A Jorge M. Reverte
Los lectores recuerdan al escritor fallecido y opinan sobre la incoherencia de algunas decisiones pol¨ªticas, la regulaci¨®n del precio del alquiler y el machismo en el Congreso
Escribo estas l¨ªneas con el ¨¢nimo encogido de tristeza. Compart¨ª hace unos a?os con Jorge Reverte momentos maravillosos, como editor y como persona de a pie. Edit¨¦ sus libros, de nueva planta o recuperados de otras editoriales, aprend¨ª lo indecible de ¨¦l, me sent¨ª respetado desde el primer minuto y querido desde el segundo d¨ªa, beb¨ª con ¨¦l unos cuantos de esos gin tonics que permiten tocar si no el cielo s¨ª las nubes, creo recordar que nos re¨ªmos o sonre¨ªmos siempre y sin excepci¨®n. Jorge era seductor y humilde, orgulloso y humilde, sabio y humilde, guas¨®n y humilde. Era adem¨¢s un espa?ol de los que enamoran. Uno de los que dan sentido al conjunto de nosotros. Las circunstancias profesionales nos alejaron un poco, o un mucho, y en lo pol¨ªtico-catal¨¢n discrepamos asimismo un poco o un mucho. No lo recuerdo. No estuve a la altura cuando sufri¨® un ictus, eso s¨ª lo s¨¦. Pero quiero, y mil veces quiero, dar testimonio a quien lea estas l¨ªneas que nos deja un hombre con el que daba gusto compartir pa¨ªs, y un historiador de Espa?a al que daba gusto y gran provecho leer.
Joaquim Palau. Barcelona
La incoherencia de la pol¨ªtica espa?ola
A las puertas de la Semana Santa, nos jugamos una posible cuarta ola que complicar¨ªa mucho la situaci¨®n con vistas al verano. Aunque la incidencia acumulada sigue por debajo de los 150 por cada 100.000 habitantes en Espa?a, las restricciones de movilidad siguen siendo elevadas. No obstante, la Comisi¨®n Europea ya ha pedido coherencia al Ejecutivo central por permitir los viajes transfronterizos pero no los nacionales. ?C¨®mo nos explicamos que no podamos cambiar de comunidad aut¨®noma, pero que turistas extranjeros puedan llegar de sus pa¨ªses ¡ªque en algunos casos tienen una mayor incidencia de covid¡ª y hacer turismo? Es esta otra muestra m¨¢s de la incoherencia de la pol¨ªtica espa?ola, que provoca que cada vez haya m¨¢s gente que no crea en ella. Motivos, sin duda, no faltan.
?lex Bad¨ªa Ib¨¢?ez. Barcelona
Sobre la regulaci¨®n del precio del alquiler
Los que proponen un freno a estos precios y citan ejemplos del extranjero en esta pr¨¢ctica, ?han estudiado los resultados de las experiencias pol¨ªticas de all¨ª? El Deutschlandfunk inform¨® recientemente de que el freno del precio de alquiler en la ciudad de Berl¨ªn hab¨ªa conducido, un a?o despu¨¦s de su aplicaci¨®n, a una disminuci¨®n de un 50% del n¨²mero de viviendas de alquiler disponibles en el mercado. La discusi¨®n deber¨ªa ser tal vez menos ideol¨®gica y m¨¢s pragm¨¢tica. La ideolog¨ªa raras veces resuelve los problemas de la gente.
Marianne Braun Richter. Hoyo de Manzanares (Madrid)
Agarrarse a una coleta
En los momentos clave es cuando un partido pol¨ªtico debe saber reaccionar. Las palabras del portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados dirigidas a la ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, son intolerables. Dichas por un ciudadano cualquiera en la barra de un bar es machismo; pero no tiene m¨¢s trascendencia aunque sea importante. Dichas por un diputado en pleno ejercicio de sus funciones, como portavoz de un partido que lo design¨® para representar a millones de espa?oles, es grav¨ªsimo.
Julio Garc¨ªa-Casarrubios. Valdepe?as (Ciudad Real)
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