Jorge M. Reverte desvela la historia marroqu¨ª de Annual en su libro p¨®stumo
El ensayo ¡®El vuelo de los buitres¡¯ ofrece un retrato completo de la cruenta guerra que libr¨® Espa?a en el Rif al incorporar las versiones de ambos bandos
Los buitres hab¨ªan sustituido su habitual planeo, en el que parecen flotar, por r¨¢pidos vuelos hacia el suelo, a la caza del inesperado alimento que les proporcionaban los cad¨¢veres de los miles de soldados espa?oles ca¨ªdos en la ¨¢rida zona donde hab¨ªa sucedido lo que quedar¨ªa para la historia como el desastre de Annual. Con esa imagen, del 22 de julio de 1921, de cuerpos sin vida pudri¨¦ndose al sol, comienza El vuelo de los buitres (Galaxia Gutenberg), libro p¨®stumo del escritor Jorge Mart¨ªnez Reverte, tambi¨¦n historiador y periodista, fallecido en Madrid el 24 de marzo de este a?o, a los 72 a?os. La obra se publica el mi¨¦rcoles 28 de abril.
Mercedes Fonseca, viuda de Reverte, dice, en conversaci¨®n telef¨®nica, que ¡°Jorge siempre quiso escribir sobre Annual¡±. Ya enfermo, ¡°termin¨® el libro sobre septiembre, pero ten¨ªa tantas ganas que hab¨ªa escrito demasiadas p¨¢ginas¡±. ¡°Yo le dec¨ªa: ¡®?Ad¨®nde vas con eso, novio?¡¯. Nos llam¨¢bamos as¨ª¡±, a?ade Fonseca. Su editora en Galaxia Gutenberg y amiga, Mar¨ªa Cifuentes, se congratula de que Reverte, columnista de EL PA?S, ¡°pudo ver maquetado el libro¡±, que ella encuadra en la no ficci¨®n narrativa. ¡°Jorge era sobre todo un historiador militar que cont¨® las grandes batallas de la Guerra Civil. Y ahora nos ha dejado un legado importante, porque la realizaci¨®n de esta obra ha sido muy complicada¡±.
Eso lo sabe bien la persona que, junto con Cifuentes, tuvo la labor de suprimir p¨¢ginas y hacer correcciones, Sonia Ramos, que aparece como coautora del libro junto a M¡¯hamed Chafih. Este ha aportado la visi¨®n marroqu¨ª del conflicto, ¡°lo m¨¢s novedoso del libro¡±, apunta ella. Chafih, nacido en Alhucemas, conoc¨ªa a Reverte ¡°desde hac¨ªa unos 30 a?os¡±. ¡°Y como casi toda la bibliograf¨ªa sobre Annual mostraba la visi¨®n espa?ola, Jorge quer¨ªa conocer la otra parte¡±, se?ala. ¡°Me dediqu¨¦ a recopilar documentaci¨®n aut¨®ctona y testimonios¡±. A Ramos le correspondi¨® la tarea de unificar los nombres de personas y lugares marroqu¨ªes, as¨ª como rastrear las numerosas microhistorias de personajes reales, esos que no suelen estar en los libros de historia.
Fueron estos los que hace 100 a?os sufrieron los errores y contra¨®rdenes de los responsables militares, envalentonados por un esp¨ªritu imperialista que se agarraba al ¨²ltimo reducto colonial de Espa?a. Lo que sucedi¨® fue una derrota por cap¨ªtulos: los puestos de Abarr¨¢n e Igueriben preceden al desastre de Annual y a este le siguen Nador, Monte Arruit¡ ca¨ªdos en semanas como una fila de fichas de domin¨®, entre un caos al que contribuyeron las deserciones en masa de los polic¨ªas ind¨ªgenas, utilizados como fuerzas de choque. Reverte hace de aquellos acontecimientos un relato pormenorizado, cronol¨®gico, en el que se?ala en especial la responsabilidad de Manuel Fern¨¢ndez Silvestre, ¡°un general tan valiente como pagado de s¨ª mismo¡±, al mando del Ej¨¦rcito en la zona oriental del Protectorado, como se llam¨® a la parte que le correspondi¨® a Espa?a en su reparto del norte de ?frica con Francia en 1912.
Poemas ¨¢rabes
Para su investigaci¨®n, Reverte consult¨® archivos, prensa de la ¨¦poca, tesis doctorales y hasta poemas, algunos traducidos del ¨¢rabe por primera vez para este libro por Chafid, que los rife?os dedicaron a sus victorias. El libro calcula que murieron entre 8.000 y 13.000 soldados espa?oles, a medida que las tropas, aterrorizadas, abandonaban, a veces en desbandada, los fuertes y posiciones. ¡°Es imposible saber cu¨¢ntos murieron en el bando rife?o¡±, apunta Chafid. ¡°Lo seguro es que la guerra la perdieron los d¨¦biles, como siempre, el Manuel que dej¨® su pueblo en Extremadura reclutado o el Mohamed que dej¨® la era para luchar contra una agresi¨®n que no entend¨ªa bien¡±.
