Roc¨ªo Carrasco, personaje literario
¡°Me acord¨¦ mucho de Lorca. Hab¨ªa en la pantalla una novela oral, cervantina¡±, afirma el autor sobre el documental televisivo
La verdad se convirti¨® en un hurac¨¢n inapelable. Eso vimos en el documental sobre la vida de Roc¨ªo Carrasco. Con la canci¨®n francesa Voil¨¤ de Barbara Pravi como salmodia que a?ad¨ªa dulzura a la catarsis. Una madre en ruinas que sin embargo contaba su destrucci¨®n con una dicci¨®n castellana sobria, distinguida. Las frases de Roc¨ªo Carrasco, en medio de las l¨¢grimas, eran perfectas. Un espa?ol con encanto en su boca. Una manicura con estilo, una melena con estilo tambi¨¦n. Una mezcla que jam¨¢s se vio en la predecible televisi¨®n espa?ola entre dolor y seducci¨®n. Dolor y gloria. No estar¨ªa escribiendo yo este art¨ªculo si no hubiera visto una construcci¨®n art¨ªstica en Roc¨ªo, contar la verdad para seguir viva.
Todos los s¨ªmbolos de la cultura espa?ola all¨ª estaban: la canci¨®n popular espa?ola, heredada de la madre, las bodas con tron¨ªo, el boxeo de una Espa?a lejana simbolizado por el padre, Pedro Carrasco, la tauromaquia simbolizada por el padrastro, el marido presunto maltratador, infiel y manipulador, todo conduciendo a una mezcla de martirio y virginidad, y una melena sustentada por un vestido rojo. La Virgen del Roc¨ªo buscaba una reencarnaci¨®n.
Me acord¨¦ mucho de Federico Garc¨ªa Lorca. La mujer de rojo mezclaba dolor y belleza. Hab¨ªa all¨ª, en la pantalla, una novela oral, una novela cervantina, que era luego interpretada por los contertulios invitados al programa, que en el fondo discut¨ªan entre ficci¨®n y realidad, como en el Quijote. Vimos el matrimonio con un guardia civil, la traici¨®n de la propia familia, la depresi¨®n, la psiquiatr¨ªa, la ansiedad, las pastillas, el dinero. Por supuesto, lo urgente era, desde el feminismo, la defensa de la mujer maltratada, eso lo hicieron enseguida los pol¨ªticos. Pero no creo que ese documental se agotara en la obligada toma de conciencia feminista sobre el maltrato psicol¨®gico. Hab¨ªa muchas m¨¢s cosas. Por ejemplo, el enigma de la belleza insultada. El enigma de 20 a?os de silencio. El enigma del coraje. Vimos a una mujer lorquianamente sola. Los tacones. Las pulseras. El suave maquillaje. La manera de sentarse en la butaca, que parec¨ªa un Buda. Y lo m¨¢s pedag¨®gico: nunca un ser humano debe renunciar a la seducci¨®n, aun en el medio del dolor.
No hubo vulgaridad, ni reality barato. Hab¨ªa elegancia y gran belleza, que dir¨ªa Sorrentino. C¨®mo pudo un ser humano hacerle tanto da?o a otro ser humano. Qu¨¦ horror y espanto llevan dentro el dinero y la fama. La venta de exclusivas, la gente que vio los bofetones y se call¨®. La suegra diciendo que el hijo que llevas en el vientre no te lo has hecho con el dedo. Y la fragilidad de Roc¨ªo Carrasco. Adoramos a esa mujer, porque nos ense?a que la verdad a¨²n es posible en este mundo.
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