La felicidad de trabajar con Jean-Claude Carri¨¨re
Fernando Trueba recuerda su relaci¨®n con el guionista fallecido, con el que coescribi¨® ¡®El artista y la modelo¡¯
Hace unos a?os, no s¨¦ cuantos, ¨ªbamos Cristina y yo en el coche a cenar con dos amigos. Era invierno, y la calle L¨®pez de Hoyos estaba oscura como una pel¨ªcula de Tourneur. No hab¨ªa un alma. Bueno s¨ª, hab¨ªa una. Un tipo que caminaba solitario en la oscuridad. Al sobrepasarle, le dije a Cris: ¡°Ese que va ah¨ª es Jean-Claude Carri¨¨re¡±. ¡°?El guionista de Bu?uel?¡±. ¡°S¨ª, c¨®mo es la vida, siempre he so?ado con conocerle y jam¨¢s hemos coincidido, en ning¨²n festival, nada¡¡±. ¡°Pues para y le saludamos¡±. ¡°?Est¨¢s loca? Va ah¨ª tranquilo, a sus cosas. No podemos molestarlo¡±. Unos metros m¨¢s adelante, el sem¨¢foro se pone rojo y me obliga a frenar. Cristina sin decirme nada abre la puerta y sale a la calle. ¡°?Qu¨¦ haces? ?Est¨¢s loca?¡±. No me lo pod¨ªa creer. Qu¨¦ absurdo entrometerte en la paz de alguien¡ No ha pasado un minuto y los dos entran en el coche sonrientes. Desde el asiento de detr¨¢s, Jean-Claude me tiende la mano. ¡°Hola, Fernando, me voy a cenar con vosotros¡±. Imaginad la cara de nuestros amigos (de cine, claro) cuando llegamos al restaurante.
A Jean-Claude le encantaba contar la historia de nuestro encuentro. La parec¨ªa ¡°bu?uelesca¡±.
* * *
Hace menos de una semana me llam¨® un director colombiano a preguntarme por ¨¦l. C¨®mo era, si era accesible, c¨®mo hab¨ªa sido mi experiencia. Le dije: ¡°Es fant¨¢stico, a pesar de la edad est¨¢ en forma, solo puedo decirte que escribir con ¨¦l es para m¨ª la idea del para¨ªso. Me iba a vivir a Par¨ªs. Me levantaba, desayunaba, caminaba m¨¢s de una hora cruzando la ciudad desde Saint-Germain a Pigalle. Trabaj¨¢bamos por la ma?ana, com¨ªamos en su casa, con su maravillosa esposa iran¨ª, Nahal, o en un bistrot del barrio, y luego segu¨ªamos trabajando por la tarde. Si hac¨ªa bueno en la mesa del jard¨ªn; si no, en su biblioteca-despacho del semis¨®tano, las plantas asomando por las ventanas. No se me ocurre una vida mejor. Ni siquiera hac¨ªa falta ya ni hacer la pel¨ªcula. Era la felicidad¡±.
Trabajar con Jean-Claude era una delicia, transpiraba paz, serenidad, sabidur¨ªa, experiencia, humor¡ Lo dif¨ªcil lo hac¨ªa sencillo. No hab¨ªa aspavientos ni psicodramas. Todo flu¨ªa, como El r¨ªo de Renoir.
* * *
?l me contaba cuando comenz¨® trabajando para Jacques Tati, junto con Pierre Etaix, que ser¨ªa un hermano de por vida. Escribi¨® casi cien pel¨ªculas y casi cien libros¡ Sobre todos los temas, desde el dinero al vino, desde Einstein a Rousseau, desde M¨¦xico a la India... Una vez escribi¨® un libro con seud¨®nimo y fue un best-seller. Y a ¨¦l debemos esa joya que es Mi ¨²ltimo suspiro. No solo porque convenci¨® a Bu?uel de hacer el libro, sino que ¨¦l mismo lo redact¨® a partir de varias sesiones de conversaciones.
Todos los directores que trabajaban con ¨¦l se convert¨ªan en amigos, en c¨®mplices, Bu?uel o Peter Brook, Louis Malle o Milos Forman¡ No conozco mejor adaptador: su versi¨®n de Las relaciones peligrosas, Valmont, es una obra maestra.
* * *
Cinco a?os despu¨¦s de aquel encuentro nocturno le llam¨¦ por tel¨¦fono y le dije que llevaba a?os so?ando con una pel¨ªcula, El artista y la modelo. Se la cont¨¦. Le encant¨® y escribimos juntos el guion. En las sesiones de trabajo la mitad del tiempo se iba en charlas sobre la vida. ?l me contaba cosas de Bu?uel, yo le contaba cosas de Azcona, habl¨¢bamos de nuestras infancias, de cine, de libros. Cuando acabamos el guion Jean-Claude me dijo: ¡°No tengo la impresi¨®n de que hayamos estado trabajando. Es como si hubi¨¦semos plantado una semilla aqu¨ª en el jard¨ªn y nos hubi¨¦semos puesto a conversar. De vez en cuando regamos, o le cortamos unas ramas. Y de pronto, la planta ha crecido¡±.
Era una caja de sorpresas. Hablando de cajas, un d¨ªa apareci¨® cargado con una gran caja. ¡°?Te apetece ver la caja de Bu?uel?¡±. ¡°?Qu¨¦ee?¡±. Y la me pas¨®. Estaba llena de cartas, fotos, dibujos, todo tipo de cosas relacionadas con Bu?uel. Mientras ¨¦l hac¨ªa una entrevista para un documental, pas¨¦ m¨¢s de una hora buceando entre aquellos tesoros. ¡°Querido Jean-Claude, me han ofrecido una mierda de novela sobre las relaciones de una puta con su superego. Creo que podemos divertirnos y sacar una buena pel¨ªcula...¡±.
Todos estos a?os so?aba con la oportunidad de poder volver a trabajar con Jean-Claude. Ahora tendr¨¦ que conformarme. Pero fue maravilloso.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.