El Prado descubre al retratista de la codicia
El museo presenta la primera monogr¨¢fica del desconocido pintor flamenco Marinus van Reymerswale, del que posee su mayor colecci¨®n
Hay exposiciones que funcionan como se?uelo o como el trino de las aves. El punto de partida es individual, pero el recorrido es coral. Ocurre con la muestra de Marinus: Pintor de Reymerswale en el Museo del Prado, la primera monogr¨¢fica dedicada a este artista, que estar¨¢ abierta hasta el 13 de junio, y del que el museo posee la mayor colecci¨®n del mundo. Es peque?a, con apenas 10 obras del pintor acompa?adas de otras tantas de sus coet¨¢neos, pero deviene en una especie de lupa que amplifica las lecturas de este autor habitual en los libros de texto, pero del que apenas se sabe nada.
Es uno de los artistas m¨¢s enigm¨¢ticos de la historia del arte
Marinus es uno de los artistas m¨¢s enigm¨¢ticos de la historia del arte y, seguramente, del Prado. Se estima que naci¨® sobre 1489 y que estuvo activo hasta 1546, y solo hay 26 obras en las colecciones p¨²blicas. No se inscribi¨® en ninguna escuela y empez¨® a firmar cuando ya ten¨ªa soltura con el pincel, por lo que seguramente hay mucha m¨¢s obra todav¨ªa sin catalogar. Durante mucho tiempo tuvo fama de artista recluso e iconoclasta y hasta se le confundi¨® con otra persona con su mismo nombre que particip¨® en la destrucci¨®n de obras de arte y que fue condenada en 1567. Con un estilo semejante al de Durero, siempre destac¨® por su precisi¨®n en el dibujo y lo minucioso de sus rostros y manos, moldeados a base de finas pinceladas y sombreados oscuros. Es posible que trabajara como copista o como proveedor con el taller de Quentin Massys y, al no estar registrado como maestro, fuera uno de esos pintores que no aparec¨ªan inscrito en el gremio de Amberes.
Hasta la fecha solo hay un registro de la ¨¦poca que puede proporcionar informaci¨®n tangible sobre los encargos profesionales del pintor. Hay que remontarse a 1531 y a una nota que da fe del pago del tesorero municipal Gillis van Borre por un mapa de Zuid-Beveland, una regi¨®n de Zelanda, donde viv¨ªa el artista. Justamente ese fue el gran tema de su pintura: el dinero, los comerciantes y los recaudadores de impuestos, los llamados ¡°cambistas¡±, aparte de alguna escena suelta de La vocaci¨®n de San Mateo (1530), propiedad del Museo Thyssen, o La Virgen de la leche (1530), los cuadros de Marinus Reymerswale m¨¢s antiguos de la exposici¨®n.
La emergente sociedad burguesa capitalista empujaba fuerte y ese mundo entre ricos y pobres salt¨® al lienzo como novedad. La expansi¨®n del comercio estaba en alza y los mercados de capitales, que hicieron de Amberes una ciudad rica en el siglo XVI. Seguramente est¨¦ ah¨ª el mayor valor de este artista, en su ojo anticipatorio de esa codicia que reinar¨ªa en el mundo tantos siglos despu¨¦s. Una mirada al dinero que ¨¦l aderezaba con buena dosis de s¨¢tira y de gesto burl¨®n.
Fue un verso libre dentro de la pintura flamenca, del que todav¨ªa hay mucho por estudiar
Marinus Reymerswale fue, en realidad, un verso libre dentro de la pintura flamenca, del que todav¨ªa hay mucho por estudiar. En ese foco pone el empe?o el Prado, con esa misma idea de tesis que comparten las exposiciones Invitadas y Pasiones mitol¨®gicas, un hilo tem¨¢tico del que tirar. A base de rehacer ese ovillo se han atado algunos cabos.
Su nombre fue redescubierto en 1863, gracias a la lectura correcta de su firma en El tesorero municipal y su mujer, el conocido como El cambista y su mujer (1538), un icono del Prado que se convirti¨® en la representaci¨®n de las actividades de la banca y el comercio y sobre la que se organiza, de hecho, toda la muestra. Adem¨¢s, hay versiones de versiones, como San Jer¨®nimo en su celda (1533), junto a la hom¨®nima que Durero pint¨® en 1514, y dos joyas que vienen, respectivamente, del Museo del Louvre y el Hermitage de San Petersburgo: Los recaudadores de impuestos (1535) y El tesorero municipal (1530).
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