Los dioses del santuario celt¨ªbero saqueado reclaman protecci¨®n
El abandono del yacimiento prerromano de Villastar (Teruel) propicia la desaparici¨®n de 40 inscripciones y figuras en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Un plan municipal contempla la construcci¨®n en el lugar de un centro de interpretaci¨®n
El arque¨®logo Juan Cabr¨¦ lleg¨® en 1909 a la Muela de Pe?alba, un imponente farall¨®n de caliza en el municipio de Villastar (Teruel), pegado al r¨ªo Turia y de casi 20 metros de altura y dos kil¨®metros de longitud. En ¨¦l descubri¨® una veintena de inscripciones y grafitos celtib¨¦ricos, ib¨¦ricos y latinos grabados sobre la pared del cortado. Cabr¨¦ identific¨® el conjunto como un espacio sagrado de la Antig¨¹edad. Un siglo despu¨¦s, el art¨ªculo El santuario rupestre celtib¨¦rico-romano de Pe?alba, de Silvia Alfay¨¦, profesora titular de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, enumera los destrozos que el lugar ha sufrido como consecuencia de acciones vand¨¢licas: ¡°Hay m¨¢s de 40 huecos dejados por la extracci¨®n de inscripciones y figuras a lo largo del siglo XX, y se desconoce el paradero de la mayor¨ªa¡±. El alcalde de Villastar, Justo Cort¨¦s, un municipio de solo 500 habitantes, lo admite: ¡°Est¨¢ abandonado, pero vamos a vallarlo, a protegerlo y a hacer un centro de interpretaci¨®n. Ya hemos conseguido los fondos. Todos los informes arqueol¨®gicos demuestran que el santuario celt¨ªbero era una maravilla¡±.
El propio Cabr¨¦ arranc¨® algunos conjuntos rupestres para garantizar su conservaci¨®n y los traslad¨® a su casa de Calaceite (Teruel) para venderlos posteriormente al Museo de Arqueolog¨ªa de Catalu?a. ¡°Algo que imitaron otros, escribiendo incluso su firma y la fecha en el hueco que realizaron en la extracci¨®n¡±, explica Alfay¨¦. ¡°A ello se suma la erosi¨®n natural y el perjuicio causado por quienes han raspado, escrito y dibujado sobre las inscripciones y figuras, da?¨¢ndolas para siempre. Es uno de los santuarios rupestres m¨¢s importante de Hispania¡±, a?ade la investigadora. ¡°Las inscripciones m¨¢s importantes est¨¢n en Barcelona. Se las llev¨® quien lo descubri¨®¡±, confirma entristecido Cort¨¦s, que a?ade que, con los fondos del Instituto Aragon¨¦s de Empleo, el Ayuntamiento levantar¨¢ un vallado protector, mejorar¨¢ los accesos e instalar¨¢ un sistema de se?alizaci¨®n con c¨®digos QR.
Pese al expolio, las inscripciones rupestres siguen constituyendo la principal fuente de informaci¨®n sobre los rituales celebrados en el santuario. Fechadas entre finales del siglo I a.C. y el siglo I d.C., las hay en lengua celtib¨¦rica, pero escritas en signario paleohisp¨¢nico o en alfabeto latino, mientras que otras perviven en lengua ib¨¦rica o en lat¨ªn.
Todos los nombres celtib¨¦ricos encontrados son masculinos, como Turos, Calaitos, Guandos y Aios. Tambi¨¦n se conservan textos ind¨ªgenas largos que hacen referencia a grupos familiares y a su posici¨®n social, a f¨®rmulas de valor religioso celtib¨¦ricas y a divinidades que recibieron culto en ese paisaje.
Como los textos y figuras no se distribuyen por igual en el farall¨®n, es posible que algunos tramos tuvieran una especial significaci¨®n sagrada y existiera ¡°un itinerario devocional normativo para quienes lo visitaban¡±. De este camino formar¨ªan parte los escalones tallados en la roca, que conectan el sendero que discurre por la base del cortado con la cima del otero, recuerda la arque¨®loga.
Adem¨¢s, se han encontrado canalillos y cazoletas rupestres que podr¨ªan ser estructuras de culto para ¡°libaciones, sacrificios o lustraciones¡±. Es posible, igualmente, que se celebraran danzas y otras pr¨¢cticas religiosas y que se depositaran ofrendas, de las que no ha quedado ning¨²n resto. De hecho, los ¨²nicos materiales encontrados hasta ahora en la superficie y en el interior de una peque?a cueva son un cuchillo de s¨ªlex, dos fragmentos de cer¨¢mica pintada medieval y otros dos de cer¨¢mica a mano de dataci¨®n imprecisa.
Alfay¨¦ sostiene que los fieles que acud¨ªan a este espacio sagrado proven¨ªan de asentamientos localizados dentro de un radio no superior a los 20 kil¨®metros. ¡°La ubicaci¨®n de la monta?a de Pe?alba, en los l¨ªmites sudorientales de la Celtiberia, en contacto con el ¨¢mbito ib¨¦rico levantino, podr¨ªa haberla convertido en un santuario de frontera, en un centro religioso de convergencia de personas y comunidades con distintas lenguas y tradiciones culturales¡±, explica la autora de Santuarios y rituales en la Espa?a c¨¦ltica.
De hecho, uno de los epigramas celtib¨¦ricos que se conservan, el conocido como Gran Inscripci¨®n, deja constancia de la celebraci¨®n de una peregrinaci¨®n o reuni¨®n religiosa colectiva, que incluy¨® la construcci¨®n de una estructura techada para el culto a los dioses ind¨ªgenas Eniorosei, Tiatumei y Equaisos. Pero, adem¨¢s, el hallazgo de cuatro inscripciones latinas en 2003 por el Grupo de Investigaci¨®n Hiberus, dirigido por Francisco Marco, del Departamento de Ciencias de la Antig¨¹edad de la Universidad de Zaragoza, permiti¨® conocer el nombre de otra divinidad venerada en el lugar: el dios Cornutus Cordonus (Cordono, el Cornudo), a quien el romano Caius Atilius, que visit¨® Pe?alba en un abril del siglo I d. C., sacrific¨® varias yeguas en su honor.
Tambi¨¦n en el siglo I d.C. alguien escribi¨® sobre la pared del farall¨®n dos versos de la Eneida de Virgilio donde se le¨ªa: ¡®Era el tiempo en que llega el primer descanso a los exhaustos mortales¡¯, pero este grafito literario fue arrancado tras su descubrimiento a principios del siglo XX, y solo se conserva una foto.
Actualmente, el santuario es visitable, y se puede llegar a pie, siguiendo una ruta circular de varios kil¨®metros que parte de Villastar, o bien en coche, a trav¨¦s de una pista sin asfaltar que conduce hasta un aparcamiento. Una de las personas que realiz¨® la excursi¨®n en 2016 dej¨® escrito el siguiente mensaje en una de las webs que promocionan el camino: ¡°Ruta con pocos indicativos. Cuando estamos llegando al santuario, hay un cartel que se lee perfectamente indicando sobre todo historia del lugar, pero solo eso, no te indica ni c¨®mo llegar ni c¨®mo poder ver los yacimientos de este sitio, por lo que te vas de all¨ª un poco desilusionado¡±.
Babelia
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