Tres (casi cuatro) compositores espa?oles
La Compa?¨ªa Nacional de Danza explora, sin ¨¦xito y en un programa mixto, la creaci¨®n contempor¨¢nea con base musical espa?ola

Toda compa?¨ªa p¨²blica, y si es de car¨¢cter estatal quiz¨¢s m¨¢s, tiene entre sus deberes y objetivos ineludibles el sostenimiento del propio repertorio y el alentar la nueva creaci¨®n con el fomento de core¨®grafos del sitio. ?Esto se practica con equidad en nuestro entorno europeo? Pues generalmente, no. Deb¨ªa ser, pero hay demasiados intereses en juego, ambiciones, estrellatos de ocasi¨®n y amiguismos. El nuevo programa propuesto por la Compa?¨ªa Nacional de Danza (CND) parece querer acercarse a esos presupuestos que tan bonito quedan sobre el papel, otra cosa es sobre el escenario. Una compa?¨ªa nacional no es un coto familiar, sino un laboratorio con altos compromisos culturales.
Con la base musical de tres compositores espa?oles de fuste, importantes, cada uno en el pedestal de su tiempo ¡ªen orden cronol¨®gico: Tom¨¢s Lu¨ªs de Victoria (Sanchidri¨¢n, 1548-Madrid, 1611); Juan Cris¨®stomo de Arriaga (Bilbao, 1806-Par¨ªs, 1826) y Enrique Granados (L¨¦rida, 1867-Canal de la Mancha, 1916)¡ª, se vieron en la madrile?a Sala Roja del Canal coreograf¨ªas de muy diferente formato y factura, desiguales de calidad, y dos de ellas destinadas, por duro que parezca decirlo, al olvido inmediato. Mientras m¨¢s pronto mejor: Arriaga ¡ªcreaci¨®n a seis manos¡ª e In Paradisum, de Antonio Ruz, que, de una manera muy osada, se firma tambi¨¦n compositor junto a Victoria.
COMPA??A NACIONAL DE DANZA
'Remansos': Nacho Duato / Enrique Granados; 'Arriaga': Mar Aguill¨®, Pino Alosa y Joaqu¨ªn de Luz / Juan Cris¨®stomo Arriaga; 'In Paradisum': Antonio Ruz / Tom¨¢s Luis de Victoria. Teatros del Canal. Sala roja. Hasta el 11 de abril.
Remansos sigue siendo un buen y exigente ballet, y es la ¨²nica obra de la velada del Canal que se salva y que se mantiene a muy larga distancia de sus acompa?antes, con sus valores propios de musicalidad, enlazados, en una suave y armoniosa lectura de continuidad con algo de un cierto tono melanc¨®lico; y los bailarines de la primera noche estuvieron todos bien, en estilo, virtuosos sin excesos, sintiendo el baile con su respirado galante y su poes¨ªa. Recuperar Remansos para la CND es todo un acierto.
Arriaga permite que se diga aquella frase de ¡°zapatero a tus zapatos¡±. Sus realizadores han sometido a la inspirada m¨²sica del malogrado bilba¨ªno a una reducci¨®n casi vulgarizada y sin sentido cor¨¦utico; Aguill¨® es una bailarina solvente; Alosa es un buen coordinador y maestro y De Luz ya sabemos la brillante carrera personal que ha tenido: en sus oficios, son los tres muy buenos, pero los tres carecen de talento para la creaci¨®n coreogr¨¢fica, que no es poner pasos uno tras otro hasta agotar el cat¨¢logo. Aunque encontremos algunas figuras con gracia, lo visto no es coreograf¨ªa sino espuma de taller.

El prop¨®sito de rellenar casi burocr¨¢ticamente espacio y tiempo no es crear ballet. Y faltaba lo peor, lo m¨¢s desilusionante y caro: In Paradisum, un batiburrillo que quiere ser germ¨¢nico y ultramoderno, pero resulta un quiero y no puedo pueblerino. La mezcla de los ruiditos de ordenador con los coros de Victoria pone en alerta de que algo est¨¢ mal pensado y peor hecho. Una escenograf¨ªa monumental tambi¨¦n muy a la alemana, un desafortunado vestuario de retales a lo pobre y una serie de figuras no demasiado originales y que remiten constantemente a pensar en otros creadores m¨¢s hechos y con estilos m¨¢s se?alados, colocan a la CND en una situaci¨®n comprometida con respecto a un m¨ªnimo exigible de calidad y seriedad.
Con una plantilla mixta, evidentemente dividida entre ¡°modernos¡± y ¡°cl¨¢sicos¡± (ser¨ªa m¨¢s correcto llamar a estos segundos ¡°bailarines acad¨¦micos¡±) ahora se los ve algo m¨¢s entonados. No puede haber unidad, no existe esa posibilidad, pero al menos una ejecutoria m¨¢s din¨¢mica y limpia hace pensar que en algo positivo se puede notar el cambio tutelar. Lo de la compa?¨ªa mixta, tal como se ha planteado hasta hoy en la CND, sigue siendo inoperante. Falta mucho estudio, mucha conciencia est¨¦tica y mucho trabajo (contando con la autocr¨ªtica: para eso tambi¨¦n sirven los espejos) para hablar de convivencia de repertorios, de alternancia de estilos sobre una maniera base que no es otra que el buen academicismo, tracto entre lo eterno y lo nuevo, y que aqu¨ª, por razones que se tornan elusivas, resulta un alambicado de justificaciones y pretextos. Toda esta figurada fil¨ªpica luego se vuelve transparente en el escenario.
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