Ang¨¦lica Liddell: ¡°Todo lo considero desde la perspectiva de mi muerte. No s¨¦ vivir, no s¨¦¡±
La creadora teatral espa?ola con mayor proyecci¨®n internacional rompe un silencio de cinco a?os para hablar de sus proyectos, sus temores y su concepci¨®n del arte
Ang¨¦lica Liddell rompe su silencio. Despu¨¦s de casi cinco a?os sin conceder entrevistas, la creadora teatral espa?ola de mayor proyecci¨®n internacional accede a hablar sobre su trabajo, sus proyectos y su forma de entender el arte y la vida en una conversaci¨®n por correo electr¨®nico con EL PA?S.
Autora, directora e int¨¦rprete de sus propios textos, ganadora del Premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica en 2012 y del Le¨®n de Plata de la Bienal de Teatro de Venecia en 2013, Liddell (Figueres, 55 a?os) se halla inmersa en la escritura del tercer volumen de su Trilog¨ªa del luto, en los pr¨®ximos meses ver¨¢ la luz su poemario Veo una vara de almendro, veo una olla que hierve y prepara dos nuevas piezas teatrales: Liebestod y Terebrante. ¡°El alma de Liebestod es el torero Juan Belmonte, a quien descubr¨ª tras leer la biograf¨ªa de Chaves Nogales, y pertenece a Historias del Teatro III, un proyecto de Milo Rau producido por el Teatro Nacional de Gante. Y Terebrante es una seguiriya a los pies de Manuel Agujetas producida por el festival Temporada Alta de Girona y el Centro Dram¨¢tico Nacional de Orleans, donde me acaban de hacer artista residente¡±, adelanta.
Pregunta. ?Su vida ha cambiado mucho por la pandemia?
Para m¨ª trabajar no es producir, trabajar es consagrarse, es hacer del suicidio una fiesta
Respuesta. Yo viv¨ªa exactamente como quer¨ªa vivir, en un avi¨®n, de hotel en hotel, trabajando sin parar, exhausta. No necesitaba una pandemia para ponerme a leer, pensar en m¨ª misma, pintar, reflexionar, ni descansar. El confinamiento empez¨® justo cuando me iba a Oporto, y poco a poco se cancel¨® la gira entera. Ahora mismo no deber¨ªa estar en mi casa. Cuento los d¨ªas que quedan para marcharme a B¨¦lgica a ensayar como quien hace muescas en la pared de una prisi¨®n.
P. ?Qu¨¦ significa para usted trabajar y vivir?
R. Para m¨ª trabajar no es producir, trabajar es consagrarse, es hacer del suicidio una fiesta. Yo hago teatro como Belmonte toreaba. ?l dec¨ªa que se torea como se es y como se ama. Trabajar es ¡°ser¡±, es ¡°amar¡±, es entregarse a algo mayor que t¨², es estar al servicio de algo que trasciende a tus propias intenciones y a tus propias fuerzas. En cambio, vivir no significa nada para m¨ª. Todo lo considero desde la perspectiva de mi muerte. No s¨¦ vivir, no s¨¦. Emocionalmente, en la vida, solo me identifico con los tarados, con los inadaptados, con los enfermos, con los rechazados, con los retrasados. Soy demasiado fr¨¢gil para desenvolverme en un mundo de fieras, de adultos, de traiciones, de enga?os, de fiesta, alcohol y diversi¨®n. Mi alma es de ni?a. As¨ª que me a¨ªslo. Cada vez que me asomo me dan una hostia, y vuelvo otra vez a la cueva. Necesito escribirlo todo, todo. Eso no es vivir.
P. Dice que fuera del escenario se siente imposibilitada para la vida. Ahora que no hay escenario, ?puede suplirlo de alg¨²n modo?
Soy demasiado fr¨¢gil para desenvolverme en un mundo de fieras, de adultos, de traiciones, de enga?os, de fiesta, alcohol y diversi¨®n
R. Ahora mismo solo encuentro alivio en la escritura, es una bendici¨®n para m¨ª. Necesito mucha disciplina. Escribo todos los d¨ªas. Pero nada sustituye al per¨ªmetro ritual de un escenario, al trance, la invocaci¨®n, la transfiguraci¨®n, a ese entusiasmo, a esa iluminaci¨®n, ese cuadro de tarantismo, esa picadura de ara?a que te obliga a un movimiento perpetuo.
P. ?Qu¨¦ sensaci¨®n tiene respecto a textos antiguos como Mi relaci¨®n con la comida?
R. No me gustan. He retirado los derechos de casi todas mis obras.
P. ?Cu¨¢l considera que es su aportaci¨®n?
R. Ninguna. En el teatro solo cuenta el instante. Esa epifan¨ªa fugaz. Ese cruce de voluntades entre el creador y el p¨²blico, esa ceremonia. El resto no importa nada.
