Todd Haynes indaga en el choque de fuerzas de The Velvet Underground
El documental se presenta fuera de concurso antes de su estreno en Apple TV y expone el talento que impuls¨® una banda ¡°absolutamente alejada de cualquier convenci¨®n¡±, seg¨²n el cineasta
No existe otra banda como The Velvet Underground. Por qui¨¦n la cre¨®, por c¨®mo se promocion¨®, por c¨®mo influy¨® en tantos y distintos g¨¦neros musicales, por el momento y el lugar en el que compusieron y tocaron. Al menos esto piensa el cineasta Todd Haynes (California, 60 a?os), que ha realizado un documental titulado como el grupo, el primero de su carrera, sobre una banda que pivot¨® alrededor de la descomunal fuerza art¨ªstica de Lou Reed y John Cale.
Su estreno en Cannes, antes de su lanzamiento en Apple TV el 15 de octubre, ha superado cualquier expectativa. Haynes ha entendido el material que ten¨ªa entre manos y ha montado un filme tan rockero como experimental, repleto de im¨¢genes in¨¦ditas y en el que no falta ninguna voz: de Lou Reed se han usado diversas entrevistas, a Sterling Morrison le representa su viuda, y el cineasta Jonas Mekas fue entrevistado antes de morir.
En pantalla se refleja la particular lucha de Haynes por ser capaz de superar el reto principal, seg¨²n ha contado a la prensa, que le supuso el encargo: ¡°?C¨®mo hacer visible la m¨²sica?¡±. M¨¢s a¨²n, ?c¨®mo hacer visible la descomunal energ¨ªa que fusionaron Cale y Reed? El recorrido arranca con las infancias, bastante tortuosas, de Cale, en Gales, y de Reed en Long Island. Si el primero era un virtuoso de la viola que lleg¨® a Estados Unidos en pos de la m¨²sica experimental de finales de los cincuenta, el segundo quer¨ªa ser rico y una estrella del rock, como recuerdan sus amigos y su propia hermana.
Reed empez¨® a componer canciones para una discogr¨¢fica en Nueva York, y una de ellas, The Ostrich, ten¨ªa suficiente potencial como para crear una banda alrededor de ella, Primitives. Y en ese mundillo neoyorquino estaba Cale, en un momento en que la ciudad era una olla a presi¨®n art¨ªstica, colaborando con La Monte Young, otro enorme experimentador. ¡°La informaci¨®n est¨¢ hoy tan dispersa que no hace falta concentrarse en un sitio; el arte es distinto en comparaci¨®n al que naci¨® de aquellos artistas que compart¨ªan locales, barrios, incluso pisos en Nueva York; aquello fue casi un milagro¡±, cuenta Haynes. Lo que le asombr¨® a Cale es que Reed tocaba la guitarra de una manera que provocaba un sonido parecido al drone o pedal, un estilo de m¨²sica minimalista que usa notas sostenidas o repetidas en el tiempo. Eso, y su ambici¨®n l¨ªrica, nacida de sus lecturas de Baudelaire y Verlaine, le hac¨ªan un artista ¨²nico.
Tras varios cambios de nombre (el definitivo sali¨® de un libro que indagaba en la subcultura sexual de la ¨¦poca) y la entrada y salida de algunos m¨²sicos, la formaci¨®n cl¨¢sica de The Velvet Underground arranc¨® en 1965 con Reed, Cale, Sterling Morrison, compa?ero de estudios de Reed y estupendo guitarrista, y la baterista Maureen Tucker, hermana de un amigo de Cale y Reed. Haynes usa la pantalla partida, bucea en grabaciones in¨¦ditas, levanta testimonio de aquel Nueva York. ¡°Lo curioso es que en ese ambiente, con tanta gente haciendo cine, haya tan pocas grabaciones de ellos actuando¡±, lamenta Haynes, que durante el confinamiento estuvo trabajando con el montador Adam Kumitz y las 600 horas de grabaci¨®n a las que accedieron. Si la m¨²sica de la banda pertenece a la discogr¨¢fica Universal, las im¨¢genes, las 7.000 fotograf¨ªas y los numerosos documentos han llegado tras a?os de b¨²squeda de los productores, a lo que Haynes a?adi¨® la autorizaci¨®n que pidi¨® a Laurie Anderson, artista, cantante y viuda de Reed.
En ese camino, The Velvet Underground entr¨® en el radar de Andy Warhol, que se convirti¨® en su representante y les convenci¨® de que contaran con la alemana Nico, con una voz absolutamente alejada de los c¨¢nones, como cantante. Como recuerda Haynes, ¡°fue una banda completamente alejada de lo convencional. En su creaci¨®n, en su m¨²sica, en su promoci¨®n, en su comportamiento¡±. Para el cineasta, The Velvet Underground ¡°influy¨® en numerosos estilos de m¨²sica, no solo en el rock¡±. Y como producto de ese Nueva York de los sesenta, retratado como la capital mundial de la cultura (en el filme se cuenta que nadie la llamaba contracultura, porque no hab¨ªa otra), su m¨²sica tiene que ser retratada ¡°a la manera del cine de vanguardia de aquellos a?os¡±. Que el p¨²blico ¡°sintiera el proceso¡±. De ah¨ª que el documental se ramifique en diversas direcciones, que explore esa ciudad de la mano de Cale, que pis¨® todos los locales y form¨® parte de diversos movimientos.
Finalmente, el choque entre los dos m¨²sicos, al que asist¨ªan Morrison y Tucker. ¡°Lou era como un ni?o de tres a?os que necesita que todo el mundo se sienta tan inc¨®modo como ¨¦l¡±, cuenta Cale, que aunque disfrutaba de ese proceso creativo de protagonista-antagonista, acab¨® harto de drogas y salidas de tono. The Velvet Underground fue m¨¢s que una banda, producto de un modo de vida, el regalo nacido de la ¡°cohabitaci¨®n entre el rock y Wagner¡±, que en cambio se sinti¨® fuera de lugar en otros sitios: de gira por California, Tucker recuerda que ve¨ªan todas esas flores en el pelo y solo pod¨ªan sentir ¡°odio por los hippies¡±. En cambio, en Boston un adolescente se convirti¨® en su mayor fan: Jonathan Richman cuenta ante la c¨¢mara numerosas an¨¦cdotas de la banda y rememora feliz que Morrison le ense?¨® a tocar la guitarra.
Haynes no ha entrado en la vertiente sexual del grupo, ni en c¨®mo fue el reencuentro en la gira de los noventa. Reed despidi¨® a Cale en septiembre de 1968, antes de la publicaci¨®n del tercer ¨¢lbum de la banda. Y el mismo Reed la dejar¨ªa en agosto de 1970 (curiosamente, comenta que gan¨® m¨¢s, 2,79 d¨®lares, con los derechos de su primera canci¨®n, que con toda su carrera en la Velvet). El cineasta espera que el filme muestre c¨®mo era el grupo ¡°elegante y brutal al mismo tiempo¡±. Y desde luego lo logra, empezando y acabando con la misma canci¨®n, All Tomorrow¡¯s Parties.
Babelia
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