El incierto futuro del teatro Pav¨®n
Los propietarios del edificio, protegido por su arquitectura ¡®art d¨¦co¡¯, esperan encontrar nuevos inquilinos para mantenerlo con el mismo uso tras la salida de la compa?¨ªa Kamikaze

La salida de la compa?¨ªa Kamikaze del teatro Pav¨®n de Madrid ha suscitado temor a que el edificio acabe convertido en el futuro en un supermercado, un hotel o un centro comercial. Ha sucedido decenas de veces. El antiguo Beatriz, donde Lorca estren¨® sus Bodas de sangre en 1933, se convirti¨® en restaurante en 1990 y ahora es una tienda de ropa. El Real Cinema, que funcion¨® como cine y teatro, fue derribado el a?o pasado para construir un hotel en su lugar. La demolici¨®n en 2017 del Novedades de Barcelona ha dado paso tambi¨¦n un hotel. Y en esta misma ciudad no se sabe todav¨ªa lo que puede pasar con el Capitol, cerrado desde el verano pasado porque el propietario no quiso prorrogar el contrato de alquiler con la empresa Bala?¨¢, que lo gestionaba desde 1962.
El Pav¨®n, inaugurado en 1925, fue uno de los primeros edificios madrile?os construidos enteramente en estilo art dec¨®. Fue proyectado por el arquitecto Teodoro de Anasagasti, el mismo que dise?¨® el demolido Real Cinema, pero no se vislumbra un derribo en el caso del Pav¨®n porque el inmueble tiene un nivel de protecci¨®n 2 en grado estructural, seg¨²n informa el Ayuntamiento de Madrid. Eso significa que solo ser¨ªa viable un cambio de uso que mantuviera las caracter¨ªsticas de la sala. Un cine, por ejemplo.
El Pav¨®n, inaugurado en 1925, fue uno de los primeros edificios madrile?os construidos enteramente en estilo art dec¨®
No obstante, la asociaci¨®n Madrid Ciudadan¨ªa y Patrimonio, que lleva a?os batallando contra la demolici¨®n o transformaci¨®n de espacios culturales de la ciudad, advierte de que ese nivel de protecci¨®n no garantiza nada. El antiguo cine Carlos III se convirti¨® en un centro gastron¨®mico que alberga varios restaurantes sin que para ello fuera necesario alterar su estructura e incluso se mantiene el escenario para actuaciones peri¨®dicas. Han sido sonadas las batallas de este colectivo contras las administraciones locales para evitar el mismo destino al Palacio de la M¨²sica, el teatro Alb¨¦niz o el Real Cinema, sin ¨¦xito en este ¨²ltimo caso.
Jos¨¦ Maya y Amaya Curieses, los propietarios del edificio, no tienen intenci¨®n de venderlo y les gustar¨ªa mantenerlo como teatro. Ambos son actores y compraron el Pav¨®n en 1999 para utilizarlo como sede de su compa?¨ªa, Zampan¨®, especializada en el repertorio cl¨¢sico espa?ol. Pagaron cerca de 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros de la ¨¦poca) y en los primeros a?os gastaron otros 450 millones de pesetas (2,7 millones de euros) para rehabilitarlo despu¨¦s de una d¨¦cada cerrado. Se hipotecaron, pidieron subvenciones en incluso hicieron una campa?a para recaudar fondos entre la profesi¨®n ¡ªlo que hoy llamar¨ªamos micromecenazgo o crowdfunding¡ª que consist¨ªa en la venta simb¨®lica de una butaca por 30.000 pesetas (1.800 euros) a cambio de que el nombre del comprador quedara grabado en ella. Ah¨ª siguen los nombres: muchos an¨®nimos y otros famosos como Pedro Almod¨®var, Carlos Hip¨®lito, Ana Bel¨¦n, V¨ªctor Manuel, Luz Casal.
Maya y Curieses reabrieron el Pav¨®n en 2001 con una obra de producci¨®n propia, El condenado por desconfiado. Pero los pr¨¦stamos les ahogaban y en primavera de 2002 surgi¨® la oportunidad de arrendarlo hasta verano al Centro Dram¨¢tico Nacional, que por entonces no pod¨ªa disponer de ninguna de sus dos sedes porque estaba rehabilitando el Mar¨ªa Guerrero y acababa de demoler el Olimpia para construir el nuevo Valle-Incl¨¢n. En oto?o de ese mismo a?o lo alquil¨® la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico tambi¨¦n por obras en su sede de la Comedia y se mantuvo hasta finales de 2015. Acabado ese contrato, el teatro estuvo cerrado solo unos meses, pues enseguida aparecieron nuevos inquilinos: la compa?¨ªa Kamikaze reabri¨® sus puertas al p¨²blico en septiembre de 2016.
La relaci¨®n entre los Kamikaze y los propietarios ha sido tensa. Repetidamente los inquilinos han manifestado a la prensa que el teatro no val¨ªa lo que estaban pagando por el alquiler (30.000 euros al mes) porque el edificio ten¨ªa muchas deficiencias, desde goteras o cortes de agua hasta problemas con la dotaci¨®n t¨¦cnica. ¡°El precio es el que acordamos cuando redactamos el contrato. Nadie les oblig¨® a firmarlo. Soy el primero que quiere ver este lugar funcionando como teatro, ese era mi sue?o cuando lo compr¨¦ y en todos estos a?os he invertido mucho dinero para ir mejor¨¢ndolo y atendiendo poco a poco a sus necesidades. Valoro el trabajo que ha hecho Kamikaze, pero yo tengo que seguir pagando cr¨¦ditos por esas inversiones y no puedo rebajar m¨¢s el alquiler¡±, explica Jos¨¦ Maya a este diario.
Seg¨²n el propietario, los inquilinos no pagan desde abril de 2020 y todav¨ªa no le han comunicado oficialmente que no quieren prorrogar el arrendamiento, que vence el 31 de julio de este a?o. Precisamente este domingo termina el plazo legal para hacer esa notificaci¨®n, advierte Maya, seg¨²n la cl¨¢usula que les obliga a hacerlo al menos seis meses antes de la fecha de fin de contrato. Kamikaze, sin entrar en detalles, asegura a este diario que la resoluci¨®n del contrato est¨¢ en manos de sus abogados.
Maya asegura que ha recibido ya varias llamadas de empresas y compa?¨ªas interesadas en el arrendamiento. Pero la reapertura de un teatro siempre es incierta, m¨¢s a¨²n teniendo en cuenta el contexto actual de pandemia. Puede que est¨¦ solo unos meses clausurado o quiz¨¢ a?os, como ya ha ocurrido varias veces a lo largo de su historia. En sus primeras dos d¨¦cadas estuvo especializado en el g¨¦nero de la revista, con estrenos de ¨¦xito como Las Leandras, con Celia G¨¢mez en el papel principal. A mediados de siglo empez¨® a funcionar como teatro y vivi¨® varios cierres. Su ¨²ltima etapa como teatro antes de que lo compraran los actuales propietarios dur¨® de 1985 a 1990. Vista esta trayectoria, queda esperanza: el Pav¨®n siempre ha acabado resurgiendo.
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