Vetusta Morla revive el Sonorama Ribera como el recuerdo de siempre
El concierto m¨¢s esperado del festival, vigilado bajo lupa por las restricciones de la covid, trae a la memoria el valor incalculable de la m¨²sica en directo
¡°Tal vez, lo que te hace grande no sea dif¨ªcil de ver¡ ?Tal vez, lo que te hace grande es teneros delante otra vez!¡±. Pucho, cantante de Vetusta Morla, gritaba estas palabras la noche de este s¨¢bado, minutos despu¨¦s de saltar al escenario del Sonorama Ribera y lanzarse la banda con la primera canci¨®n de su esperado concierto en Aranda de Duero. Eran palabras cargadas de significado para un regreso tan dif¨ªcil como celebrado. Regresaba el grupo m¨¢s grande del indie espa?ol al Sonorama y regresaba el festival m¨¢s grande de la m¨²sica espa?ola a la vida. Una vida condicionada y repleta de restricciones, pero una vida a¨²n. ¡°Estamos vivos y vamos a demostrarlo¡±, dijo Pucho al poco de empezar el concierto.
Vivos y con ganas. ¡°El a?o m¨¢s dif¨ªcil de nuestras vidas¡±, seg¨²n palabras de Javier Ajenjo, director del Sonorama Ribera, era el a?o del regreso, pero a¨²n m¨¢s el de la resistencia y la lucha. Despu¨¦s de todos los cambios de normativas, condicionadas por las distintas incidencias del coronavirus en la poblaci¨®n, el certamen arandino se ha celebrado este fin de semana pese a la presi¨®n medi¨¢tica y los recelos de varios sectores. Lo hizo con todo en contra, incluso una parte de su p¨²blico que exig¨ªa hasta el ¨²ltimo aliento la celebraci¨®n prevista de pie y sin mascarillas como era la idea original. Una idea que no dej¨® la ley de la Junta de Castilla y Le¨®n y que, bajo la misma ley, program¨® finalmente un Sonorama con 5.000 asistentes, todos sentados y con mascarilla obligatoria en las zonas de concierto, vigilados por agentes de seguridad cuando se incumpl¨ªa. Y, bajo la misma premisa, solo hubo un escenario, muy lejos de los cuatro de anta?o, cuando a Aranda de Duero acud¨ªan m¨¢s de 30.000 personas y acampaban hasta en las orillas del r¨ªo.
Este s¨¢bado fue distinto, aunque en lo esencial no tanto. Con un cancionero imbatible, una poderosa escenograf¨ªa y el hambre de osos salidos de hibernar, Vetusta Morla puso la m¨²sica en la ¨®rbita, all¨ª donde no alcanzan los cenizos. Fue un momento relevante, pero tambi¨¦n cargado de simbolismo. El grupo hab¨ªa fallado en la celebraci¨®n en 2017 del 20? aniversario del festival, el mismo escaparate y cantera en los que crecieron al calor de un p¨²blico con sus mismos c¨®digos. ¡°Hemos crecido con ellos y ellos con nosotros. Estamos felices y orgullosos de tenerlos esta noche en el Sonorama¡±, proclam¨® Javier Ajenjo desde el escenario, segundos antes de la salida del grupo. Pero esta noche, todav¨ªa con pandemia, no era una celebraci¨®n m¨¢s. Era la celebraci¨®n de la vida. De todo lo que todav¨ªa no ha vuelto a la normalidad, pero se necesita que vuelva.
Conviene recordar que la m¨²sica en directo es una industria como otra cualquiera. M¨¢s all¨¢ de los m¨²sicos que inundan con sus canciones los reproductores de sus seguidores, de ella dependen miles de personas que levantan un escenario, cuidan del sonido y la escenograf¨ªa, transportan trastos y vigilan que todo caiga de pie cuando todo el mundo est¨¢ flotando. Una industria diezmada y sufriente a la que le cuesta m¨¢s que a ninguna volver a la normalidad. Con la sensaci¨®n de ser incomprendido por las autoridades y la opini¨®n p¨²blica, el sector busca encontrar de nuevo su lugar despu¨¦s de meses de dificultades, muchas de ellas a¨²n sin resolver.
