La Raya entre Espa?a y Portugal que aparece y desaparece
La pandemia volvi¨® a separar temporal pero dr¨¢sticamente ambos pa¨ªses. Viajar por la frontera entre el Alentejo y Extremadura permite recorrer un territorio lleno de historias de contrabando y convivencia


¡°Joaquim R. Dioco / 1933-1973 / Saudades de seus pais¡±. En el cementerio de Ceclav¨ªn (C¨¢ceres) llama la atenci¨®n, en una hilera de nichos relucientes, una gastada l¨¢pida de m¨¢rmol blanco con la foto ovalada de un hombre todav¨ªa joven y esa inscripci¨®n: sus padres no le olvidan. ¡°Es el portugu¨¦s¡±, cuenta Andr¨¦s Gal¨¢n, el enterrador. ¡°Se ahog¨® en el r¨ªo, cuando el contrabando. Ven¨ªan tres y volc¨® la barca. Era invierno, y con la carga y las botas, se hundi¨®. El cad¨¢ver apareci¨® medio a?o despu¨¦s. Ten¨ªa mujer y cuatro hijos y lo curioso es que sab¨ªa nadar. Me lo dijeron sus hermanos, que a veces ven¨ªan. Tambi¨¦n su madre. Hace tiempo que no viene nadie. ?Por qu¨¦ lo enterraron aqu¨ª? Porque entonces mover un muerto costaba mucho dinero. Bueno, como hoy. Aunque hay seguros. Exhumarlo ahora no costar¨ªa nada: se pagan 20 euros en el Ayuntamiento y yo mismo lo hago. Pero no han vuelto¡±.
Ceclav¨ªn est¨¢ a 15 kil¨®metros de la frontera con Portugal y lleg¨® a ser el pueblo con m¨¢s contrabandistas de Extremadura. En 1755 sus habitantes protagonizaron una revuelta contra un enviado de la Hacienda p¨²blica que quiso registrar la casa de una familia conocida por sus negocios transfronterizos. Seiscientos ceclavineros rodearon al funcionario y a su s¨¦quito de escopeteros en el mes¨®n donde se hab¨ªan resguardado. Luego empezaron a disparar contra las puertas y ventanas como en una pel¨ªcula de mafiosos dirigida por Quentin Tarantino. Para detener la balacera, el cura acudi¨® al lugar con el Sant¨ªsimo y sac¨® bajo palio a los sitiados. Cuando, 15 d¨ªas despu¨¦s, llegaron 1.300 soldados para restablecer el orden y levantar un pat¨ªbulo en la plaza mayor, solo quedaban los labradores. El resto se hab¨ªa refugiado en Salvaterra do Extremo y Segura, al otro lado del r¨ªo Erjas, ya en Portugal.
Sentado en una terraza de C¨¢ceres, la ciudad en la que naci¨® en 1957, Jos¨¦ Ram¨®n Alonso de la Torre, hijo de ceclavinera, relata ese episodio. Es uno de los muchos que, con un brillante ep¨ªlogo del historiador C¨¦sar Rina, recoge en Un viaje por la Raya (Editorial El Paseo), el primer libro que, desde Huelva hasta Pontevedra, recorre completos los 1.292 kil¨®metros de frontera hispanoportuguesa. Autores como Jos¨¦ Saramago, Miguel Torga, Luis Carandell, Unamuno o Sergio del Molino relataron recorridos parciales que ya son cl¨¢sicos, pero Alonso de la Torre se empe?¨® en pespuntear entera la l¨ªnea que va de Ayamonte a Caminha. Si a esto se a?ade que ha vivido en cinco de las siete provincias rayanas, se entiende el caudal de an¨¦cdotas que atesora: desde el caso del pueblecito de Hermisende (Zamora) ¡ªque, entre 1640 y 1668, durante la guerra portuguesa de la Independencia, decidi¨® no reintegrarse a Portugal¡ª hasta las remotas Casas de la Duda cercanas a Valencia de Alc¨¢ntara (C¨¢ceres), tan insignificantes para el rigor de los cart¨®grafos que pod¨ªan tener la cocina en un pa¨ªs y el dormitorio en otro: ¡°Alguna ampliaci¨®n lleg¨® incluso a invadir territorio vecino. ?C¨®mo lo solucion¨® la Comisi¨®n Mixta de L¨ªmites? Moviendo unos metros la frontera¡±.

