roberto. Un playboy que era tan guapo de ni?o que su padre lo llev¨® de prostitutas temiendo que pudiese ser gay. Vuela tambi¨¦n hasta Doha, donde vive Nur Rossellini, la hija que su abuelo tuvo con la mujer (la cuarta) que conoci¨® durante su a?o viajando por la India. Hoy es musulmana y exhibe recuerdos encontrados de aquel periodo, especialmente sobre la vida y muerte de su hermano (que fue adoptado por Rossellini y muri¨® en 2008). Pero sobre todo, visita a la matriarca del clan, a Isabella Rossellini, quiz¨¢ la ¨²nica que super¨® esa rossellinitis y que llev¨® el nombre m¨¢s all¨¢ del padre. Hay tensi¨®n en su casa (puede verse en el documental), pero tambi¨¦n en la sala de montaje. ¡°A muchos les provoc¨® dolor ver c¨®mo les reflejaba. Ingrid ¡ªla gemela de Isabella¡ª se sinti¨® empujada m¨¢s all¨¢ de donde quer¨ªa ir. Le supo mal. Isabella¡ bueno, se ve c¨®mo reaccion¨®. Estaba muy decepcionada de que pensase que ella hab¨ªa aprovechado su belleza para la carrera. Yo quer¨ªa decir que fue un modo para emanciparse. Quer¨ªa valorarla, no lo contrario. Pero no qued¨® contenta¡±.
El resultado final comenz¨® pronto a aterrorizar a Alessandro. Sab¨ªa que levantar¨ªa ampollas. Present¨® un montaje mucho m¨¢s agresivo sabiendo que, quisiera o no, tendr¨ªa que hacer cambios. ¡°Les mostr¨¦ una versi¨®n tremenda, dur¨ªsima, donde era malo con todos. Lo hice conscientemente porque sab¨ªa que me har¨ªan cambiar cosas igualmente¡±. Y al final termin¨® saliendo algo parecido a lo que quer¨ªa. Pero, ?sirvi¨® de algo como terapia? La realidad, admite, es que no. ¡°Yo era muy poco consciente y muy influenciable hasta los 30 a?os, cuando fui un drogodependiente cotidiano. La familia tuvo un gran peso y el documental me ha ayudado a entender muchas cosas. Ha cambiado mi papel dentro de la familia, soy alguien que puede sacar adelante un proyecto. Y soy fiable¡±. Una reflexi¨®n que encarna, admite ¨¦l mismo, la quintaesencia de esa rossellinitis.
Babelia
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