Jean-Claude Carri¨¨re: ¡°Con Bu?uel, un d¨ªa sin re¨ªr era un d¨ªa perdido¡±
Su existencia ha consistido en encontrar las palabras adecuadas para genios del cine y del teatro Jean-Luc Godard, Louis Malle, Jacques Tati y Peter Brook
Dialogar con Carri¨¨re es hacerlo con un monumento del cine y del teatro del ¨²ltimo siglo, de los que habr¨¢ sido uno de los principales guionistas y dramaturgos. Su curr¨ªculo habla por s¨ª solo. La parte m¨¢s conocida de su trayectoria es, sin embargo, la que le vincula a Luis Bu?uel, con quien colabor¨® durante casi veinte a?os. Juntos firmaron los guiones de nueve proyectos, seis de los cuales se ?convirtieron en pel¨ªcula. En la lista figuran Ese oscuro objeto del deseo, Belle de jour, El fantasma de la libertad o La v¨ªa l¨¢ctea. De aquel Madrid franquista que conoci¨® de la mano de Bu?uel, a quien sigue considerando hoy su ¡°maestro¡±, recuerda largas sobremesas a tres bandas con Jos¨¦ Bergam¨ªn, as¨ª como su amor por Goya, Cervantes y la gastronom¨ªa espa?ola.
Lo primero que llama la atenci¨®n al revisar su trayectoria es lo mucho que ha trabajado. ?Por qu¨¦ le ha dedicado tantas horas? Sin duda porque encontraba un gran placer en ello, pero tambi¨¦n porque no ten¨ªa nada mejor que hacer con mi tiempo. La mayor¨ªa de escritores tienen un trabajo al margen. Yo, en cambio, he tenido la suerte de vivir siempre de mi oficio. Supongo que este gusto por trabajar tanto se considera una perversi¨®n, pero la ociosidad y la holgazaner¨ªa nunca me han interesado¡ Aunque ahora me sienta obligado, a causa de mi estado f¨ªsico, a comportarme de manera ociosa.
Corre la leyenda de que, hasta no hace mucho, sol¨ªa trabajar 16 horas al d¨ªa. No, eso no es cierto. Si un escritor le dice que escribe tantas horas seguidas, est¨¦ seguro de que le est¨¢ mintiendo. Escribir es un ejercicio f¨ªsicamente agotador, por lo que hacerlo durante seis horas seguidas ya me parece excesivo. Otra cosa es el trabajo que hacemos sin darnos cuenta. En el interior de cada uno de nosotros existe un obrero invisible, que sigue trabajando cuando nosotros desconectamos. A menudo dejo mis guiones reposar dos o tres meses. Cuando vuelvo a trabajar en ellos, encuentro soluciones inmediatas a problemas que me parec¨ªan irresolubles.
?C¨®mo se lo explica? El inconsciente siempre resulta fundamental, tambi¨¦n al escribir. Para que un personaje sea completo, siempre hay que dotarlo de un subconsciente propio. Todo escritor debe conferir zonas oscuras a sus personajes. Y cuando hacen cosas absurdas o impropias de ellos hay que dejarles tomar ese camino imprevisto.
A los personajes hay que dejarles que hagan cosas absurdas
Es decir, que el autor nunca debe tener la pretensi¨®n de controlarlos totalmente. Claro que no. Eso es lo peor que te puede pasar. Eso ser¨ªa el teatro burgu¨¦s del siglo XIX, donde los personajes eran puros estereotipos y uno ya sab¨ªa c¨®mo reaccionar¨ªan ante cualquier acontecimiento nada m¨¢s salir a escena. Siempre cuento una an¨¦cdota que lo resume muy bien. Durante el ensayo de una obra de Pirandello, una actriz le dijo que no era capaz de entender a su personaje: ¡°?C¨®mo es posible que diga esto en la p¨¢gina 27 y luego, en la 50, haga lo contrario?¡±. Pirandello le respondi¨® de forma brillante: ¡°?Y a m¨ª qu¨¦ me cuenta? Yo solo soy el autor¡¡±.