Un mensaje pacifista resuena en las p¨¢ginas del libro, que incluye una cronolog¨ªa y un glosario con muchos t¨¦rminos de origen ¨¢rabe. Reverte y sus dos colaboradores dieron forma a un relato con la tensi¨®n de una gran cr¨®nica period¨ªstica. Y en su fondo apuntan dos tesis: que esa guerra ¡°la comenz¨® Espa?a cuando bombarde¨® Axdir en abril de 1921¡±, la capital de los rebeldes. Porque tras meses de tensi¨®n y refriegas, se quiso solucionar la cuesti¨®n a las bravas, con una masacre en esa localidad el d¨ªa de mercado. Ah¨ª brota un odio a los espa?oles que ¡°acabaron pagando justos por pecadores¡±, dice Reverte, cuando las cabilas, en sus sucesivos triunfos, exhibieron ¡°una crueldad infinita para vengar a sus muertos¡±. Esto engarza con la segunda tesis: que Abd el-Krim, el l¨ªder de los rife?os, ¡°no control¨® esa situaci¨®n¡±, con torturas hasta la muerte y atrocidades como cortar los genitales del enemigo para met¨¦rselos en la boca. Adem¨¢s, se incumplieron las condiciones de rendici¨®n en varias ocasiones: los soldados espa?oles, ya desarmados, eran aniquilados.
Las plazas espa?olas cayeron en semanas como fichas de domin¨®
Uno de los atractivos del libro es la parte sobre Abd el-Krim (1882-1963) y su familia. ¡°Un incre¨ªble estratega, el m¨¢s eficiente luchador anticolonialista de principios de siglo, referente para muchos guerrilleros¡±, describe el autor. Conoc¨ªa a sus adversarios porque hab¨ªa sido un alto funcionario a sueldo de los espa?oles. De familia influyente, Abd el-Krim, un equilibrista, acab¨® decepcionado con los espa?oles porque las prometidas mejoras para su pueblo no llegaron. ¡°La I Guerra Mundial lo precipita todo¡±, escribe Reverte. Su familia tiene tratos con los alemanes y eso no lo puede soportar Francia, que presiona a Espa?a para que rompa con ¨¦l.
Abd el-Krim ser¨¢ quien, tres a?os despu¨¦s, reunir¨¢ a miles de rife?os para ir, plaza a plaza, derrotando a los espa?oles, a los que cerca y deja sin agua ¡ªlos soldados llegan a beberse sus orines mezclados con az¨²car¡ªni v¨ªveres para, debilitados, ser un blanco f¨¢cil.
Tras el desastre, Espa?a reconquist¨® poco a poco el territorio, gracias a los 30.000 hombres que desembarcaron en Melilla. ¡°El desquite¡±, como lo llam¨® el entonces teniente coronel Mill¨¢n Astray, ¡°se convierte en tropel¨ªa¡±, contin¨²a el autor. ¡°Es cuando se producen bombardeos con qu¨ªmicos venenosos¡±, subraya Chafid, ¡°un tema que a¨²n hoy sigue doliendo en el Rif¡±. En Madrid, conocida la masacre de Annual, cae el Gobierno, en marzo de 1922. El frente se estabiliza y el informe del general Juan Picasso, encargado de investigar lo sucedido, pide el procesamiento de 39 militares. Los debates parlamentarios son agrios, los altos mandos del Ej¨¦rcito est¨¢n divididos, ya que una parte no quiere que el poder civil los juzgue. Entre ellos, el general Miguel Primo de Rivera, que con su golpe de Estado, el 13 de septiembre de 1923, acaba con el parlamentarismo y con el proceso abierto por Picasso. ¡°Fue una consecuencia directa de Annual¡±, asegura Reverte. El rey Alfonso XIII, salpicado por la tragedia, se apoya en Primo de Rivera y amnist¨ªa a los procesados.
La guerra la comenz¨® Espa?a cuando atac¨® Axdir en d¨ªa de mercadoJorge M. Reverte
Al final, la imprudencia de Abd el-Krim de atacar el Protectorado de Francia propici¨® el desembarco hispanofranc¨¦s en Alhucemas (1925). El guerrero se rinde meses despu¨¦s a los franceses y el general Sanjurjo declara el fin de la guerra de Marruecos el 10 de julio de 1927. Acaba un episodio b¨¦lico, pero una de sus consecuencias abrir¨¢, en menos de 10 a?os, otra guerra. Como apunta Reverte, en Marruecos ¡°se formaron los militares africanistas, muchos de los cuales protagonizaron la sublevaci¨®n de 1936, y ya en la Guerra Civil emplearon m¨¦todos y planteamientos aplicados en el Rif¡±.
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