Enrique Krauze: ¡°En M¨¦xico no hay estatuas a Hern¨¢n Cort¨¦s que derribar¡±
El historiador y ensayista reflexiona sobre los juicios hist¨®ricos y la politizaci¨®n del pasado en el quinto centenario de la ca¨ªda de Tenochtitlan
Dec¨ªa sentirse ¡°especialmente bien¡± el historiador y ensayista Enrique Krauze (M¨¦xico, 73 a?os) tras pronunciar el nombre de Cuauht¨¦moc, el ¨²ltimo emperador azteca, en un sal¨®n del Monasterio de El Escorial. Lo hizo en el marco de la ceremonia de entrega del Premio de Historia ?rdenes Espa?olas que recibi¨® el mi¨¦rcoles 7 de julio de manos del rey Felipe VI, un galard¨®n que le ha tra¨ªdo a Espa?a despu¨¦s de 15 meses de confinamiento y que le ha sido concedido cuando est¨¢n a punto de cumplirse los 500 a?os de la ca¨ªda de M¨¦xico-Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521, como ¨¦l mismo record¨® en su discurso. ¡°No pod¨ªa dejar de hablar de este quinto centenario, aunque en mi trabajo como historiador yo me haya centrado m¨¢s en el estudio de los dos siglos posteriores a la independencia¡±, apuntaba unas horas despu¨¦s en una terraza del barrio de Chamber¨ª. ¡°He querido recordar a los vencidos, a los mexicanos, y su heroica defensa. Esos 500 a?os creo que se dividen en tres siglos de historia com¨²n y dos de historia compartida, pero entre dos pa¨ªses¡±. La conmemoraci¨®n de este a?o, sostiene, deber¨ªa volver a la ra¨ªz etimol¨®gica de esta palabra y permitir ¡°hacer memoria juntos¡±.
Frente a las corrientes historiogr¨¢ficas que ponen en cuesti¨®n el legado del virreinato, Krauze, autor de una veintena de t¨ªtulos, entre los que se encuentran Siglo de caudillos o De h¨¦roes y mitos, defiende que tras unos primeros a?os terribles en M¨¦xico hubo despu¨¦s un importante periodo de construcci¨®n cultural. ¡°El mestizaje es una realidad, aunque hoy se discuta. Por supuesto que las culturas ind¨ªgenas deben ser respetadas. Sin negar que existi¨® la discriminaci¨®n, las jerarqu¨ªas y la explotaci¨®n no se pueden comparar con la experiencia en Estados Unidos. Los espa?oles son grandes expertos en autoflagelaci¨®n y pueden hacer lo que quieran, ah¨ª no entro yo¡±, ironizaba. Y a continuaci¨®n recordaba a los frailes espa?oles que contribuyeron al rescate de la memoria ind¨ªgena que otros hab¨ªan casi destruido por completo. ¡°Esta es una historia compleja, pero hoy vivimos una ¨¦poca dalt¨®nica donde se pierden los colores y los matices. Al fin, en M¨¦xico no hay estatuas a Cort¨¦s que derribar¡±.
¡°El pecado capital de las sociedades latinoamericanas es el haber tolerado esta divisi¨®n entre el sector moderno y el marginado¡±, se?ala
De vuelta al presente y ante el enfrentamiento del presidente mexicano L¨®pez Obrador con la prensa, el fundador de Letras Libres recalca que ¡°no se trata solo de un abuso de poder sino de una invitaci¨®n a la violencia¡± en un pa¨ªs donde ser periodista ya era un trabajo de riesgo. Su revista, fundada hace 23 a?os all¨¢, cuenta con una edici¨®n en Espa?a que celebrar¨¢ en octubre su 20? aniversario. ¡°Es una peque?a empresa cultural que demuestra que se puede tener un cierto impacto incluso en esta ¨¦poca vertiginosa que vivimos¡±, reflexiona. ¡°Nunca dependimos del dinero estatal, esos anuncios no eran m¨¢s de un 15%, lo que ha quedado demostrado en un portal de transparencia¡±, se defiende.
Krauze, que trabaj¨® durante d¨¦cadas con Octavio Paz en Vuelta, reivindica el legado del Nobel mexicano como poeta universal. ¡°Me niego a reducirle a la pol¨ªtica o al poder, o a la historia, aunque escribi¨® ensayos extraordinarios. Tuvo una gran simpat¨ªa por la revoluci¨®n zapatista, pero se desencant¨® de la revoluci¨®n sovi¨¦tica. Nunca dej¨® de ser un socialista¡±, sostiene. ?Y la reivindicaci¨®n del trabajo de su primera esposa, Elena Garro? ¡°En el plano intelectual, tuvieron una relaci¨®n matrimonial mucho m¨¢s creativa de lo que la mitolog¨ªa dice. Octavio ayud¨® a Elena, y Elena ayud¨® a Octavio. La reivindicaci¨®n de Garro est¨¢ justificad¨ªsima, porque era una gran escritora, pero no es en detrimento de Paz¡±.
¡°Nicaragua es una dictadura, igual que Venezuela. Y esto ya no tiene que ver con la covid ni con el populismo que hubo con Ch¨¢vez¡±, asevera
?Y cu¨¢l es su balance del efecto de la pandemia en la regi¨®n latinoamericana? ¡°Nicaragua es una dictadura, igual que Venezuela. Y esto ya no tiene que ver con la covid ni con el populismo que hubo con Ch¨¢vez. En Per¨², la decepci¨®n de cuatro sucesivas presidencias democr¨¢ticamente electas, en el marco de un crecimiento econ¨®mico que de pronto cesa y entran los estragos de la pandemia, tienen al pa¨ªs en vilo, dividido, desgarrado. Y en Chile la situaci¨®n est¨¢ delicada, pero tengo m¨¢s confianza¡±, resume.
El caudillismo no es la salida
De fondo, apunta Krauze, est¨¢ la reacci¨®n ante las desigualdades. ¡°El pecado capital de las sociedades latinoamericanas es haber tolerado esta divisi¨®n entre el sector moderno y el marginado. Las recetas liberales puras no han funcionado y toda la regi¨®n ha estado necesitada, desde hace mucho tiempo, de una nueva imaginaci¨®n econ¨®mica. Porque esas grandes masas empobrecidas no pueden esperar. Y ah¨ª est¨¢n los l¨ªderes que las encabezan. La salida no es el caudillismo populista, esto ya se demostr¨® en el caso venezolano y mira que ten¨ªan recursos petroleros para regalar¡±, subraya.
¡°La salida es dentro del marco de la democracia, la libertad y las leyes. Un cambio profundo en la pol¨ªtica econ¨®mica para actuar y formas de apoyo directo a la poblaci¨®n m¨¢s necesitada. Curiosamente, L¨®pez Obrador ha tenido en M¨¦xico ese impulso apoyando a la gente m¨¢s necesitada y a la de mayor edad, por ejemplo. Pero a cambio pide obediencia pol¨ªtica. Tiene que haber otras formas imaginativas y nuevas para que la pobreza y la desnutrici¨®n disminuyan dr¨¢sticamente. Se necesita el Estado, s¨ª, pero apegado a las leyes¡±. ?Una f¨®rmula como la del presidente estadounidense Biden? ¡°Exactamente, porque en Am¨¦rica Latina o viene la senda de Biden o creamos trumps¡±.
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