Los ¨²ltimos a?os de Battiato en el Etna
El m¨²sico, fallecido a los 76 a?os, nos invitaba en sus canciones a ver lo que el fluir de las cosas no nos permite ver
Con Franco Battiato se ha ido un gran m¨²sico, un gran artista y un gran hombre. Era una persona especial. Como especiales eran todas las cosas de su vida. Desde hace unos a?os la enfermedad le hab¨ªa obligado a vivir encerrado en su ¡°secreto laboratorio¡± de Milo, en las faldas del Etna. A medio camino entre el volc¨¢n y el mar, cautivado por el perfume de los jazmines, pasaba sus d¨ªas meditando, escribiendo m¨²sica, leyendo, escudri?ando las metamorfosis del mar y el cielo estrellado. Sus silencios elocuentes ya se hab¨ªan vuelto legendarios entre quienes han tenido el privilegio de conocerle y entrelazar con ¨¦l relaciones de amistad.
Franco era capaz de mirarte fijo, un tiempo largo, sin decir palabra. Y, sin embargo, lograba comunicar con los ojos, con las muecas de la cara, con sus enigm¨¢ticas sonrisas. Cada encuentro era una ocasi¨®n extraordinaria para asomarse a las m¨²ltiples ventanas que sab¨ªa ofrecer a la mirada de su interlocutor: la musical (cl¨¢sica, pop, popular, ¨¦tnica, l¨ªrica), la art¨ªstica (la pintura y el cine), la m¨ªstica (del neoplatonismo al budismo, del sufismo a Teresa de ?vila y San Juan de la Cruz), la literaria (los grandes cl¨¢sicos antiguos y la literatura europea del Renacimiento), la pol¨ªtica (su intransigencia contra los gobernantes corruptos y su concierto humanitario en Irak en 1992 tras los desastres provocados por la Guerra del Golfo) y sobre todo la misteriosa, desde la que se escudri?aban los fascinantes abismos de la humanidad m¨¢s ¨ªntima.
Era capaz de mirarte fijo, un tiempo largo, sin decir palabra. Y, sin embargo, lograba comunicar con los ojos, con la cara
Porque en muchas canciones de Franco es el humano, entendido como fraternidad universal y como aliado con la naturaleza, el que ocupa una posici¨®n central: si en El cuidado (La cura, en italiano) se entrev¨¦ una invitaci¨®n a ¡°cuidar¡± de los otros: ¡°Te proteger¨¦ de los miedos a la hipocondr¨ªa / de los trastornos que desde hoy encontrar¨¢s en tu v¨ªa¡±; en Povera patria (Pobre patria) est¨¢ el desprecio por una pol¨ªtica reducida a puro inter¨¦s personal: ¡°Los gobernantes cuantos perfectos e in¨²tiles bufones / En esta tierra que el dolor ha devastado¡±.
Conoc¨ª a Battiato en Cosenza, en 2011, cuando estaba preparando la ¨®pera l¨ªrica dedicada al fil¨®sofo calabr¨¦s Bernardino Telesio (1509-1588), considerado por Francis Bacon ¡°el primero de los modernos¡±. Desde entonces, ya no nos perdimos de vista. Y cada verano nos encontr¨¢bamos en Mil¨¢n, invitados por [la directora de cine] Elisabetta Sgarbi a la Milanesiana, un afortunado festival de arte, literatura, cine y m¨²sica.
Ser¨ªa imposible contar en pocas l¨ªneas una larga carrera de artista, de m¨¢s de 50 a?os. Battiato era un cantautor muy culto (es c¨¦lebre su colaboraci¨®n con el fil¨®sofo siciliano Manlio Sgalambro), que desde los ochenta hab¨ªa logrado un ¨¦xito extraordinario, no solo en Italia. Vegetariano por convicci¨®n, Battiato se sent¨ªa atra¨ªdo por el inextricable enredo de arte y literatura. No por casualidad su ¨®pera l¨ªrica dedicada al fil¨®sofo Telesio es una representaci¨®n musical donde los contrarios se encuentran y chocan. No solo, naturalmente, el calor y el fr¨ªo. Sino tambi¨¦n el pasado y el presente, la materia y lo et¨¦reo, lo humano y lo divino.
Battiato nos ha invitado a ver lo que el fluir de las cosas no nos permite ver. El escenario de la vida y el escenario del arte parecen ser ambos teatro de choques, de contradicciones, de un perenne ir y venir entre realidad y ficci¨®n, existencia y sue?o.
Es decir, para Battiato la vida y la muerte no son m¨¢s que transformaciones. Si aqu¨ª una cosa se disuelve, all¨ª nace otra. Ahora que ya no est¨¢, quienes le han amado pueden entreverle con las ¡°alas desplegadas¡±, realizando, como rezan sus canciones, ¡°vuelos imprevisibles y ascensos veloc¨ªsimos¡± en el universo infinito en busca de ¡°un centro de gravedad permanente¡±.
Nuccio Ordine es fil¨®sofo, autor de La utilidad de lo in¨²til (Acantilado, 2014).
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