De Halffter a la eternidad
El compositor y director de orquesta, fallecido este domingo, deja un legado de m¨¢s de cien t¨ªtulos y seis d¨¦cadas en la cima art¨ªstica europea
![El director de orquesta Cristobal Halffter, dirige a la Filarm¨®nica de Castilla y Le¨®n durante la inauguraci¨®n del Festival de Organo Catedral de Le¨®n, a la que han asistido el presidente del Gobierno y su esposa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SVAVN2C4BNAFRFHGYGDHZZ5PZ4.jpg?auth=15ba65eafc37078cc8f02b8a741b6b54fd58306a6bdcda96924149af8b077682&width=414)
El fallecimiento de Crist¨®bal Halffter abre la puerta a una valoraci¨®n de lo que ha constituido la mayor aventura musical de la Espa?a posterior a la Guerra Civil. Durante el primer tercio del siglo XX, el arquetipo marcado por Manuel de Falla significaba una poderosa ilusi¨®n, un espacioso recibidor que llevaba la m¨²sica espa?ola a romper con el ostracismo del siglo XIX. Falla, valorado, auspiciado incluso, por Europa, Francia especialmente, era una cima que dibujaba para siempre el perfil de nuestra orograf¨ªa musical. Pero las guerras, la espa?ola primero y la mundial despu¨¦s, hab¨ªan acabado con la fiesta de una m¨²sica asimilable, dulce al o¨ªdo.
Parad¨®jicamente, la Espa?a destruida ten¨ªa alguna opci¨®n junto a la Europa no menos demolida y que hab¨ªa que reconstruir. Hab¨ªa, s¨ª, el tema pol¨ªtico, en el que Espa?a era un pa¨ªs paria, pero la m¨²sica pod¨ªa navegar mejor que otras ¨¢reas de la cultura y el arte en esas contradicciones. En los a?os cincuenta, los j¨®venes m¨²sicos espa?oles a¨²n beb¨ªan en las fuentes de Falla, Bart¨®k o Stravinsky. Pero este era un men¨² todav¨ªa demasiado gustoso para la intransigencia de una ¨¦poca irritada. Adorno hab¨ªa dicho que no se pod¨ªa hacer poes¨ªa despu¨¦s de Auschwitz, tampoco m¨²sica, y si se hac¨ªa, esta deb¨ªa tener un sabor agrio, algo m¨¢s parecido a una dieta de ricino, desagradable pero necesaria. Y los j¨®venes espa?oles, con dos nombres se?eros a la cabeza, Crist¨®bal Halffter y Luis de Pablo, perdieron el miedo al viaje y a los contactos con otros airados europeos. Hab¨ªa que formalizar el pensamiento, extraer lecciones de la electr¨®nica emergente, en suma, pensar epistemol¨®gicamente (como proclamaba Umberto Eco). Y a los espa?oles, como a los europeos, les gustaba la ciencia y la tecnolog¨ªa.
Del grupo espa?ol renovador, Crist¨®bal Halffter llevaba una ventaja clara: formaci¨®n alemana, inicios f¨¢ciles en la m¨²sica por tradici¨®n familiar de alto renombre y una s¨®lida formaci¨®n musical que pronto le vali¨® una consideraci¨®n nada desde?able para lo que era la ¨¦poca. En 1953, por ejemplo, a los 23 a?os ya era Premio Nacional de M¨²sica, dos a?os despu¨¦s de haber alcanzado el Premio de Composici¨®n del Conservatorio de Madrid en ese a?o 1951 con el que algunos bautizaron a toda su generaci¨®n.
![Crist¨®bal Halffter, compositor y director de orquesta, en 1998.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TPAZZNRT4RADDC3ZWAEBOT4JDI.jpg?auth=6244570e7a78d823fed75bdc80588820d718a66c36df91706a008c7afc1a84bc&width=414)
Halffter era hombre de su ¨¦poca, all¨ª estaban los pintores de El Paso, varios de ellos amigos suyos, los poetas, los cineastas; en fin, la vanguardia era ya una urgencia hist¨®rica insoslayable. Se ha dicho que la influencia germ¨¢nica ha sido clave en Halffter. Sin embargo, sus primeros viajes internacionales significativos fueron a Francia, Italia e Inglaterra. A Berl¨ªn, para una residencia larga, llegar¨ªa en 1967, y en ese momento, la ruptura ya estaba hecha.
