Eloy S¨¢nchez Rosillo: ¡°Ahora mismo todo es estupor, y el estupor paraliza¡±
El poeta publica un libro de batalla por el sosiego, ¡®La rama verde¡¯
Fernando Aramburu, el autor de Patria, dice que el poeta Eloy S¨¢nchez Rosillo (Murcia, 72 a?os) ¡°ni despotrica como Unamuno, ni se desgarra vivo como Blas de Otero, ni clama a Dios como D¨¢maso Alonso¡±, y ahora que publica un libro de batalla por el sosiego (La rama verde, Tusquets) se manifiesta igualmente partidario de luchar contra el estupor que vive la sociedad; ¡°ahora mismo todo es estupor, y el estupor paraliza¡±, dice desde su casa de Murcia, donde respondi¨® por mail al cuestionario de EL PA?S.
Pregunta. En sus t¨ªtulos puede advertirse, desde que gan¨® el Adon¨¢is, en 1977, un inter¨¦s por lo que pasa, por hacer de la vida poes¨ªa. De la realidad que ha venido pasando este a?o que acaba de terminar, ?qu¨¦ dir¨ªan ahora unos hipot¨¦ticos versos suyos?
Respuesta. Es cierto que vida y poes¨ªa son para m¨ª la misma cosa, pero no podr¨ªa decir de momento nada en un poema de algo tan descomunal e ins¨®lito como lo que sucede, hace falta asimilar, reflexionar despacio, para no hablar por hablar. Ahora mismo todo es estupor, y el estupor paraliza.
P. Su asunto es la luz, en casi todos sus poemas, y tambi¨¦n en los versos de La rama verde¡ En la actualidad todo es sombr¨ªo, sin embargo. La luz que viene de dentro, la que est¨¢ en los versos, ?puede ser una venganza de la presente oscuridad?
R. Una venganza, no. El poeta no escribe nunca para vengarse. Est¨¢ a favor de la vida, y la venganza es un deseo de destruir. Ocurre, adem¨¢s, que todos los poemas del libro son anteriores a la epidemia. Termin¨¦ de escribirlos justo antes de que empezara a caernos encima tanta miseria.
P. En su caso particular, ?c¨®mo ha visto el desarrollo del presente drama, a nivel civil, no s¨®lo pol¨ªtico? En otras palabras, ?c¨®mo fueron las cosas, por parafrasear uno de sus t¨ªtulos?
R. Ha sido todo un desbarajuste may¨²sculo, y lo malo es que contin¨²a si¨¦ndolo, no hemos logrado a¨²n imponernos, organizarnos. El grupo humano nunca sabe responder adecuadamente a estos grandes envites. Enseguida se nos caen los palos del sombrajo.
P. En 2004 usted le dec¨ªa aqu¨ª a Javier Rodr¨ªguez Marcos que Antonio Machado era el poeta que mejor escrib¨ªa el sentimiento po¨¦tico espa?ol. ?Han crecido otros poetas desde entonces? ?Y la poes¨ªa espa?ola? ?Cu¨¢l es su esencia?
R. La poes¨ªa nunca cesa ni se detiene. Cuando no sopla aqu¨ª sopla all¨ª. Antes de Machado (que es inmenso) y despu¨¦s ha habido otros poetas en los que se ha encarnado la verdadera poes¨ªa. Son bastantes en nuestro pa¨ªs, aunque los fundamentales nunca sean multitud en ning¨²n sitio. Y respecto a la esencia de la poes¨ªa espa?ola, debo decir que la poes¨ªa no va por pa¨ªses, pertenece o puede pertenecer a todos y cada uno de los hombres, de cualquier latitud, y su esencia es siempre la misma, como Keats acert¨® a decir para siempre: belleza y verdad. No la una sin la otra, sino las dos juntas.
P. En La vida recoge esta frase de Montaigne: ¡°Por lo tanto, lector, yo soy el tema de mi libro¡±. ?Esa es tambi¨¦n la ra¨ªz de su poes¨ªa, su propia aventura humana?
R. S¨ª, pero no porque yo sea un egoc¨¦ntrico. El poeta parte de su propia experiencia, pues a trav¨¦s de ella se acerca a las cosas y se asoma al mundo, pero en el poema lo particular debe ser trascendido, universalizado. De lo contrario no le interesar¨ªa a nadie, excepto quiz¨¢ a uno mismo, y creo que tampoco.
