Los Goya est¨¢n bien vivos
La gala m¨¢s encorsetada, con todo el mundo metido dentro de su propia pantalla, fue la m¨¢s liberada precisamente por eso: en un teatro manda el regidor, en el sal¨®n de tu casa no manda ni Dios
Laura Dern nos quiere. Es importante, porque adem¨¢s no es la ¨²nica. Espa?a no se puede sostener solo con el amor de Laura Dern; necesitamos m¨¢s, aunque tampoco mucho m¨¢s viendo el amor que nos tiene Laura Dern. Por eso nosotros tambi¨¦n nos queremos, y habr¨¢ alguno ¡ªespero que muchos¡ª que la quieran a ella. Dern hizo su declaraci¨®n de amor a Espa?a y su cine en uno de los mejores v¨ªdeos grabados por estrellas mundiales emitidos en la gala de los Goya. La otra declaraci¨®n, la nuestra, se produjo al adaptar la entrega de premios a un mundo sin contactos, sin p¨²blico y con todos los nominados en sus casas. Pod¨ªa hacerse y se hizo. Como se hicieron a distancia tantas cosas este a?o. Cosas que no sab¨ªamos que se pod¨ªan hacer y se hicieron, y algunas de ellas incluso mejor, como aquel Woody Allen que mont¨® una tienda de galletitas al lado de un banco para atracarlo mediante un butr¨®n, y result¨® que las galletitas estaban tan ricas que le hicieron millonario.
Los Goya no ser¨¢n una de esas cosas que sal¨ªan mejor en la pandemia por la misma raz¨®n por la que tampoco hay cine sin p¨²blico, aunque esta edici¨®n haya salido del apuro con nivelazo. Se part¨ªa con la premisa del dolor y de la distancia, de la tristeza por la pandemia; rebajada la expectativa del humor por necesidad, con la tradicional presencia de c¨®micos sobre el escenario obligados a hacer re¨ªr, las cosas fluyeron distintas, m¨¢s ligeras, m¨¢s espont¨¢neas, m¨¢s locas y r¨¢pidas; bravo por Banderas y Casado. La gala m¨¢s encorsetada, con todo el mundo metido dentro de su propia pantalla, fue la m¨¢s liberada precisamente por eso: en un teatro manda el regidor, en el sal¨®n de tu casa no manda ni Dios.
Se averigu¨® r¨¢pido, cuando Nerea Torrijos recibi¨® el primer Goya al mejor vestuario por Akelarre y casi se la llevan por delante los suyos como se llevaron al mejor actor revelaci¨®n, Adam Narou (y a Mario Casas mientras escribo estas l¨ªneas). Tras la primera explosi¨®n de gritos en casa, Nerea Torrijos pidi¨® silencio sin saber ella misma si gritar tambi¨¦n o llorar, y en el cap¨ªtulo de agradecimientos mand¨® venir al ordenador a su pareja (que estaba con ella al escuchar las nominaciones, pero huy¨® suponemos que a saltar de felicidad) con una frase legendaria: ¡°Ven aqu¨ª, hostia¡±. Quiz¨¢ la segunda frase que m¨¢s escuchamos a lo largo de nuestra vida, s¨®lo superada por ¡°p¨ªrate¡±.
Incluso cuando Antonio Banderas pidi¨® silencio en homenaje a las v¨ªctimas del virus hubo alguien, en una de las pantallas, que no enterado del momento saludaba efusivamente con las manitas; el mejor humor, el involuntario. Hasta la metralla inicial, la mastod¨®ntica presencia de Pedro Almod¨®var, Pen¨¦lope Cruz, J. A. Bayona y Alejandro Amen¨¢bar para entregar el primer premio a modo de declaraci¨®n de intenciones, se vio acompa?ada por Paz Vega, que no ten¨ªa culpa de nada, pero por qu¨¦. Y en fin, Fernando Trueba, ganador con El olvido que seremos, nos represent¨® a todos hablando sin tener el micr¨®fono activado, s¨®lo que ¨¦l sin querer y nosotros, la mayor¨ªa, porque lo apagamos para cagarnos en todo y que se nos lea en los labios (¡°no, hombre, c¨®mo voy a decir eso¡±).
Un reconocimiento al cine independiente y de mujeres
Alejandro Sanz hab¨ªa dicho, en las declaraciones previas, que ver¨ªa la gala en su ¡°pantallita de cine¡± homenajeando a Groucho Marx (¡°la felicidad est¨¢ hecha de peque?as cosas: un peque?o yate, una peque?a mansi¨®n, una peque?a fortuna¡±) y Javier C¨¢mara, cuando Carlos del Amor le pidi¨® que ense?ase los Goyas que ten¨ªa en casa, dijo ¡°un momento¡± con un gesto que, no s¨¦ si se dio cuenta, era m¨¢s de su Juan Carrasco de Vamos Juan que de ¨¦l mismo. ¡°Esto es surrealista¡±, resumi¨® Ic¨ªar Bolla¨ªn: ¡°Estoy aqu¨ª en un apartamento alquilado en San Sebasti¨¢n, con un equipo de televisi¨®n en casa¡±.
En el teatro de M¨¢laga, sin embargo, se derrochaba algo m¨¢s valioso que el cine, al fin y al cabo una imitaci¨®n de la vida. Era ?ngela Molina contando que en ese escenario de m¨¢s de un siglo hab¨ªa cantado su padre, Antonio Molina, y que qui¨¦n le iba a decir a ¨¦l que su hija estar¨ªa all¨ª, bella y digna, recogiendo el premio de honor m¨¢s importante del cine espa?ol. Diciendo, emocionada, que la vida no se disfruta sin los dem¨¢s, y que el amor es la mejor manera de dar las gracias a todos. Volveremos, resumi¨® Barbra Streisand.
Babelia
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