Chucho Vald¨¦s: ¡°Veo a mi padre a mi lado mir¨¢ndome cuando toco el piano, a veces hasta lo huelo¡±
El m¨²sico cubano, hijo de Bebo Vald¨¦s, no piensa en la retirada a sus 79 a?os y confiesa que a¨²n se siente un adolescente en escena
Puede que Chucho Vald¨¦s (Quivic¨¢n, Cuba, 79 a?os), aclamado pianista, no sea un virtuoso del canto, pero en vivo canta lo suyo. Alto, ancho, compacto, moreno vestido de blanco blanqu¨ªsimo y colorines, con poderosa voz y risa contagios¨ªsima, es imposible no verlo en medio del s¨¦quito que le agasaja en la sede de la Sociedad General de Autores de Madrid, donde ensaya entre bolo y bolo de su gira por Espa?a. Le acompa?a una mujer joven, a la que no pierde ojo y consulta cada poco si duda en alg¨²n dato. Por supuesto, meto la pata hasta la ingle y le pregunto si es su hija. ¡°No, es mi esposa, Lorena, la mam¨¢ de Juli¨¢n, mi ni?o de 14 a?os¡±, contesta el maestro. Lejos de dejar que me trague merecidamente la tierra, el orgulloso esposo y pap¨¢ responde el resto de preguntas con la franqueza de un primerizo. Gracias.
?Por qu¨¦ sigue actuando, pudiendo estar disfrutando la vida?
Porque, sin dejar de disfrutar de la familia, actuando es cuando estoy gozando de la vida. Inclusive puedo decir que yo nunca he trabajado, porque me han pagado por hacer lo que m¨¢s me gusta. Necesito esas dos partes. Son como las dos alas de un ave: si me cortas una, caer¨ªa en picado.
?No piensa retirarse?
Jam¨¢s. Esto es hasta la muerte y despu¨¦s de la muerte. No s¨¦ c¨®mo, pero seguir¨¦ tocando.
?Tanto cree en la vida eterna?
Bueno, soy religioso y rezo como me ense?aron mi mam¨¢ y mi abuela. Tengo mis ra¨ªces africanas yoruba, pero tambi¨¦n las cat¨®licas, y el sincretismo, que las une. Llevo a un santo de cada mano, y, si uno me falla, tengo la otra para agarrarme bien fuerte [se parte de risa].
?Qu¨¦ le da la fe para tener tanta?
Esperanza, consuelo y otras motivaciones que no puedo explicar. Yo he estado tocando el piano y he visto a mi padre mir¨¢ndome.
Dir¨¢ que lo ha sentido.
No, lo he visto de verlo, y no una, sino muchas veces. Si dices eso piensan que est¨¢s loco, o que tomas alguna sustancia. Yo no tomo sustancias, ni siquiera alcohol, pero a veces, tocando, veo a mi padre, y hasta siento su olor, no quiero hablar de esoterismo, pero cuento las cosas como son.
¡°Esto [ofrecer conciertos] es hasta la muerte y despu¨¦s de la muerte. No s¨¦ c¨®mo, pero seguir¨¦ tocando
?A su edad a¨²n le afectan las cr¨ªticas?
Las amo. Las cr¨ªticas sanas y sabias ayudan y espolean. Las recibo con agradecimiento y miedo a bajar de nivel, a decepcionar, aunque sea a ti mismo. El amor propio es lo que me mantiene tocando el piano y practicando ocho horas al d¨ªa, cada d¨ªa.
?A¨²n siente que le tiene que demostrar algo a alguien?
Te voy a poner un ejemplo. Cuid¨¦ de mi padre en sus ¨²ltimos a?os. Ten¨ªa 90 a?os, estaba enfermo, le era dif¨ªcil moverse, pero cuando sal¨ªa al escenario, volv¨ªa a ser el Bebo de sus 20 a?os. Eso tan hermoso les ocurre a quienes tenemos ese compromiso. Tocando a¨²n soy un adolescente.
?Esa es la droga que s¨ª que toma?
Exacto, eso es superadictivo y no te lo quitas con nada ni con nadie. No hay metadona para eso.
?C¨®mo se toca y se improvisa mejor: contento o triste?
Cuando est¨¢s ilusionado. Se puede tocar bien contento o triste, aunque te mueras por dentro. Pero como mejor se toca es cuando viene el duende.
?Y c¨®mo se le convoca?
Ese es imposible de convocar. Es aut¨®nomo, y viene y se va cuando quiere, no est¨¢ en n¨®mina. Se te puede presentar a cualquier hora, incluso sin estar sentado al piano. Me ha pasado estar en un avi¨®n y pedir corriendo papel porque se me ha ocurrido una frase musical genial. O despertarme de madrugada y saltar de la cama a grabar algo al piano y, a la ma?ana siguiente, no acordarte de nada . El duende te secuestra. Y si viene en un concierto, tocas mejor que nunca.
¡°El amor propio es lo que me mantiene tocando el piano y practicando ocho horas al d¨ªa, cada d¨ªa
?Y qu¨¦ ocurre si, en un grupo de varios m¨²sicos, uno esta con el duende y los otros no?
El duende se contagia, se transmite. Cuando hay emoci¨®n, los m¨²sicos sienten como que te est¨¢n empujando y entramos en trance. Es como una corriente individual que se hace colectiva.
