¡®Earwig y la bruja¡¯: deslavazada de principio a fin
En su tercer largometraje de ficci¨®n animada, Goro Miyazaki, hijo del creador de ¡®El viaje de Chihiro¡¯, utiliza las ahora preponderantes texturas digitales con abundantes irregularidades en la narraci¨®n
No deja de ser parad¨®jico que el encargado de romper con la esencia de los irreductibles japoneses del estudio Ghibli, con el estilo de animaci¨®n tradicional en dos dimensiones, y de acercarse por primera vez al 3D y a la ejecuci¨®n del dibujo a trav¨¦s del ordenador, sea el hijo de Hayao Miyazaki. En su tercer largometraje de ficci¨®n animada, Goro Miyazaki, que no es ning¨²n jovencito rebelde con ¨ªnfulas de matar al padre, sino un veterano de 54 a?os, ha compuesto Earwig y la bruja bajo las ahora preponderantes texturas digitales, con espor¨¢dicos ecos del cine de su maestro, pero con abundantes irregularidades en la narraci¨®n.
Hay ramalazos de brillantez entre excesivos tedio y desorden en Earwig y la bruja, basada en una novela de Diana Wynne Jones, escritora londinense a la que Hayao adapt¨® en la imaginativa El castillo ambulante. Junto a un excelente retrato de sus cuatro personajes principales, tanto en sus particularidades personales como en el propio dibujo (uno de ellos, The Mandrake, con matices evidentes del Fujimoto de Ponyo en el acantilado), la pel¨ªcula avanza sin embargo a trompicones, sin una estructura clara, sin solidez narrativa ni crescendo alguno en un relato de sustancia cl¨¢sica: ni?a acostumbrada al orfanato que es adoptada por una hechicera de pasado com¨²n con la verdadera madre de la cr¨ªa.
Aunque haya sido supervisada por el autor de las magistrales El viaje de Chihiro y Mi vecino Totoro, resulta sorprendente la desigualdad de sus trazos y hasta de sus conceptos: bellos dise?os hiperrealistas, como el cielo al amanecer en la preciosa secuencia inicial o los objetos de la casa, con los casetes de m¨²sica como s¨ªmbolo de uni¨®n entre el presente y el pasado, al lado de caligraf¨ªas visuales casi toscas, representadas por el horrendo planteamiento y ejecuci¨®n del rol del gato.
Puntualmente salta la chispa de la alegr¨ªa, sobre todo con los formidables momentos musicales, pero nunca acaba de entenderse lo que pretende Miyazaki con la historia en s¨ª, deslavazada de principio a fin.
EARWIG Y LA BRUJA
Direcci¨®n: Goro Miyazaki.
G¨¦nero: fantas¨ªa de animaci¨®n. Jap¨®n, 2020.
Duraci¨®n: 82 minutos.
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