¡®Judas y el mes¨ªas negro¡¯: la pel¨ªcula que merece el movimiento Black Lives Matter

Entre las pel¨ªculas que en los ¨²ltimos tiempos han puesto a los espectadores frente a personajes o acontecimientos hist¨®ricos emparentados con el movimiento Black Lives Matter pocas alcanzan la intensidad de Judas y el mes¨ªas negro. Muy por encima de El juicio de los 7 de Chicago ¡ªcon la que los personajes de este filme est¨¢n directamente conectados¡ª, Una noche en Miami, Los Estados Unidos contra Billie Holiday o La madre del blues, la pel¨ªcula de Shaka King se aleja de recreaciones estereotipadas del pasado gracias a unos personajes construidos m¨¢s all¨¢ del biopic autocomplaciente. Veraces y complejos, los tipos de Judas y el mes¨ªas negro est¨¢n dotados de identidad propia, lo que hace volar a un reparto en el que destacan las actuaciones del cada vez m¨¢s arrebatador Lakeith Stanfield, candidato de forma injustificada al Oscar al mejor actor de reparto y no al principal, y de Daniel Kaluuya, que opta al mismo premio.

Judas y el mes¨ªas negro, que en total aspira a seis de los premios de la Academia de Hollywood, ahonda en un cap¨ªtulo siniestro de la historia de Estados Unidos: el asesinato por parte de agentes del FBI del jefe de los Panteras Negras de Illinois Fred Hampton, y lo hace desde la perspectiva del compa?ero que lo traicion¨®. El papel que jug¨® durante a?os el infiltrado del FBI William O¡¯Neal, un ladr¨®n de poca monta que a cambio de no ir a la c¨¢rcel se enrol¨® con 17 a?os en los panthers para acabar como jefe de seguridad de Hampton, trasciende los sucesos hist¨®ricos en los que se enmarca para hablar de algo tan eterno y universal como el nombre b¨ªblico al que alude el t¨ªtulo del filme.

Frente a otras indagaciones sobre aquellos a?os, Shaka King se entretiene lo justo en las estampas pintorescas de los sesenta y los clich¨¦s de los Panteras Negras. Y si lo hace lo ali?a con mejor gusto que la mayor¨ªa: ah¨ª quedan las secuencias con dos temazos del primer disco del trompetista Eddie Gale, Ghetto Music, editado en 1968. El director opta por cerrar el plano y centrarse en los rostros de sus torturados personajes principales. Daniel Kaluuya y Lakeith Stanfield dotan a la pel¨ªcula de un nivel incontestable, pero no est¨¢n solos. Todos los secundarios se emplean a fondo en un coro cuya energ¨ªa se redobla con el agente del FBI que interpreta Jesse Plemons, siempre a gusto en la piel de tipos amenazantes, o en la secuencia que protagoniza un irreconocible Martin Sheen, que bajo la trabajada m¨¢scara del jefe del FBI John Edgar Hoover se despacha con un discurso racista que pone los pelos de punta.

Pero la pel¨ªcula es de Judas y su mes¨ªas. Si Daniel Kaluuya contagia de proclamas revolucionarias al patio de butacas mostrando el enorme talento como orador de su personaje, Lakeith Stanfield interioriza de tal manera su triste personaje (documentado desde el inicio con la larga entrevista que realiz¨® a?os despu¨¦s para la serie sobre los derechos civiles Eyes On The Prize II: America At The Racial Crossroads 1965¨C1985), que logra arrastrar al espectador hasta su misma espantosa encrucijada.