La delimitaci¨®n de confines oficiales a base de trabajos, tratados y comisiones dur¨® apenas dos a?os m¨¢s que la propia divisoria. Durante siete d¨¦cadas, entre 1855 y 1926, Portugal y Espa?a se afanaron por fijar unas lindes que quedaron abolidas en 1995 con el Tratado de Schengen. La Uni¨®n Europea termin¨® de golpe con un modo de relacionarse que durante siglos los rayanos se ocuparon de sortear con ingenio.
Saliendo de Ceclav¨ªn hacia el oeste, se atraviesan el r¨ªo Alag¨®n y el arroyo Tabaquero, cuyo nombre lo dice todo. Para llegar a los pueblos en los que se refugiaron sus levantiscos contrabandistas en el siglo XVIII hay que pasar por Zarza la Mayor, el ¨²ltimo enclave espa?ol a esa altura. En la plaza, junto a la iglesia, se alza el imponente edificio de la antigua Real F¨¢brica de la Seda. Una mitad la ocupa hoy el Ayuntamiento; la otra mitad, un mes¨®n. ¡°Se levant¨® en 1749¡±, explica Alonso de la Torre. ¡°Entre 1740 y 1790 la aduana de Zarza desbanc¨® a la de Badajoz en paso de mercanc¨ªas. Como la ruta m¨¢s corta entre Lisboa y Madrid pasaba por all¨ª, el pueblo goz¨® de un gran desarrollo comercial¡±. Y vaticina: ¡°Cuando se haga el tramo final de la autov¨ªa de Navalmoral de la Mata a la frontera y los portugueses construyan la autov¨ªa desde Castelo Branco, de la que ya han empezado a hablar, Zarza volver¨¢ a estar en el centro del eje m¨¢s corto entre las dos capitales peninsulares¡±.
Cada mes de agosto, los vecinos de Zarza la Mayor y Salvaterra do Extremo recorren la ruta de los contrabandistas que cruzaba el r¨ªo Erjas que marca la frontera
Mar¨ªa N¨²?ez, funcionaria del Ayuntamiento, atiende a unas vecinas y luego expresa sus dudas sobre el modo en que puede afectar a su pueblo una v¨ªa r¨¢pida que pasar¨¢ a 30 kil¨®metros: ¡°Somos 1.200 habitantes. En los sesenta, durante la construcci¨®n del embalse de Alc¨¢ntara, como hab¨ªa trabajo, llegamos a ser 5.000. Cuando se termin¨®, muchos emigraron¡±. Otros se fueron cuando se acab¨® el contrabando de caf¨¦ y tabaco. Este a?o se ha suspendido por la pandemia, pero cada agosto Zarza y Salvaterra do Extremo ¡ª¡±tenemos mucha relaci¨®n¡±¡ª reviven la ruta de los contrabandistas a trav¨¦s del r¨ªo Erjas.
El 60% de la frontera est¨¢ marcada por r¨ªos como el Guadiana, el Tajo, el Duero o el Mi?o. Es la llamada Raya h¨²meda. A cuatro kil¨®metros de Zarza, el Erjas es una rivera en la que los ba?istas aprovechan el agua embalsada por el azud ¡ªuna represa m¨ªnima¡ª que permite a los coches pasar al otro lado, all¨ª donde el r¨ªo ya se llama Erges. La carretera atraviesa la dehesa y serpentea hasta Salvaterra, un precioso pueblo donde abunda el granito y que domina la Raya desde lo alto. En la plaza, Jo?o Falc?o, el ¨²nico vecino que se atreve a salir a la calle durante el sofocante mediod¨ªa, dice que ya es un pueblo de jubilados, como ¨¦l: ¡°Quedamos 200¡±. Para seguir la l¨ªnea de la Raya recomienda ir hacia Penha Garcia, al norte, o hacia Segura, al sur. Ambos est¨¢n en sendas lomas, algo t¨ªpico en un territorio que antes que por el comercio (legal o ilegal) estuvo marcado por las invasiones. Si en Penha Garcia, famosa por sus f¨®siles, las calles se integran en la monta?a hasta formar algo parecido al caparaz¨®n de un animal prehist¨®rico, Segura vigila desde lo alto un puente romano tan fascinante como desconocido pese a estar a tan solo unos kil¨®metros del celeb¨¦rrimo que, en Alc¨¢ntara, atraviesa el Tajo.
