El talism¨¢n no pudo salvar el castillo
Los arque¨®logos excavan m¨¢s de 100 metros de muralla de la fortaleza de Alcal¨¢ de Henares y hallan un objeto protector entre sus muros
Los alarifes musulmanes cometieron un grav¨ªsimo error que, a la postre, facilit¨® la toma y la destrucci¨®n del castillo de casi dos hect¨¢reas de extensi¨®n que hab¨ªan erigido en un promontorio arcilloso cercano al cerro Ecce Homo, a las afueras del actual Alcal¨¢ de Henares. Y es que, cuando comenzaron a levantar en el siglo X la fortaleza, no tuvieron en cuenta que a solo 350 metros en l¨ªnea recta se alzaba el cerro de Malvecino, un lugar perfecto para instalar catapultas. As¨ª que en 1118 las tropas del arzobispo de Toledo Bernardo de Sedirac solo tuvieron que apuntar con tino y el castillo de Qal¡¯at ¡®Abd as-Salam cambi¨® de manos. Entre 1969 y 2006 se llevaron a cabo excavaciones que dataron su primera ocupaci¨®n, y a partir de 2009 se efectuaron algunas labores de conservaci¨®n de la puerta principal y de las dos ¨²nicas torres que perviven. Pero ahora, los arque¨®logos han decidido abrir m¨¢s de 100 metros lineales del terreno y el gran amurallamiento que lo defend¨ªa ha vuelto a la luz, adem¨¢s de otras dos torres desconocidas y un talism¨¢n.
La intervenci¨®n ha durado tres meses y ha sido dirigida por los arque¨®logos Miguel ?ngel L¨®pez Marcos y Luis Francisco L¨®pez y financiada por la Comunidad de Madrid. El Ayuntamiento de Alcal¨¢, a su vez, llevar¨¢ a cabo las labores de vallado y mantenimiento del yacimiento. L¨®pez Marcos explica as¨ª los hallazgos: ¡°Si bien es cierto que algunas de las torres semiderruidas dejaban a la vista parte del trazado, la novedad ha sido el descubrimiento de dos nuevas de ¨¦poca musulmana de las que no hab¨ªa constancia. Han aparecido muy da?adas y ha sido necesario restaurarlas y consolidarlas. Probablemente estas torres y parte de los lienzos de muralla hab¨ªan ca¨ªdo bajo el ataque de la artiller¨ªa pesada de las catapultas desde el cerro de Malvecino¡±.
Tras la toma cristiana de la fortaleza, se reconstruyeron muros y torres, con lo que el castillo se mantuvo en pie hasta el siglo XV, cuando ya fue abandonado definitivamente, entre otras razones, porque el proceso de degradaci¨®n del edificio era imparable. Los constructores musulmanes aprovecharon para levantarlo las m¨²ltiples c¨¢rcavas, barrancos y hoyas del paisaje, con lo que se vieron obligados a conferirle ¡°una forma triangular para adaptarlo tanto al borde del p¨¢ramo en su vertiente m¨¢s acusada al noroeste, otra de menor pendiente, al noreste, y por ¨²ltimo, la m¨¢s suave al suroeste, donde se alojaba la entrada y, por supuesto, el mayor n¨²mero de torres de vigilancia¡±, se?ala el estudio La fortaleza de Qal¡¯at ¡®Abd as-Salam. La recuperaci¨®n de una dignidad perdida (Alcal¨¢ de Henares, Madrid), de L¨®pez Marcos, Manuel Mar¨ªa Presas, Elena Serrano Herrero y Mar Torra P¨¦rez.
La particular configuraci¨®n de la mole hace que las torres defensivas no se distribuyan de manera ordenada, como en otros castillos musulmanes, sino que se sit¨²en en las zonas m¨¢s sensibles de asalto, ¡°lo que hace pensar en la escasez de materia prima o en la urgencia con la que se ejecut¨® la construcci¨®n, para justificar esta reducci¨®n al m¨ªnimo indispensable de unidades y el desajuste poliorc¨¦tico que acent¨²a la vulnerabilidad de la fortaleza¡±, indica el arque¨®logo.
Adem¨¢s de los bola?os de dura roca que le lanzaron las huestes de Bernardo de Sedirac para rendirlo, ¡°un proceso erosivo, a¨²n activo, provoc¨® el deterioro y ca¨ªda de muros y torres al descalzarse los cimientos¡±. Los cristianos, tras su conquista, intentaron recalzar algunas torres con tapial, pero no pudieron detener la degradaci¨®n y ¡°el peligro de ca¨ªda¡±, que contin¨²a en la actualidad.
Las murallas de la fortaleza fueron levantadas con sillares de ¨¦poca romana reutilizados para la cimentaci¨®n y un aparejo de mampuesto y sillarejo combinado con ladrillo macizo para el resto del paramento. ¡°La falta de cimentaci¨®n, quiz¨¢s por la premura en la edificaci¨®n original, hac¨ªa un f¨¢cil objetivo a los bola?os que llov¨ªan desde los cerros adyacentes. Grandes pa?os de muralla cayeron, y no se han encontrado m¨¢s que las primeras hiladas, en algunos casos. En otros casos, las reconstrucciones y refuerzos ya de ¨¦poca cristiana, solo pod¨ªan remendar los muros da?ados, aunque sin una consistencia que hiciera que la fortaleza perdurase en el tiempo¡±.
En estas ¨²ltimas excavaciones, los expertos han analizado el relleno interior de la que denominan torre n¨²mero 5 (tiene nueve en el frente suroeste) junto al arco de entrada. All¨ª encontraron ¡°un peque?o amuleto de ¨¦poca musulmana. Se trata de una figura antropomorfa incompleta de arcilla blanca, con un fuerte contenido calizo, seg¨²n los an¨¢lisis realizados en el CSIC, de apenas 10 cent¨ªmetros, que se situaba en el interior de la construcci¨®n. Fue realizada, dice el informe, ¡°con toscas incisiones, que reflejan pelo, ojos y boca¡±. Podr¨ªa pertenecer a uno de los defensores que se agarraron a ¨¦l esperando que las enormes piedras que lanzaba el arzobispo no acabaran con su vida. Pero un error de c¨¢lculo de los arquitectos hizo in¨²til su protecci¨®n.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.