?Podr¨ªa un robot hacer jazz?
Ya lo dijo Beethoven: ¡°Un error es insignificante, pero tocar sin pasi¨®n es imperdonable¡±, y es imposible que una m¨¢quina logre la pasi¨®n de un pianista.
?Qu¨¦ hace falta para triunfar en lo suyo?
Imaginaci¨®n. M¨¢s que t¨¦cnica, m¨¢s que pr¨¢ctica, m¨¢s que todo. La imaginaci¨®n es la reina de la improvisaci¨®n.
Ha tocado ante reyes y mendigos. ?D¨®nde hall¨® m¨¢s respeto?
En ambos. La m¨²sica no tiene clases. Me siento muy respetado por todos y eso es reconfortante.
El reguet¨®n ha desbancado a la salsa como m¨²sica latina de baile global. ?Le gusta ?
En todas las ¨¦pocas los j¨®venes han tenido sus elecciones. En los 50 yo tocaba a Chopin y Mozart, pero me gustaba Elvis y Hendrix. Para mi abuelo, que me gustara Elvis era como para m¨ª que a mis nietos les guste el reguet¨®n. No se puede ir en contra de esas corrientes porque eso les va a dar a¨²n m¨¢s fuerza. Nunca estoy en contra de ninguna m¨²sica, me guste o no. El mensaje de los textos lo siento a veces como agresivo y demasiado machista, eso s¨ª.
Si no es con Bad Bunny, ?con qu¨¦ se le van las caderas?
Con el son cubano, con la conga, la rumba, el flamenco, el rock and roll, el funk. Quiz¨¢ porque son de mi tiempo, pero creo que es m¨²sica para siempre.
¡°Puedo salir entre aplausos que, si algo no me sali¨® como yo quer¨ªa, posiblemente no duerma
Alg¨²n defecto tendr¨¢. Usted, digo.
Much¨ªsimos. Que no me acepto a m¨ª mismo los errores, por ejemplo. Puedo salir entre aplausos que, si algo no me sali¨® como yo quer¨ªa, posiblemente no duerma, porque me quedo molesto, d¨¢ndole vueltas a por qu¨¦ fall¨¦, si yo me prepar¨¦ bien. Eso me pone muy mal. Igual que si un m¨²sico m¨ªo comete un error. No le dir¨¦ nada, pero me molesta mucho.
O sea que es usted un jefe exigente.
Yo creo que s¨ª, porque quienes me ense?aron lo fueron. Sobre todo el Bebo. Pap¨¢ era un exigente cari?oso, no agresivo.
?A¨²n teme decepcionarle?
Hubo un cap¨ªtulo que te voy a contar. Yo aprend¨ª a tocar el piano de o¨ªdo a los tres a?os. A los cinco tuve mi primer profesor, ?scar Ruiz, que compon¨ªa para Celia Cruz y La Sonora Matancera. Un d¨ªa, yo tendr¨ªa nueve a?os, estaba diluviando y yo estaba mirando por la ventana, vino mi padre, me abraz¨® y me dijo que, si quer¨ªa dedicarme a la m¨²sica, ten¨ªa que hacerlo muy bien, porque a ¨¦l no le gustar¨ªa que no fuera bueno. Le promet¨ª hacer lo posible para no defraudarle nunca [se emociona].
?A esa promesa ha dedicado su vida?
En 1993 mi pap¨¢ me escribi¨® una carta. Yo hab¨ªa ido a tocar a Suecia, donde ¨¦l viv¨ªa, y ¨¦l vino a verme despu¨¦s de muchos a?os sin vernos, perd¨®n, voy a llorar. En esa carta me dec¨ªa que yo hab¨ªa cumplido mi promesa de los nueve a?os. Ese es mi premio m¨¢s grande. Ni Grammys ni Nobel. El premio m¨¢s grande que Dios me ha dado ha sido a mi pap¨¢ Bebo y a mi mam¨¢, Pilar.
Quiz¨¢ por eso se le aparece cuando toca.
Puede ser. Los ¨²ltimos a?os con ¨¦l en Benalm¨¢dena fueron maravillosos. Nos reencontramos. Nos sent¨¢bamos en su casa o en la m¨ªa a tocar a cuatro manos. Grabamos un disco juntos. Conoci¨® a Lorena y a Juli¨¢n, mi hijo peque?o y su ¨²ltimo nieto. Ah¨ª recuperamos el tiempo perdido.
EL HIJO DE BEBO Y DE PILAR
El hijo de Bebo y de Pilar. As¨ª, m¨¢s que como el pianista y compositor ganador de seis Grammy, gusta de presentarse Dionisio Jes¨²s, Chucho, Vald¨¦s Rodr¨ªguez (Cuba, 79 a?os), hijo del m¨ªtico Bebo, leyenda de la m¨²sica cubana, y de su primer esposa, Pilar, cantante y profesora de piano. Orgulloso heredero del arte y el carisma de su padre, Chucho, padre a su vez de seis hijos m¨²sicos, reside entre Florida, Estados Unidos, y Benalm¨¢dena, M¨¢laga, donde cuid¨® de su padre durante sus ¨²ltimos a?os. ?l, por su parte, no piensa bajarse del escenario ni muerto. De momento, est¨¢ de gira de verano por Espa?a y act¨²a el pr¨®ximo 25 de julio en los jardines del Palacio Real de Madrid.
Babelia
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