?Dir¨ªa que, a causa del contexto econ¨®mico, nunca ha sido tan dif¨ªcil hacer cine y teatro como hoy? Es complicado juzgar el presente, pero dir¨ªa que se trata de un mito, porque eso ha sucedido siempre. No conozco una sola pel¨ªcula u obra de teatro que no haya tenido problemas financieros. El proceso creativo siempre se las ha tenido que ver con la necesidad de ganar dinero. Por otra parte, nunca he cre¨ªdo que arte y dinero sean incompatibles. Lo que es cierto es que el cine todav¨ªa puede generar dinero, pero el teatro ya no, pese a ser la forma de arte m¨¢s antigua y dir¨ªa que tambi¨¦n la m¨¢s viva. En Les Bouffes du Nord [el teatro parisiense fundado por Peter Brook, con quien lleva 35 a?os trabajando], cuando la sala est¨¢ llena hasta los topes, solo logramos sufragar un 35% de los gastos. Sin las subvenciones y los patrocinadores no podr¨ªamos seguir.
Volviendo a la primera pregunta, ?a qu¨¦ ha tenido que renunciar por su oficio? No siga por ah¨ª. Si alguna vez me escucha lamentarme de la vida que he tenido, le autorizo a que me d¨¦ un tortazo. He tenido una existencia incre¨ªble, teniendo en cuenta que solo soy un campesino de origen muy modesto.
?En qu¨¦ le han marcado esos or¨ªgenes? Nunca he renegado de ellos. He tenido un pie en la casa donde nac¨ª y el otro paseando por el mundo. Todav¨ªa soy propietario de esa casa; vuelvo all¨ª un par de meses al a?o para trabajar durante el verano. Supongo que tambi¨¦n la conserv¨¦ por motivos simb¨®licos. Nunca me apeteci¨® venderla, tal vez en recuerdo de mis padres. De todas formas, tampoco val¨ªa gran cosa.
?Es cierto que creci¨® sin libros? Cuando nac¨ª, en mi casa no hab¨ªa un solo libro, ni tampoco ninguna imagen, porque los campesinos no colgaban im¨¢genes de las paredes. En realidad, estaba destinado a seguir ocup¨¢ndome de las dos hect¨¢reas que trabajaba mi padre, productor de vino, que antes labraron mi abuelo y mi bisabuelo. Por un concurso de circunstancias, mi destino se torci¨®. Mi padre padec¨ªa una enfermedad cardiaca que le impidi¨® seguir trabajando en el campo. Al final de la guerra nos mudamos a Montreuil, un suburbio comunista en la periferia de Par¨ªs, donde mis padres regentaron un peque?o caf¨¦ frecuentado por gitanos que hab¨ªan sobrevivido a los campos de exterminio. Entre ellos estaba Joseph Reinhardt, hermano de Django, que pasaba noches enteras tocando en el caf¨¦. Ese fue el primer encuentro incre¨ªble en mi vida.
Ha dicho que la escuela le salv¨®. Sin las dos maestras del colegio de mi pueblo, nunca hubiera tenido esta vida. Soy un producto de la escuela p¨²blica y republicana, favorecido por profesores que creyeron en m¨ª y por becas sin las que nada hubiera sido posible. Hoy se critica ese sistema por su elitismo, ya que solo favorece a quienes tienen mejores notas. Pero yo no puedo ser otra cosa que elitista. Ese sistema permite detectar y promocionar, si no a los mejores alumnos, s¨ª a los que pueden hacer avanzar el mundo. Tambi¨¦n tuve un familiar que me dej¨® acceder a su biblioteca. Me dec¨ªa: ¡°Puedes leer todos los que quieras, menos este libro y este otro¡±. En cuanto se marchaba, me pon¨ªa a leer los libros que me hab¨ªa prohibido, claro.
