Augusto de Campos, 90 a?os del poeta icono del concretismo brasile?o
El tambi¨¦n ensayista cumple a?os desalentado por la situaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs: ¡°Brasil debe librarse de la covid-19 y del Bolsonaro-22¡å
Algo sucede en la fachada de la Biblioteca M¨¢rio de Andrade, ubicada en el centro de S?o Paulo. La arquitectura del edificio se ha modificado con la instalaci¨®n de un panel de LED de 10 metros que reproduce sin intervalos el poema Cidade/City/Cit¨¦. Sacar del papel el texto publicado originalmente en 1963 y lanzarlo a la dura poes¨ªa concreta de las esquinas de la metr¨®poli parece hacer justicia al legado de Augusto de Campos, que cumpli¨® 90 a?os el pasado 14 de febrero.
Ocupar la ciudad, invariablemente sumergida en el feo humo que sube y borra las estrellas, fue siempre uno de los objetivos de Augusto, incluso cuando el proyecto de poes¨ªa concreta formulado con su hermano Haroldo y el tambi¨¦n poeta D¨¦cio Pignatari a principios de los a?os 50 era a¨²n embrionario. Augusto no solo produjo poes¨ªa, sino tambi¨¦n ensayos sobre m¨²sica, arte y cultura en general, as¨ª como traducciones de escritores que fueron la base de las formulaciones te¨®ricas del concretismo en Brasil.
En los ¨²ltimos 70 a?os, Augusto ha publicado libros como Viva Vaia (1979), Despoesia (1994), N?o (2003) y Outro (2015), que re¨²nen buena parte de su producci¨®n po¨¦tica, y ha traducido a autores poco accesibles en Brasil, como el estadounidense Ezra Pound y el franc¨¦s Mallarm¨¦. Adem¨¢s, ha escrito ensayos y estudios cr¨ªticos sobre literatura y m¨²sica en los que analiza movimientos como la Bossa Nova y la Tropicalia.
A pesar de los homenajes, el poeta, ganador de los premios Pablo Neruda (2015) y Janus Pannonius (2018), no est¨¢ para celebraciones. Cada vez m¨¢s recluido y reacio a dar entrevistas y aparecer en p¨²blico, Augusto se desahog¨® con EL PA?S para justificar su aparente silencio. ¡°Me siento abrumado por las peticiones m¨¢s diversas. Pero mi silencio es tambi¨¦n el resultado de una especie de desaliento ante la deplorable situaci¨®n en la que se encuentra el pa¨ªs¡±, afirm¨® por correo electr¨®nico.
¡°La palabra de los poetas cada vez se tiene menos en cuenta en el contexto de consumo masivo en el que vivimos los cultivadores de la poes¨ªa, donde nos situamos ¡®al margen del margen¡¯. Si la palabra de los poetas tuviera alguna resonancia, no habr¨ªan sido tan escasas las manifestaciones cuando advert¨ª en Brasilia, al recibir la Orden del M¨¦rito Cultural (en 2015), de la conspiraci¨®n contra la presidenta Dilma Rousseff, que luego fue destituida en un impeachment grotesco y vergonzoso, bajo el signo del elogio a un notorio torturador de la dictadura¡±, critic¨®.
¡°Con tales premisas, no estoy para celebraciones, viendo mi pa¨ªs entregado a incompetentes, oportunistas y reaccionarios de todo tipo, en un contubernio paramilitar. Lo que Brasil tiene que hacer es deshacerse de la covid-19 y del Bolsonavirus-22 (y por este ¨²ltimo entiendo a toda la banda que acompa?a a nuestro ¡®presidemente¡¯). Un virus mata. El otro idiotiza¡±, agrega.
Poes¨ªa concreta, ayer y hoy
El n¨²cleo del concretismo liderado por Augusto, Haroldo y D¨¦cio apareci¨® en 1952 con la publicaci¨®n de la revista Noigrandes, una palabra indescifrable que en t¨¦rminos sem¨¢nticos significar¨ªa algo as¨ª como escapar del aburrimiento. La revista marc¨® el inicio de la poes¨ªa concreta en Brasil, con textos que ya apuntaban a una radicalizaci¨®n de la sintaxis, del verso, a la b¨²squeda de la sonoridad y al culto a la forma, ratificados posteriormente en diversos manifiestos, como el Plan piloto de la poes¨ªa concreta, de 1958.
Otros escritores orbitaron alrededor del n¨²cleo duro de S?o Paulo, con mayor o menor intensidad, entre pol¨¦micas y rencillas, como Pedro Xisto, Jos¨¦ Paulo Paes, M¨¢rio da Silva Brito y Ferreira Gullar.