La vanguardia europea era ecum¨¦nica, todos pod¨ªan participar y cada pa¨ªs contaba, lo que signific¨® que, a partir de los sesenta, Polonia ya presentaba sus nombres se?eros, Penderecki, Lutoslawski; Hungr¨ªa ya ten¨ªa a Ligeti, aunque fuera huyendo del pa¨ªs; en fin, B¨¦lgica, Portugal, Suiza, Grecia¡ todos eran bienvenidos a la austera fiesta de los cursos de Darmstadt junto con los grandes, Alemania, Francia e Italia. En, esa fiesta, Halffter presentaba unas credenciales muy notables: culto, cientifista, humanista y, sobre todo, creador musical de raza, capaz de fusionar elementos formales, como los de su amplia serie de anillos, con gestos de alta expresividad que le daban impronta de creador hispano ajeno al folklore y siempre preocupado por los tonos sobrios del siglo de oro espa?ol.
M¨¢s de cien t¨ªtulos
No es sencillo valorar de urgencia la importancia de una obra de m¨¢s de cien t¨ªtulos. Se ha dicho siempre que Halffter era af¨ªn a los grandes frescos orquestales y corales, en la segunda parte de su vida creativa no fueron ajenos a su proyecto las imbricaciones con m¨²sicas del pasado e, incluso, la apartada m¨²sica de c¨¢mara termin¨® por tener una presencia nada desde?able. Y si alg¨²n g¨¦nero se hizo esperar, la ¨®pera por ejemplo, acab¨® fiel a la cita, ya dentro del siglo XXI, y con importante repercusi¨®n.
Pero, lo que todo esto implica, parece sustanciarse en una pregunta simple: ?es el compositor m¨¢s importante de Espa?a en la segunda mitad del siglo XX? La respuesta a esto tiene varias dificultades y no pocas banalidades, pero se puede responder parcialmente: Halffter entr¨® pronto en la poderosa casa editorial Universal Edition, de Viena, y ha sido el ¨²nico espa?ol en lograrlo hasta que, m¨¢s recientemente, tambi¨¦n lo ha hecho el madrile?o Mauricio Sotelo. Y esto no es banal, la red de contactos y las posibilidades de promoci¨®n que ello conllevaba, sobre todo antes, se suelen subestimar en un pa¨ªs como Espa?a sin apenas editoriales musicales. Pero esa estancia en la cima editorial no basta si no se alimenta, si el compositor no est¨¢ a la altura del desaf¨ªo, y Halffter lo ha estado.
Tambi¨¦n se debe valorar su papel como director orquestal con pedigr¨ª suficiente como para poder ofrecer un pack completo de batuta y partituras que le han llevado a la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, al Festival de Salzburgo y a numerosos foros de alto prestigio defendiendo su obra con justeza y sin complejos. Quedar¨ªa todo el rastro de distinciones que acompa?an a una carrera exitosa: premios del m¨¢s alto nivel, encargos distinguidos, miembro de academias. En suma, una carrera que abruma y que se corresponde con sus m¨¢s de 60 a?os de estar en la cima. Pero queda sin responder la pregunta inicial. Si Halffter es el m¨¢s importante compositor espa?ol de la segunda mitad del siglo XX, quiz¨¢ la conclusi¨®n sea que Espa?a necesitaba esa cura de abstracci¨®n. Yo, subjetivo al fin, prefiero quedarme con un recuerdo que hoy atesoro, cuando Halffter dirigi¨® con rigor y generosidad una de mis primeras obras musicales en 1984, ese recuerdo no lo cambio por ninguna clasificaci¨®n por m¨¢s justa que sea. Maestro, nos veremos.
Babelia
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