Ser de izquierdas consiste en aceptar el movimiento continuo del mundo
?De d¨®nde surgi¨® su inter¨¦s por las culturas ex¨®ticas? Como todos los ni?os que nacen en un rinc¨®n perdido en la monta?a, siempre quise saber qu¨¦ hab¨ªa m¨¢s all¨¢. Devoraba atlas de geograf¨ªa o las aventuras de Tint¨ªn. Una vez le¨ª un libro sobre cuentos y leyendas de la India y descubr¨ª qui¨¦n era Buda. Fue entonces cuando le dije a mi madre que quer¨ªa poner uno en el bel¨¦n. Como no sab¨ªa qui¨¦n era, fue a pedirle permiso al cura. Sorprendentemente, le dijo que no hab¨ªa problema, creyendo que se trataba de un fil¨®sofo chino¡ Logr¨® dar con uno en el pueblo vecino y lo colocamos en el bel¨¦n, aunque fuera tan enorme que aplastaba al Ni?o Jes¨²s. Luego, cuando ven¨ªan visitas, lo quit¨¢bamos. Sigo trabajando con ese buda presidiendo mi despacho. Cada vez que voy a mi casa del pueblo, lo saludo colocando mi frente contra la suya.
?Esa curiosidad por lo ex¨®tico le sigue guiando? Siempre me han apasionado Asia y el mundo ¨¢rabe, he trabajado en India y en M¨¦xico, y mi mujer es iran¨ª [Nahal Tajadod, especialista en lenguas y culturas orientales]. Pero reconozco que a partir de cierta edad he experimentado el sentimiento contrario. De peque?o me mor¨ªa de ganas por conocer el mundo. Ahora me apetece olvidarlo. Cuando pienso en lo est¨¢ pasando en Oriente Pr¨®ximo me entran ganas de ponerme una venda en los ojos. Siempre he querido visitar Alepo, pero ahora ya no me apetece. Es un sentimiento peligroso, pero no lo puedo evitar.
Ha escrito mucho, pero muy poco sobre su propia vida. ?Por qu¨¦? Nunca me ha gustado hablar de m¨ª. Un escritor es interesante por lo que emana de su interior, nunca por lo que dice sobre s¨ª mismo.
Jean-Claude Carri¨¨re
Ha sido el guionista por antonomasia del cine de autor europeo durante las ¨²ltimas seis d¨¦cadas. Ha escrito para directores como Jacques Tati, Jean-Luc Godard, Louis Malle, Milos Forman, Costa Gavras, Andrzej Wajda y Nagisa Oshima. En el teatro ha firmado incontables obras y adaptaciones al franc¨¦s, adem¨¢s de ser el dramaturgo titular del brit¨¢nico Peter Brook durante los ¨²ltimos 35 a?os. Fascinado por la literatura del siglo XVII, las escrituras sagradas de la India o la astrof¨ªsica contempor¨¢nea, es autor de innumerables ensayos y canciones para Boris Vian, Juliette Gr¨¦co o Brigitte Bardot. A punto de cumplir 84 a?os, prepara un proyecto con el director Volker Schl?ndorff sobre las relaciones entre Rusia y el Vaticano. El a?o pasado recibi¨® un Oscar honor¨ªfico.
Habiendo vivido gran parte del siglo pasado, ?qu¨¦ a?os se le han quedado grabados en la memoria? Sin lugar a dudas, la paz de 1945 y las fiestas de la Liberaci¨®n, que fueron incre¨ªbles. Tambi¨¦n todo lo sucedido en 1968, con el movimiento estudiantil, la juventud ametrallada en M¨¦xico y la invasi¨®n sovi¨¦tica de Praga. A un nivel personal, tal vez el estreno de Mahabharata en los ochenta, que es lo m¨¢s dif¨ªcil que he hecho en la vida. En el Festival de Avi?¨®n, la gente me paraba por la calle. Pero no me dec¨ªa ¡°bravo¡±, sino ¡°gracias¡±, lo que me parece sintom¨¢tico de un ¨¦xito verdadero. Bueno, y tambi¨¦n incluir¨ªa este a?o 2015¡
?Por qu¨¦? Porque he evitado morir. He sobrevivido a una operaci¨®n en la que me pararon el coraz¨®n durante una hora. Antes de entrar a quir¨®fano me dijeron que ten¨ªa un 50% de posibilidades de sobrevivir. Me recuerdo solo en un pasillo de hospital, de noche, repiti¨¦ndome que tal vez ser¨ªa la ¨²ltima noche de mi vida. Uno no sale indemne de algo as¨ª¡ ?Le sirvo un caf¨¦? [cambiando de tema¡].