La poes¨ªa concreta dialog¨® con la ciudad y el desarrollo industrial y tecnol¨®gico del Brasil de la ¨¦poca. No es de extra?ar que el t¨ªtulo del manifiesto publicado en 1958 haga referencia a los rasgos modernos y a la arquitectura futurista de L¨²cio Costa y Oscar Niemeyer en la concepci¨®n de Brasilia, inaugurada dos a?os despu¨¦s. Estructuralmente, el objetivo concretista es la comunicaci¨®n-forma, ¡°la presentificaci¨®n del objeto verbal, sin biombos de subjetivismo¡±, como lo defini¨® en su d¨ªa Haroldo de Campos. Sus dise?os, la simetr¨ªa y los c¨¢lculos sobre la forma engendran una serie de detalles al proceso de creaci¨®n, como una ¡°ingenier¨ªa¡± del verso.
Otro aspecto importante para el surgimiento del grupo concretista a principios de la d¨¦cada de 1950 fue ¡°el crecimiento de un p¨²blico cosmopolita¡±, como defini¨® el cr¨ªtico Gonzalo Aguilar, en una pr¨®spera metr¨®polis que acababa de ver nacer el Museo de Arte de S?o Paulo (MASP) y el Museo de Arte Moderno (MAM). Este factor contribuy¨® significativamente a que nombres como Pound, Mallarm¨¦, Apollinaire, E. E. Cummings, Maiakovski y James Joyce ganaran espacio en las discusiones a partir de las traducciones realizadas por Augusto.
¡°La traducci¨®n-arte, modelo creado por Augusto y Haroldo, es una de las herencias del concretismo. Recrearon en portugu¨¦s la poes¨ªa de la invenci¨®n, desde los griegos, pasando por creadores de lenguaje como Apollinaire y Joyce, hasta contempor¨¢neos como el estadounidense John Cage, traduciendo sonido y significado a la vez que manten¨ªan la forma. No se resume solo al conocimiento de la lengua. Fueron m¨¢s all¨¢ al recomponer el poema en nuestra lengua en su forma original¡±, comenta el editor y traductor Vanderley Mendon?a.
La obra de Augusto, la poes¨ªa concreta, fue rechazada por la cr¨ªtica. La propuesta de ruptura que defend¨ªa el grupo encontr¨® cierta resistencia en el canon literario brasile?o. Pero, a la vez, sirvi¨® para que surgieran ¡°nuevas vertientes de la cr¨ªtica que pudieran responder a las obras de invenci¨®n, despoj¨¢ndose del automatismo del rechazo a la novedad y sin la protecci¨®n inmutable y sagrada del canon¡±, como explica Raquel Campos, posdoctoranda en Estudios Literarios de la Universidad Federal de S?o Carlos.
¡°Creo que el concretismo fue el ¨²ltimo gran movimiento de vanguardia de la literatura brasile?a, por su repercusi¨®n, no solo nacional, sino tambi¨¦n internacional. Adem¨¢s, los cambios propuestos por Augusto, Haroldo y D¨¦cio siguen siendo explorados por diferentes poetas y radicalizados por las innumerables posibilidades tecnol¨®gicas actuales¡±, afirma la investigadora.
Los l¨ªmites del papel y la tecnolog¨ªa
En una entrevista publicada en el portal de artes visuales New City Brazil en 2016, Augusto coment¨® que en su infancia no manifest¨® ninguna predisposici¨®n a escribir. ¡°Me gustaba dibujar. Solo me plante¨¦ escribir poes¨ªa hacia los diecis¨¦is a?os, influenciado por mi hermano Haroldo, un a?o y medio mayor que yo y que tambi¨¦n se sent¨ªa atra¨ªdo por ese campo¡±. Es curioso pensar que el poeta podr¨ªa ni siquiera haber escrito. De los tres formadores de poes¨ªa concreta en Brasil, Augusto fue el menos verbal.
¡°Augusto comenz¨® su trayectoria como poeta, pero se fue acercando cada vez m¨¢s a las artes visuales. No es raro encontrar en sus obras poemas concretos transformados en obras totalmente visuales, como en el caso de C¨®digo (1973) o Viva vaia (1972). Para m¨ª y para otros profesores que han estudiado su obra, especialmente en el extranjero, es m¨¢s conocido en la comunidad de las artes pl¨¢sticas que en la de la poes¨ªa¡±, dijo Marjorie Perloff, profesora em¨¦rita de ingl¨¦s en la Universidad de Stanford.
Hay varias obras que han roto los l¨ªmites del libro, algunas en colaboraci¨®n con el artista intermedi¨¢tico espa?ol Julio Plaza. En 1987, por ejemplo, Plaza instal¨® el poema Cidade/City/Cit¨¦ en grandes letras de madera pintadas en rojo, a lo largo de unos 80 metros, en la fachada del edificio de la Bienal de S?o Paulo.
En 1991, poemas como Rever y Poesia ¨¦ risco se proyectaron con l¨¢ser en la Avenida Paulista. Diez a?os m¨¢s tarde, el poema ¡°Tudo est¨¢ dito¡± apareci¨® tambi¨¦n en la fachada de edificios de R¨ªo de Janeiro. El a?o pasado, una valla publicitaria con el poema Viva vaia se exhibi¨® en las calles de Vit¨®ria. ¡°No veo el libro como un l¨ªmite y tengo un gran aprecio por el veh¨ªculo impreso. Pero entiendo que la comunicaci¨®n visual abre enormes ¨¢reas de informaci¨®n y difusi¨®n que complementan y ampl¨ªan la difusi¨®n de la materia literaria¡±, dijo Augusto.