P. Afirma que cuenta con la hostilidad de la familia teatral espa?ola desde hace 30 a?os. ?Por qu¨¦?
R. Es la historia de una antipat¨ªa mutua. Ya nos hemos hecho viejos as¨ª. Me produce risa. Por otra parte, yo no soy de familias, soy una descastada. El teatro para m¨ª es como estar dentro de un cuerpo que no me pertenece. Detesto a los actores y su mundo, me da fatiga el artisteo, ese lodazal de egos, vanidad, ansias de destacar y de ser especiales. Aborrezco ese mundillo sediento de halagos. Los actores son ruidosos, tontos, a Beckett tampoco le gustaban. Yo carezco de ese sentimiento de pertenencia a la comunidad teatral, al grupo. Esto creo que ha sido fundamental en el desencuentro con la familia, pero no deja de ser una rencilla de patio de butacas o de vecinos, de corrillo cervecero. Es una pena que sea todo tan cutre, porque las disputas est¨¦ticas deber¨ªan solucionarse a tiros, como hicieron Rimbaud y Verlaine.
Detesto a los actores y su mundo, me da fatiga el artisteo, ese lodazal de egos, vanidad, ansias de destacar y de ser especiales
P. ?Tiene fe en las pr¨®ximas generaciones?
R. Este verano vi el cine Dor¨¦ [en Madrid] lleno de j¨®venes que iban a ver Sal¨® de Pasolini. Gente rara, muy especial, no eran los guapitos, no ten¨ªan encendido el tel¨¦fono. No hubo ni una burla, ni una carcajada, iban con un respeto que me conmovi¨®. Me devolvi¨® la fe en las generaciones que vienen, pero en los muy, muy, muy j¨®venes. Supongo que en alg¨²n momento reventar¨¢ esta bulimia de egocentrismo, todo este fango socialtotalitario de los instagramers en busca de protagonismo y halagos, esta ansia de ¨¦xito a cualquier precio y a cambio de cualquier cosa, carne de Netflix, una sociedad antag¨®nica a la humildad y al servicio, prepotente, empachados de derechos a toda costa. Un derecho del que no emana un deber no es un derecho. Es lamentable.
P. En su libro Guerra Interior (La U?a Rota, 2020) dice: ¡°Reunimos a los espectadores para que aplaudan nuestro deceso. No queremos morir solos¡±, mientras el personaje de Loubna descarga contra sus fans. ?Por qu¨¦?
R. Una cosa es el p¨²blico, el encuentro tr¨¢gico, y otra cosa los fans. Loubna no arremete contra los fans, sencillamente los describe tal y como son. No hay nada que me irrite m¨¢s que ver a cuatro hist¨¦ricas que me est¨¢n esperando a la puerta de los teatros cuando yo de lo ¨²nico que tengo ganas es de encerrarme en mi habitaci¨®n o estar con personas a las que amo. El rito acaba en el escenario. El fan se apropia de tu intimidad. Son los primeros en perderte el respeto. Si adem¨¢s de fans son actores (que suelen serlo), entonces ya me repugna. Hay gente a la que le gusta la posfunci¨®n, la copita, los halagos, toda esa basura, incluso se follan a los fans y los fans se follan al artista. No me va. Me produce un tedio insuperable.
P. En sus obras habla del miedo. ?Cu¨¢l es su mayor temor?
R. Querer y no ser querida. Me aterroriza y me incapacita. Todos mis temores con respecto al amor se han cumplido con creces, me han roto el coraz¨®n, ya te digo que mi alma es de ni?a, soy muy ingenua, una cr¨ªa, mi necesidad de cari?o ha sido siempre brutal, de hu¨¦rfana. Ahora solo quiero seguir trabajando y envejecer. Mi mayor miedo es la demencia, morirme sola y loca. Mediante la escritura intento transformar los miedos en algo bello, los arranco de mis entra?as y as¨ª puedo sobrevivir a ellos.
No busco lo contempor¨¢neo, sino lo eterno
P. Si se dejara dirigir como actriz, ?con qui¨¦n ser¨ªa?
R. No soy una actriz, de manera que no podr¨ªa trabajar como actriz. Siempre que me lo han ofrecido he dicho que no. Pero s¨ª aceptar¨ªa trabajar como esclava. En 2013 le dije a mi ayudante de direcci¨®n que quer¨ªa que Israel Galv¨¢n me rompiera todos los huesos del cuerpo taconeando encima de m¨ª. Llegamos incluso a escribirle. En el cine, trabajar como esclava de Albert Serra me har¨ªa muy feliz.
P. ?Qu¨¦ artistas contempor¨¢neos le remueven por dentro?
R. No busco lo contempor¨¢neo, sino lo eterno. En mi testamento le he dejado mis escasos bienes a una pintura del Museo del Prado, Cristo sostenido por un ¨¢ngel, de Antonello de Messina, as¨ª que imag¨ªnate. No distingo lo contempor¨¢neo como tal, todo lo que me rodea en el tiempo es contempor¨¢neo y eterno a la vez, incluido un caravaggio o una entrevista de Rafael de Paula. Todo lo que fue rabioso en su tiempo lo sigue siendo ahora si lo escoges como contempor¨¢neo. Me siento muy alejada de lo que se suele entender por contempor¨¢neo. No me interesa. Pero por dar una respuesta m¨¢s concreta, tengo entradas para escuchar a Trifonov. Ver interpretar a este hombre me rompe, me emociona, me ayuda a morir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.