Me gustar¨ªa que me contara c¨®mo ?conoci¨® a Bu?uel. Fue en 1963, en el Festival de Cannes. Buscaba a un guionista que conociera la vida en las provincias francesas para poder coescribir Diario de una camarera con ¨¦l.
?Por qu¨¦ cree que lo escogi¨®? En ese primer encuentro nos dimos cuenta de que nos un¨ªan varias cosas. Para empezar, me pregunt¨® si beb¨ªa vino. Yo le respond¨ª que no solo lo beb¨ªa, sino que mi familia lo produc¨ªa. Tambi¨¦n le gust¨® que hubiera trabajado con Jacques Tati y que hubiera rodado un documental sobre la vida sexual de los animales, Bestiaire d¡¯amour. No s¨¦ si sabe que Bu?uel fue, hasta el final de su vida, un entom¨®logo apasionado. Cada vez que ve¨ªa un insecto, pronunciaba su nombre cient¨ªfico en lat¨ªn.
?C¨®mo logr¨® lidiar con ¨¦l? Al principio le dec¨ªa siempre que s¨ª a todo. Me parec¨ªa natural hacerlo frente a un maestro del cine, que encima ten¨ªa 30 a?os m¨¢s que yo. Pero un d¨ªa, uno de sus productores me cit¨® en Par¨ªs. Me dijo que las cosas no pod¨ªan seguir as¨ª, que deb¨ªa aprender a decirle que no. Fue entonces cuando empez¨® nuestra verdadera colaboraci¨®n.
?Nunca se enfadaron? Discutimos, por supuesto, y a veces de manera ruidosa, pero sin que existiera un conflicto grave entre nosotros. Por ejemplo, nunca me sent¨ª c¨®modo con su proyecto de adaptar L¨¤-Bas, el libro de Huysmans, con G¨¦rard Depardieu, al que termin¨® renunciando.
El inconsciente siempre resulta fundamental, tambi¨¦n al escribir
?Fue tan provocador como reza la leyenda? Se ha exagerado un poco su perfil alborotador. S¨ª que lo fue, pero dir¨ªa que no lo hac¨ªa adrede. En la vida cotidiana fue un hombre muy bueno, que vaciaba a menudo sus bolsillos por los mendigos. Pod¨ªa ser c¨ªnico y perturbador, pero nunca malvado. La gente no sabe que fue un hombre muy divertido, incluso c¨®mico. Con Bu?uel, un d¨ªa sin re¨ªr era un d¨ªa perdido.
?Se sinti¨® hu¨¦rfano tras su muerte? Yo ya ten¨ªa casi 60 a?os y hab¨ªa trabajado con otros directores, pero algo de eso hubo. Durante muchos a?os, ante cualquier dificultad, me he seguido preguntando qu¨¦ har¨ªa Bu?uel. Un maestro de verdad lo sigue siendo despu¨¦s de morir. No pasan dos d¨ªas sin que le consulte algo.
