¡®El viaje de sus vidas¡¯: clich¨¦ y menopausia

El viaje de sus vidas, ¨®pera prima de la directora y productora televisiva Jules Williamson, es una comedia sentimental sobre un grupo de viejas amigas que se re¨²nen tras la muerte de una de ellas. El ¨²ltimo deseo de la fallecida ser¨¢ que repitan con su hija el viaje en Interrail que hicieron siendo j¨®venes.

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Con un arranque que es imposible no asociar con el de la secuencia del funeral de Reencuentro, el grand¨ªsimo filme de Laurence Kasdan que a fecha de hoy sigue reinando en el subg¨¦nero de amigos de la infancia, el instituto o la universidad que vuelven a reunirse en la madurez, Williamson solo se salva del burdo plagio gracias a una Judi Dench que, pese a la brevedad de su personaje, eleva el momento con una emoci¨®n que ya no volver¨¢ a repetirse. Por lo dem¨¢s, en El viaje de sus vidas la nost¨¢lgica banda sonora no ser¨¢ ni de la Motown ni de los Rolling Stones sino unos machacones grandes ¨¦xitos de Blondie.

Sustentada en un guion pobre, rodada con el gusto y la torpeza de un a?ejo telefilme, la pel¨ªcula se suma al mencionado subg¨¦nero de reuni¨®n de viejos amigos pero en plan agencia de viajes de la Uni¨®n Europea, es decir, con interminables planos de las se?oras corriendo por las ciudades como adolescentes para ofrecer as¨ª la pertinente postal panor¨¢mica local. No?a y sentimental, la pel¨ªcula pretende hablarles de t¨² a t¨² a mujeres de mediana edad cayendo en absolutamente todos los clich¨¦s de los que deber¨ªa huir cualquier cincuentona.

Es una pel¨ªcula de mujeres que en pleno siglo XXI ridiculiza la edad y la menopausia. El retrato de las tres amigas cae en todos los t¨®picos imaginables. Se?oras ego¨ªstas y amargadas: la maciza famosa que quiere ligar y beber champ¨¢n todo el rato, la atormentada que ni folla ni tiene un duro pero se tir¨® en su d¨ªa a los novios de todas sus compa?eras y la, c¨®mo no, ama de casa abnegada que padece un trastorno obsesivo compulsivo. Ya se imaginan, amigas que se quieren tanto que solo saben echarse los trastos a la cabeza mientras gritan hist¨¦ricas.

Pero lo peor de todo es esa insistencia en que la felicidad est¨¢ en sentirse joven otra vez, perpetuando el cansino tab¨² que niega las otras formas de belleza que aporta la vejez y, s¨ª, los beneficios de la menopausia.