La excentricidad del artista
Tan ins¨®lita es la historia, que durante buena parte de la pel¨ªcula ni siquiera resulta veraz lo que ocurre, como si el director nos estuviera dando gato por liebre
Entre el c¨²mulo de amistades y relaciones reales que ha ofrecido el cine documental, la de los protagonistas de la pel¨ªcula noruega La pintora y el ladr¨®n pasa a encabezar la clasificaci¨®n dedicada a la extra?eza. Planteamiento: la pintora checa afincada en Noruega Barbora Kysilkova, lej¨ªsimos de la primera fila del arte, expone en una galer¨ªa de Oslo su colecci¨®n de obras hiperrealistas; dos yonquis, de d¨ªa, sin valorar la presencia de las c¨¢maras de seguridad y sin una motivaci¨®n clara, se introducen en el local y roban dos de los cuadros, que apenas valen nada en el mercado; la polic¨ªa los detiene, pero ya no tienen los cuadros; uno de ellos, el ladr¨®n del t¨ªtulo del documental, que no recuerda nada del atraco a causa de las drogas, inicia una inclasificable relaci¨®n de amistad con la artista a partir de la iniciativa de esta por encontrarse.
Tan ins¨®lita es la historia, que durante buena parte de la pel¨ªcula ni siquiera resulta veraz lo que ocurre, como si el director nos estuviera dando gato por liebre, invento por documental. La extra?a complicidad, la fascinaci¨®n casi enfermiza de Kysilkova por su ladr¨®n, supera cualquier sensatez, sobre todo porque ¨¦l, m¨¢s que un hombre apasionante, no pasa de ser un flipado que dice y hace cosas muy raras. Al menos en la primera mitad de la historia.
Sin embargo, cuando m¨¢s tarde, en una estructura cambiante que a veces parece confusa pero que termina teniendo bastante sentido, el documental se va convirtiendo en una historia de redenci¨®n y ca¨ªda mutuas (o de ca¨ªda y redenci¨®n), donde lo que domina es el proceso inverso al esperado, todo se reordena. As¨ª, La pintora y el ladr¨®n, pese a su extravagancia, acaba articul¨¢ndose como una singular historia sobre la excentricidad del artista, el lado oscuro del ser humano y el poder redentor del ingenio. Eso s¨ª, durante todo el tiempo, y al final, el espectador no deja de preguntarse en qu¨¦ momento Benjamin Ree inici¨® su documental y qu¨¦ le llev¨® a ello (algo siempre positivo en un formato basado en la b¨²squeda), y cu¨¢nto hay de regodeo exhibicionista en sus criaturas (lo que no resulta tan satisfactorio).
LA PINTORA Y EL LADR?N
Direcci¨®n: Benjamin Ree.
G¨¦nero: documental. Noruega, 2019.
Duraci¨®n: 102 minutos.
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