Muere a los 96 a?os el director Jonas Mekas
El padre del cine experimental estadounidense fallece en Nueva York "tranquila y pac¨ªficamente", seg¨²n Anthology Film Archives
Con la muerte, este mi¨¦rcoles, en Nueva York? a los 96 a?os de Jonas Mekas no solo desaparece un cineasta, sino un verdadero revolucionario del lenguaje cinematogr¨¢fico. Un Quijote con c¨¢mara que, huyendo del nazismo, emigr¨® desde Europa hasta Nueva York para cambiar el curso de un arte que hoy, sin su influencia, no ser¨ªa el mismo. Referente para cineastas de varias generaciones, adorado por los miembros m¨¢s destacados del llamado Nuevo Hollywood, como Martin Scorsese o George Lucas, Mekas derrib¨® las fronteras que separaban documento, ficci¨®n y retrato ¨ªntimo.
Seg¨²n inform¨® en Instagram el Anthology Film Archives, instituci¨®n fundada por ¨¦l en 1970 para la preservaci¨®n del cine experimental y de vanguardia, Mekas falleci¨® como vivi¨®, es decir ¡°tranquila y pac¨ªficamente¡±. ¡°Estaba en casa, con su familia. Le echaremos enormemente de menos, pero su luz seguir¨¢ encendida¡±, a?adi¨® la nota.
Nacido en Lituania en 1922, aterriz¨® en Nueva York en 1949, donde se convirti¨® en una de las figuras m¨¢s relevantes de la contracultura y del New American Cinema. Desde la revista Film Culture, de la que fue redactor jefe desde 1954, y desde su columna en el Village Voice ejerci¨® la cr¨®nica y la cr¨ªtica. Al frente del Anthology Film Archives impuls¨® un impagable trabajo de catalogaci¨®n, conservaci¨®n y exhibici¨®n de todo tipo de pel¨ªculas. Un compromiso con el cine y con las futuras generaciones que a?ade eternidad a su legado.
Poeta de la imagen
Pero Mekas fue, ante todo, un poeta de la imagen, un hombre que en el fondo solo intent¨® de forma obstinada volver a los or¨ªgenes a trav¨¦s de una c¨¢mara. Escucharle hablar de su padre, de sus recuerdos de Lituania, era un regalo casi tan conmovedor como ver sus sue?os trasladados a la pantalla. Dos semanas despu¨¦s de llegar a Nueva York se compr¨® su primera c¨¢mara Bolex de 16 mil¨ªmetros, con la que comenz¨® a registrar momentos de su vida. Fue premiado en Venecia, en 1964, por The Brig, una de sus pel¨ªculas m¨¢s narrativas, sobre prisioneros estadounidenses en un campo japon¨¦s. Entre sus diarios destacan Walden (1969), Lost, Lost, Lost (1970) y Reminiscencias de un viaje a Lituania (1972), para muchos su obra cumbre. En ella, demuestra esa capacidad milagrosa del cine para devolvernos las rutas perdidas de nuestra identidad: sus primeros pasos en Brooklyn, su regreso al campo de trabajo nazi donde fue internado junto a su hermano Adolfas y la vuelta a su pueblo natal despu¨¦s de 27 a?os sin poder acercarse ni a su tierra ni a su madre.
En sus manos, el cine no era un capricho, era tan necesario como respirar. Adelant¨¢ndose a lo que hoy hacen sin tino millones de personas a trav¨¦s de Facebook o Instagram, aunque sin asomo de narcisismo, Mekas lo filmaba todo, cada d¨ªa, sin leyes, ajeno a cualquier m¨¦todo o academia. En 2007, rod¨® un cortometraje por cada d¨ªa del a?o que difundi¨® en Internet. En 2011 mantuvo una correspondencia f¨ªlmica con el espa?ol Jos¨¦ Luis Guer¨ªn. ¡°Le quitaremos el cine a la industria y se lo daremos a los hogares. Ese es el verdadero sentido de lo que llamamos cine underground¡±, le dijo en una ocasi¨®n a Pasolini.
En 1962, public¨® en Film Culture un manifiesto del ¡°nuevo cineasta¡±, que m¨¢s de medio siglo despu¨¦s a¨²n perdura. ¡°Como el nuevo poeta, el nuevo cineasta no est¨¢ interesado en la aceptaci¨®n p¨²blica. Le importa m¨¢s el destino del hombre que el destino del arte, que las provisorias confusiones del arte. Critic¨¢is nuestro trabajo desde un punto de vista purista, formalista y clasicista. Pero os decimos: ?Para qu¨¦ sirve el cine si se pudre el alma del hombre?¡±. Tambi¨¦n perduran las reflexiones de Cuaderno de los Sesenta. Escritos 1958-2010 (Caja Negra), en los que est¨¢n reunidas sus valientes cr¨®nicas de Nueva York, una ciudad sumida en una ebullici¨®n art¨ªstica sin precedentes. En esos textos ahondaba en su fijaci¨®n por lo imperfecto: ¡°Me gustan las cosas que est¨¢n fuera de control. En cierto punto, el artista se pondr¨¢ firme, detendr¨¢ al medio y lo domesticar¨¢, utiliz¨¢ndolo para cultivar los campos de su propia imaginaci¨®n. Pero, por el momento, el toro corre a su antojo¡±.
Tambi¨¦n le gustaba recordar la triste an¨¦cdota de su primera c¨¢mara. Lo volvi¨® a hacer en una entrevista con este diario en su ¨²ltima visita a Espa?a, ya con 94 a?os e invitado por el festival Filmadrid. ¡°Yo era un ni?o, y con toda mi inocencia sal¨ª a la carretera a fotografiar los tanques. Era mi primera c¨¢mara. El principio de todo. Y ah¨ª sigue, destrozada en el suelo¡±. Evocaba, como siempre, aquel camino perdido. Hace dos a?os particip¨® en la cita art¨ªstica Documenta 14, dedicada a los refugiados. Bastaba volver a sus memorias, I Had Nowhere To Go, o a Reminiscencias de un viaje a Lituania para saber cu¨¢l fue siempre su lugar en el mundo: ¡°A¨²n somos personas desplazadas, y el mundo est¨¢ lleno de gente como nosotros. A¨²n sigo mi viaje rumbo a casa¡±.
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