P. ?Qu¨¦ le hace la poes¨ªa a un pa¨ªs en tiempos pand¨¦micos, en ruinas como las que vivimos?
R. La poes¨ªa no ha sido nunca, ni puede ser, un remedio para la colectividad, para un pa¨ªs entero. Le habla al individuo, y s¨®lo cuando individualmente nos acercamos a ella podr¨¢ hacernos un bien.
P. Muy pronto en su vida dijo que la soledad, el recuerdo, el paso del tiempo son los asuntos de su poes¨ªa. Eso se advierte tambi¨¦n en La rama verde. ?Se puede decir, por lo tanto, que siempre ha vivido usted construyendo el futuro y el pasado a la vez?
R. S¨ª, pero incluyendo a ambos en el presente, que es lo ¨²nico que tenemos. El tiempo no es un antes, un ahora y un luego, sino un todo indivisible. Si lo consideramos de otra forma, no estaremos haciendo poes¨ªa, sino arqueolog¨ªa de lo ido o elucubraciones de lo que vendr¨¢.
P. En una enumeraci¨®n de poetas de distintas ¨¦pocas usted cita a Cernuda, Gil Albert, Ricardo Molina, Brines¡ ?Son acaso sus poetas? En cualquier caso, ?qu¨¦ representa cada uno para usted?
R. Ser¨ªa largo contestar a esto. Y adem¨¢s mis poetas no son tres o cuatro ni s¨®lo espa?oles. Desde Homero hasta aqu¨ª ha llovido mucho. Todos los poetas que nos han dado belleza y verdad indisolublemente unidas me pertenecen, tanto si son de aqu¨ª como si son de la Cochinchina. Hay m¨¢s de tres o cuatro en mi lista, pero tampoco son legi¨®n, como antes dije. Basta y sobra la vida de un hombre para conocer a los poetas imprescindibles de todo tiempo y lugar.
P. Qui¨¦n lo dir¨ªa es otro de sus t¨ªtulos. ?A qu¨¦ cosas de las que suceden les ir¨ªa bien hoy esa exclamaci¨®n?
R. Creo que a todas, tanto a las buenas como a las malas. El poeta es asombro, y del estremecimiento que el asombro causa brota la poes¨ªa.
P. Y hay un verso suyo que le va bien a la presente situaci¨®n: ¡°Viene hoy la realidad muy desvalida¡¡±
R. La realidad verdadera, no la aparente, es siempre desvalida, fr¨¢gil. Por eso se oculta tras lo aparente y hay que mirar mucho para verla y hacerla nuestra, para o¨ªr su latido misterioso.
P. En la cr¨ªtica de Antes del nombre Aramburu dice que usted explica ¡°la personal verdad de nuestro tiempo¡±. ?No es la verdad un concepto que se resbala? ?C¨®mo se afianza la verdad?
R. Yo creo que toda verdad es firm¨ªsima, lo que ocurre es que el hombre ha aprendido a salt¨¢rsela a la torera y a vivir c¨®modo en la mentira.
P. Y dice Aramburu tambi¨¦n de usted que ¡°ni despotrica como Unamuno, ni se desgarra vivo como Blas de Otero, ni clama como D¨¢maso Alonso¡±. ?Es un modo de ser? ?Una respuesta a lo que de veras pasa?
R. Es una conformidad (pero enti¨¦ndaseme: nunca un acomodamiento). Yo estoy a favor de las cosas del mundo (digo del mundo, ojo, no de las cosas artificiales e injustas de la sociedad). Me gusta la vida y que las cosas vivas sean como son. En mis poemas trato de acercarme a ellas despacio y de comprenderlas. Si uno las mira as¨ª, se enamora rendidamente de lo que ve y las estridencias no son necesarias.
P. Dice en La rama verde: ¡°(¡) en el centro mismo/ de un ancho para¨ªso iridiscente/ yo pertenezco a la melancol¨ªa¡±. ?La reivindica? ?Qu¨¦ representa hoy la melancol¨ªa?¡±.
R. La melancol¨ªa no es tristeza, es como una lenta meditaci¨®n de la alegr¨ªa, una intimidad.
P. Y, finalmente, usted escribe en este ¨²ltimo libro: ¡°Todo lo que se va nos duele al irse¡±. Es un epitafio a este tiempo, parece.
R. Bueno, yo no me atrever¨ªa a hacer un epitafio de toda una ¨¦poca, ni mucho menos. Digo en ese verso que nos cuesta desprendernos de todo lo que ha sido nuestro, incluso del dolor, porque el dolor, como la alegr¨ªa, nos configura.
Babelia
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