Una escena urbana ins¨®lita para un drama paternofilial fallido

Pr¨¢cticamente desconocidos fuera de Estados Unidos, los cowboys afroamericanos son algo m¨¢s que una an¨¦cdota en la historia de la conquista del Oeste. Seg¨²n afirm¨® el historiador estadounidense William Loren Katz, autor de The Black West y uno de los grandes especialistas en el tema, ning¨²n cuadro se ha te?ido tan de blanco como el de los pioneros y la frontera. Cowboy de asfalto reivindica una escena urbana heredada de esos vaqueros negros que la historia ha minimizado pero que sobrevive con tozuda determinaci¨®n. El drama, interpretado por el imponente actor brit¨¢nico Idris Elba y con Caleb McLaughlin (Stranger Things) y Jharrel Jerome (Moonlight) en su reparto, se detiene en la calle Fletcher de Filadelfia y en sus cuadras de caballos. All¨ª, los afrocowboys mantienen la tradici¨®n de sus ancestros de la monta y doma de caballos en medio de una gran ciudad.

Este curioso movimiento urbano es el fondo de una pel¨ªcula que mezcla ficci¨®n y documento de una manera que apunta t¨ªmidamente a la estrategia de Chlo¨¦ Zhao en The Rider y ahora en Nomadland. Con actores naturales interpret¨¢ndose a s¨ª mismos, ataviados con toda la parafernalia de los vaqueros de los rodeos, el filme de Ricky Staub mezcla esta pasi¨®n real por los equinos con la ficci¨®n de un padre y un hijo que se reencuentran despu¨¦s de a?os. Un drama cl¨¢sico paternofilial donde el amor y la superaci¨®n encuentran su propio camino entre unas cuadras convertidas en s¨ªmbolo de un pasado y unas tradiciones que tambi¨¦n pertenecen a los afroamericanos. El conflicto entre Idris Elba (el padre) y su hijo (Caleb McLaughlin) no termina de fluir, principalmente por la simpleza del guion, pero tambi¨¦n porque el director no acaba de encontrar ni el tono ni el punto de vista adecuado para lograr que el c¨®ctel ficci¨®n-documento no parezca agua con aceite.