El cad¨¢ver del gran cr¨ªtico de rock sigue en la morgue
El cuerpo de Oriol Llopis, muerto el pasado 1 de abril, lleva tres semanas en una c¨¢mara de un tanatorio de Alicante. Si en unos d¨ªas no se deposita el dinero para su incineraci¨®n, acabar¨¢ en una fosa com¨²n
Despu¨¦s de tres semanas, el cad¨¢ver de Oriol Llopis sigue en la morgue. El cuerpo de uno de los grandes pioneros de la cr¨ªtica de rock en Espa?a, muerto a los 65 a?os el pasado 1 de abril tras quitarse la vida en Alicante, permanece en una c¨¢mara del tanatorio porque nadie se ha hecho cargo a¨²n del dinero para su incineraci¨®n. Si en el plazo de unos d¨ªas no se depositan los 1.800 euros que cuesta asumir los servicios funerarios, Llopis, carism¨¢tico personaje que impuls¨® la cr¨ªtica musical espa?ola en los setenta en revistas como Star, Disco Expres o Vibraciones, acabar¨¢ en una fosa com¨²n. Su ¨²ltima pareja, Mar¨ªa Garc¨ªa Verd¨², carece de suficiente dinero y busca contra reloj ayuda para que ¡°Oriol descanse de una vez por todas¡±.
El cuerpo de Llopis (que naci¨® en Barcelona en 1955) est¨¢ en el tanatorio La Siempreviva de Alicante. Los servicios funerarios est¨¢n valorados en 4.000 euros, pero el centro se ha ofrecido a quemar su cuerpo por un importe simb¨®lico de 1.800. Sin embargo, Mar¨ªa Garc¨ªa Verd¨² y un reducido grupo de amigos del cr¨ªtico de rock en la localidad valenciana no han logrado conseguir todo el dinero. ¡°Ha sido un grande. Se merece una incineraci¨®n divina y no acabar de esta forma¡±, asegura en conversaci¨®n telef¨®nica Verd¨², quien cuenta que Llopis no quer¨ªa ser enterrado. ¡°Siempre me dec¨ªa que quer¨ªa que le inciner¨¢semos y dividi¨¦semos sus cenizas. Que una mitad se lanzasen al mar Mediterr¨¢neo y la otra me las quedase yo¡±.
El tiempo vuelve a jugar en contra de Llopis, un icono del periodismo musical que siempre transit¨® el lado salvaje de las drogas y el rock and roll como bien relataba en todos esos art¨ªculos con los que se dio a conocer en el posfranquismo y confesaba a¨²n con m¨¢s detalle en sus memorias, La magnitud del desastre (66 rpm). Como escribi¨® Diego A. Manrique, otro de los pioneros del periodismo musical: ¡°Brill¨® por su visceralidad: m¨¢s que los an¨¢lisis musicales o pol¨ªtico-sociales, lo que deseaba era transmitir la experiencia¡±. Una experiencia que a este c¨¦lebre escritor de vivencias y excesos del rock le ha terminado acercando a Ian Curtis y Kurt Cobain. Como ellos, aceler¨® su muerte. Se quit¨® la vida el pasado 1 de abril.
Hasta ahora hab¨ªan corrido diferentes rumores sobre su tr¨¢gico final. En plena confusi¨®n, algunos la situaron en M¨¢laga y otros en Sevilla, ciudad en la que vivi¨® con su ¨²ltima esposa hasta antes del estallido de la pandemia. Sin embargo, Mar¨ªa Garc¨ªa Verd¨², su ¨²ltima pareja, cuenta que Llopis se colg¨® de la terraza de la pensi¨®n del n¨²mero 24 de la calle Altamira de Alicante. Su muerte fue instant¨¢nea.