Dificultades que condicionan toda celebraci¨®n, como si fuera una tarta sin velas que soplar. En este sentido, ciertamente, Aranda de Duero no presentaba estos d¨ªas la misma efervescencia festivalera de otros a?os. No hab¨ªa escenarios repartidos por el pueblo ni aglomeraciones en cada bar. Se pod¨ªa pasear tranquilamente por sus calles y no se ve¨ªa ni un solo ej¨¦rcito de indies taponando callejuelas ni invadiendo plazas. Y, sin duda, el s¨ªmbolo m¨¢s evidente del nuevo panorama, toda una realidad dist¨®pica, era la ausencia de conciertos en la plaza del Trigo. El escenario m¨¢s emblem¨¢tico de este festival del indie espa?ol no estaba ni se le esperaba. All¨ª donde antes se levantaba la tarima sobre la que se celebraban las actuaciones sorpresa y m¨¢s esperadas por todos los sonoramers pasean ahora ancianos a paso lento y familias con hijos, refugi¨¢ndose a la sombra del soportal donde antes estaban apelotonados, a modo de camerino improvisado, lo m¨¢s granado de la m¨²sica espa?ola: m¨²sicos, managers, promotores, asistentes y gorrones.
Indudablemente, las cosas no son como antes, pero la pregunta es saber cu¨¢ndo lo fueron desde que la pandemia dio un vuelco a nuestras vidas. No botar en un concierto es algo que nadie hubiese cre¨ªdo posible y, sin embargo, todav¨ªa no queda otra. Y, aun as¨ª, es posible disfrutar. Corear estribillos, aplaudir entre canciones, berrear en el cl¨ªmax de tu canci¨®n favorita, levantar carteles con peticiones de temas, brindar al aire con vasos vac¨ªos, vibrar entre colegas e incluso venirte arriba para mandar un mensaje con aquella maldita canci¨®n a esa persona con la que hay cosas pendientes sigue siendo posible. Como posible es intentar resistir y celebrar un festival.
Tanto fue as¨ª que todos se pusieron manos a la obra, soltando las riendas como anta?o. Sidonie, El Kanka, Derby Motoreta Burrito Kachimba, Amaral, Delaporte, Anni B. Sweet, Arde Bogot¨¢, Ginebras, La La Love You, La Habitaci¨®n Roja, Varry Brava¡ Ellos y m¨¢s, pese al calor plomizo, se encargaron desde el jueves hasta el s¨¢bado en Aranda de Duero de recordar por qu¨¦ la m¨²sica importa. Menci¨®n especial recae en Le¨®n Benavente, que, como el torbellino que ya eran en la vieja normalidad, arrasaron en la noche del viernes volviendo locos a los term¨®metros y los asistentes. Daba igual que no se pudiese nadie levantar de sus asientos. Su apisonadora rock transportaba all¨ª donde solo la m¨²sica lleva, incluso atados a una silla. Quien lo ha probado, lo sabe. Quien no, quiz¨¢ solo ve tertulias y comentarios en redes sociales hasta la indigesti¨®n.
Noticia: Sonorama se celebr¨®. Y sali¨® mucho mejor de lo previsto. Estamos acostumbrados a pensar c¨®mo deben ser las despedidas. A creer que deber¨ªan ser justas y grandiosas, pero, sin ir m¨¢s lejos, la salida de Messi del Barcelona ha vuelto a demostrar que la realidad se empe?a en boicotear el sue?o de los justos. Quiz¨¢ es hora de pensar, ahora m¨¢s que nunca y despu¨¦s de una pandemia y una tristeza asumida, c¨®mo deber¨ªa ser un regreso. Quiz¨¢ es hora de pensar en regresar. Celebrar esta peque?a victoria de un festival como el Sonorama puede que sea la mejor manera de aparcar todo lo malo que nos condicion¨® y nos apag¨®. Nos hizo ser menos alegres.
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