?C¨®mo fue su colaboraci¨®n con Jean-Luc Godard, con quien firm¨® dos guiones en los ochenta? Un d¨ªa llam¨® a la puerta y dijo que ten¨ªa una idea para m¨ª: ¡°La historia de un ?hombre que se marcha de Par¨ªs, o de otra ciudad; a Suiza u otro pa¨ªs; donde conoce a una mujer, o tal vez a dos¡¡±. Godard es un genio, una especie de viejo sabio zen. El a?o pasado estuvo bastante enfermo. De toda nuestra generaci¨®n, ya solo quedamos ¨¦l y yo, que es un a?o mayor. Truffaut fue el primero en marcharse, luego Chabrol y Rohmer¡
De todas sus adaptaciones literarias para el cine, que incluyen a Proust, Dostoievs?ki y Rostand, ?cu¨¢l ha sido la m¨¢s complicada? Tal vez La insoportable levedad del ser, basada en la novela de Milan Kundera, aunque termin¨® siendo m¨¢s f¨¢cil de lo que pensaba. Todo el mundo me dec¨ªa que estaba loco, que ser¨ªa imposible adaptar una novela tan filos¨®fica, que era como una sinfon¨ªa de Beethoven por escrito¡ Pero Kundera cooper¨® mucho. Incluso a?adi¨® algunas frases al guion con su propia pluma que no estaban en el libro original. Adaptar El tambor de hojalata, de G¨¹nter Grass, tambi¨¦n fue dif¨ªcil y estimulante, porque no hab¨ªa muchos di¨¢logos.
?D¨®nde tiene el ?scar honor¨ªfico que le dieron en 2014? Lo tengo ah¨ª, escondido en el armario¡ Tampoco es cuesti¨®n de exhibirlo.
Si un escritor dice que escribe tantas horas seguidas, est¨¢ mintiendo
Al recibirlo, pronunci¨® un discurso donde reivindicaba la figura del guionista, para usted ¡°menospreciada¡± en la historia del cine. ?El guionista es una v¨ªctima? Los guionistas son sombras en la historia del cine, pese al papel important¨ªsimo que suelen tener. Pero no me lamento; escog¨ª este trabajo a conciencia. Peor ser¨ªa ser director, que es un oficio mucho m¨¢s cruel: tras un par de fracasos, nunca m¨¢s te dejan rodar nada.
En la Francia posterior a la ?nouvelle vague, donde el realizador era tambi¨¦n el autor de la pel¨ªcula, ?un guionista que no dirigiera no era una especie de ?sinsentido? S¨ª, en parte fue as¨ª. Se ?escribieron cosas bastante ofensivas en ?Cahiers du Cin¨¦ma. Se produjo una ?denigraci¨®n del guionista que todav¨ªa dura. Fernand L¨¦ger sol¨ªa decir que el tema de un cuadro era tan in¨²til como el guion de una pel¨ªcula. No s¨¦ c¨®mo se puede afirmar ?semejante idiotez. A menudo, el guionista ha sido percibido como un desgraciado que solo aspira a cortar las alas del director. En ?realidad, como dec¨ªa Bu?uel, rodar una pel¨ªcula es como construir una catedral: uno dise?a la estructura general, otro pone los vitrales¡
?Se sigue considerando un hombre de izquierdas? S¨ª, por dos razones sencillas. La primera es que, por mucho que uno se resista a ello, el mundo sigue cambiando. Ser de izquierdas consiste en aceptar ese movimiento continuo. En segundo lugar, dir¨ªa que soy m¨¢s altruista que ego¨ªsta, que es otro valor izquierdista fundamental. Lo cual no significa que todo lo que hace la izquierda me parezca bien.
?Qui¨¦nes son los grandes directores de nuestro tiempo? El tiempo de los grandes maestros, como Bergman, Antonioni, Fellini o Bu?uel, ha quedado atr¨¢s. Igual que en la literatura, existen generaciones maravillosas y otras que, sin serlo menos, se expresan de una forma m¨¢s uniforme u homog¨¦nea. A mis estudiantes les suelo decir que siempre podr¨¢n rodar pel¨ªculas. A lo que tienen que prestar ?atenci¨®n es a hacer avanzar el cine. Es decir, que deber¨¢n encontrar algo nuevo para que el cine no se quede atr¨¢s, inm¨®vil. Uno de los ¨²ltimos que lo ha conseguido es Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu con Birdman.
Por ¨²ltimo, ?se considera un nost¨¢lgico? No. A la gente que dice que las cosas eran mejores antes, yo les respondo que no es verdad, porque yo he conocido ese ¡°antes¡±, y s¨¦ que no era mejor.
elpaissemanal@elpais.es
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