No fue un arrebato. Llopis hab¨ªa hablado de suicidarse en muchas ocasiones. Incluso hizo intentonas fallidas a?os atr¨¢s. En Paraguay, donde estuvo viviendo una temporada a finales del siglo pasado, intent¨® cortarse las venas. M¨¢s recientemente, cuando resid¨ªa en Sevilla en el barrio de Los Rosales, prob¨® a hacerlo con un cable, pero se parti¨® y, como consecuencia, se rompi¨® un hueso.
A Alicante lleg¨® enamorado de su ¡°vikinga¡±, Mar¨ªa Garc¨ªa Verd¨², perteneciente a Morticia y los Decr¨¦pitos, banda punk surgida a finales de los ochenta. Verd¨² y Llopis se conocieron en mayo de 2019 tras un concierto en el que ella se subi¨® al escenario. Empezaron a verse en Sevilla y Alicante hasta que, al final, el cr¨ªtico de rock se fue a pasar el confinamiento a la localidad valenciana para estar con ella. ¡°Era un t¨ªo muy raro. Hab¨ªa que saberle llevar, pero nos quer¨ªamos mucho. Tengo muchas grabaciones nuestras en el m¨®vil y ahora se me agolpan recuerdos de ¨¦l como hostias¡±. Adicto a la hero¨ªna, el cr¨ªtico musical entr¨® pocos a?os atr¨¢s en Sevilla en un programa de desintoxicaci¨®n con metadona. En Alicante, seg¨²n su pareja, no consum¨ªa y se quitaba los monos con los opi¨¢ceos que ella le suministraba: ¡°Se quit¨® de todo, menos de la cerveza¡±.
Llopis pas¨® el ¨²ltimo d¨ªa de su vida con ella. ¡°Estuvimos juntos hasta el cierre de los bares a las 18.00. Fuimos a comer a un restaurante y a tomar caf¨¦ a otro sitio. Me regal¨® esa ma?ana una l¨¢mpara de lava porque sab¨ªa que me encantaba y me dijo que lo hac¨ªa porque era su regalo antes de irse de este mundo¡±. Ella no le crey¨®. ¡°Lo dec¨ªa tantas veces que yo me re¨ªa siempre para quitarle importancia. Yo hac¨ªa el parip¨¦¡±. Tampoco quer¨ªan creerle sus amigos, como Rafael Quereda Fele, miembro del grupo Caf¨¦ Greco, que ha impulsado la iniciativa para recaudar dinero para su incineraci¨®n. Fele le llam¨® esa noche: ¡°Dec¨ªa que no ten¨ªa ning¨²n sentido seguir e intent¨¦ convencerlo de que la vida es lo ¨²nico que tenemos¡±.
Antes de suicidarse en esa madrugada, Llopis llam¨® a Mar¨ªa. ?l viv¨ªa en la pensi¨®n y ella en su casa de siempre. Apareci¨® a las 4.30 de la noche y le dijo que estaba en el portal. Ella baj¨®. Ven¨ªa a despedirse. Estuvieron hablando durante una hora. Le dio una carta y le regal¨® su cazadora de cuero. ¡°Ten¨ªa la esperanza que no lo hiciera porque lo dec¨ªa mucho y no lo hac¨ªa, pero estuve llorando como una magdalena durante mucho tiempo pensando que pod¨ªa pasar¡±. Pas¨®.
Desde hac¨ªa tiempo, Llopis hab¨ªa perdido todo el contacto con su familia, incluida su hija. Tambi¨¦n con su ¨²ltima mujer en Sevilla. Entre los pocos papeles que conservaba, Mar¨ªa Garc¨ªa Verd¨² dice que ha aparecido uno en el que se le hab¨ªa diagnosticado c¨¢ncer de pulm¨®n. Llopis, que sol¨ªa fumar dos paquetes de cigarros al d¨ªa aunque en los ¨²ltimos meses hab¨ªa reducido esa cantidad, no se lo hab¨ªa contado a nadie. Fue lo ¨²nico que se dej¨® sin contar.
Babelia
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