Augusto siempre ha mostrado inter¨¦s por la tecnolog¨ªa, que se acentu¨® a partir de los a?os 80, cuando los ordenadores se hicieron m¨¢s accesibles, y en la d¨¦cada siguiente, con la evoluci¨®n de Internet en Brasil. ¡°La trayectoria po¨¦tica de Augusto ha realizado dos desplazamientos b¨¢sicos desde los a?os 50: por un lado, el poeta ha ido transponiendo o aclimatando sus poemas y experimentos intersemi¨®ticos, antes contenidos en papel o soportes anal¨®gicos (libros, registros fonogr¨¢ficos, videoarte) a los dispositivos y plataformas digitales actuales¡±, explica el cr¨ªtico Ronald Augusto.
La m¨²sica. Y los tropicalistas
El grupo tropicalista formado por los artistas Caetano Veloso, Gilberto Gil, Tom Z¨¦, Gal Costa, Torquato Neto, Jos¨¦ Carlos Capinam, Nara Le?o, Rita Lee y los hermanos Arnaldo y S¨¦rgio Baptista, que surgi¨® en los a?os sesenta, fue constantemente atacado con alegaciones de que la m¨²sica producida en comuni¨®n con las novedades de la ¨¦poca, como el sonido de la guitarra el¨¦ctrica, era perjudicial para la m¨²sica popular brasile?a.
Augusto, sin embargo, identific¨® en el grupo, especialmente en Caetano, una especie de vanguardia que los un¨ªa. Para el poeta, el m¨²sico bahiano fue el responsable de dar continuidad a los cambios est¨¦ticos promovidos por la Bossa Nova a finales de la d¨¦cada anterior, en la producci¨®n de Jo?o Gilberto, Tom Jobim, entre otros. Estas consideraciones fueron publicadas en 1968, en el libro Balance(o) de la bossa nova y otras bossas.
¡°Un amigo me mostr¨® un art¨ªculo de Augusto sobre mi canci¨®n Boa palavra, que compet¨ªa en el festival Excelsior [el primer festival de m¨²sica popular de la televisi¨®n brasile?a]. Eso me intrig¨®. M¨¢s tarde, ya en S?o Paulo, Augusto entr¨® en contacto conmigo y quedamos. A partir de entonces, empezamos a vernos, me present¨® a su hermano Haroldo y a D¨¦cio Pignatari. Y la obra de Oswald de Andrade, los textos de Joyce, los poemas de E. E. Cummings, Una tirada de dados de Mallarm¨¦¡±, explica Caetano Veloso a EL PA?S.
¡°Augusto vio en lo que empez¨¢bamos a hacer alg¨²n tipo de identificaci¨®n con su trabajo. Ese ambiente nos acerc¨® a los compositores J¨²lio Medaglia, Rog¨¦rio Duprat, Damiano Cozzella. Ten¨ªamos un programa, un proyecto, un plan. Los concretistas vieron algo que coincid¨ªa con sus propias aventuras expresivas¡±, destaca Caetano.
La defensa que hizo Augusto de las intenciones tropicalistas representaba la forma con que el escritor se relaciona con la m¨²sica, un entusiasta de nombres de vanguardia, como Cage, el compositor alem¨¢n Stockhausen y el austriaco Webern, poco conocidos en Brasil, pero que estaban en la columna vertebral de los experimentos promovidos por la Tropicalia.
El deseo de ver c¨®mo sus poemas sal¨ªan del papel tambi¨¦n hizo que algunas de sus obras se convirtieran en canciones. Augusto puso m¨²sica a parte de su obra en colaboraci¨®n con su hijo, Cid Campos. Caetano grab¨® el poema Pulsar (1975) en su disco Vel?, de 1984. Otros artistas, como Tom Z¨¦ y Arnaldo Antunes, tambi¨¦n tomaron un camino similar, llevando la poes¨ªa concreta a la m¨²sica popular.
¡°Ellos [los concretistas] eran vanguardistas. Ten¨ªan una actitud similar a la de los creadores de las vanguardias de principios del siglo XX. Para m¨ª, Augusto fue un vanguardista radical. Busc¨® las letras de luces de colores en Poetamenos. Los poemas sin palabras de la serie Pop-cretos. Y nunca dej¨® de experimentar. Y de buscar. Hasta hoy¡±, se?ala Caetano.
Sobre el papel de las vanguardias en el Brasil contempor¨¢neo, el rescoldo de la producci¨®n de los concretistas y tropicalistas, Caetano oscila entre la esperanza y el miedo. ¡°Hay mucha producci¨®n horizontal y, con Internet, vemos a los habitantes de las favelas componiendo piezas electr¨®nicas en funks con pocas (y descaradas) palabras. Brasil es un pa¨ªs de situaciones horrendas: c¨¢rceles que son mazmorras, en las que 80 tipos ocupan celdas que fueron construidas para 15. Parece insalvable y a¨²n sue?a con salvar el mundo¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.