Comedia de autoayuda

La rectitud y la extravagancia. La solidez y la inestabilidad. La rutina y la singularidad. Mi primo, comedia de Jean Kounen sobre el mundo de los negocios de alto nivel, se asienta en un cl¨¢sico de la risa ya desde el cine mudo, el choque inevitable entre dos personalidades contrapuestas: un brillante empresario vin¨ªcola que ha llevado a la firma familiar hasta el ¨¦xito mundial, y su desquiciado primo, reci¨¦n salido del psiqui¨¢trico, propietario de la mitad de las acciones por herencia y, por tanto, con voz y voto. Como suele ocurrir en la tipolog¨ªa c¨®mica y, sobre todo, en su vertiente dram¨¢tica de relato de superaci¨®n, Kounen acude a otro clich¨¦ narrativo: ?qui¨¦nes son aqu¨ª en verdad el loco y el cuerdo?

El director franc¨¦s, que ha ido conformando una carrera muy ecl¨¦ctica, aunque con preponderancia del cine de acci¨®n y de g¨¦nero con obras como Dobermann (1997) y el w¨¦stern de vi?eta Blueberry (2004), se apoya en la carism¨¢tica presencia de sus dos int¨¦rpretes, los siempre excelentes Vincent Lindon y Fran?ois Damiens. El problema es que la pel¨ªcula no tiene m¨¢s asidero de calidad al que agarrarse que el de ellos, con la contradicci¨®n de que, trat¨¢ndose fundamentalmente de una comedia, sean los momentos dram¨¢ticos los que mejor funcionen.

Cuanto m¨¢s despendolada se pone Mi primo, en particular con las enso?aciones a doble banda de los protagonistas, menos gracia tiene y, en el n¨²cleo central, Kounen se detiene en demas¨ªa en una catastr¨®fica desventura en un avi¨®n con aterrizaje de emergencia, filmada con los resortes del cine de acci¨®n, y que poco tiene que ver con el resto en cuanto al tono. De modo que solo nos queda el trabajo intachable de Lindon y Amiens, y la obviedad y previsibilidad del mensaje de autoyuda: la valoraci¨®n de las cosas importantes de la vida.