Construido en tiempos del emperador Trajano (siglo II) para comunicar M¨¦rida con Idanha-a-Nova ¨Dcuando ni Espa?a ni Portugal exist¨ªan y ambas ciudades formaban parte de la Lusitania romana¨D, el puente que un¨ªa (o separaba) Segura y Piedras Albas fue durante d¨¦cadas uno de los pasos m¨¢s relajados. Por eso fue el que usaron muchos de los periodistas que en abril de 1974 viajaron a Lisboa desde Madrid para informar sobre la Revoluci¨®n de los Claveles. Tan lejos estaba de todo que se cuenta que fue el reportero Manu Leguineche el que dio a los guardias portugueses la noticia de lo que estaba sucediendo en los cuarteles de la capital.

Alonso de la Torre vivi¨® durante dos d¨¦cadas en Galicia y se?ala que el 58% del tr¨¢fico de mercanc¨ªas entre Espa?a y Portugal se produce por el norte, donde el tr¨¢nsito se ve favorecido por las mejores v¨ªas de comunicaci¨®n y por la cercan¨ªa ling¨¹¨ªstica. Extremadura es, sin embargo, la regi¨®n fronteriza donde m¨¢s se ha impulsado el aprendizaje del portugu¨¦s en los centros p¨²blicos y en Trujillo (C¨¢ceres) tendr¨¢ lugar el 28 de octubre la pr¨®xima cumbre hispanolusa.
El 1 de julio de 2020 Badajoz fue el lugar elegido por Felipe VI, Pedro S¨¢nchez, Marcelo Rebelo de Sousa y Ant¨®nio Costa para celebrar la reapertura del paso entre sus respectivos pa¨ªses despu¨¦s de los tres meses y medio de cierre de fronteras provocados por la pandemia de coronavirus. ¡°Para mucha gente de la Raya fue como si nos hubieran construido una pared en medio de la calle¡±, dice Antonio S¨¢ez Delgado mientras explica la arquitectura salazarista de la antigua aduana de Retiro, en la carretera que va de la capital pacense a Campo Maior. A la izquierda, en el lado extreme?o, ha quedado el ej¨¦rcito de excavadoras que prepara el terreno para la fara¨®nica Plataforma Log¨ªstica del Suroeste Ib¨¦rico, un nudo de mercanc¨ªas de 620.000 metros cuadrados conectada con el puerto de Sines, en el litoral alentejano, que cuenta con una de las mayores terminales de contenedores del mundo. Con pretensiones de alcanzar a 16 millones de habitantes, Amazon empez¨® el mes pasado a allanar las 20 hect¨¢reas que le corresponden.
S¨¢ez Delgado es el director de la C¨¢tedra de Estudios Ib¨¦ricos de la Universidad de ?vora. ?l y su esposa, Susana Gil, profesora de lengua en la misma universidad, viven en Badajoz pero acuden varios d¨ªas a la semana a la capital del Alentejo, a una hora de distancia (entre sus amigos circula la broma de que, con la diferencia horaria, salen de casa a las ocho de la ma?ana y llegan al trabajo a las ocho menos cinco). Los dos recuerdan con fastidio los tiempos m¨¢s duros de la pandemia: las colas en las viejas aduanas, entonces reactivadas, el lento control del coche y de los permisos para acudir a trabajar. Tambi¨¦n los encargos que los portugueses hac¨ªan a los que pod¨ªan viajar a Espa?a para que les llevaran un art¨ªculo que acostumbran a comprar donde es m¨¢s barato: bombonas de butano. Cuestan el doble en Portugal. Badajoz, Elvas y Campo Maior son, en la nomenclatura de Bruselas, una eurociudad, pero la covid demostr¨® que los Estados tienen todav¨ªa mucho que decir.
Para muchos estudiantes del Alentejo, el primer contacto con el castellano son los dibujos animados de Doraemon que ven en la televisi¨®n espa?ola
¡°Es cierto¡±, se queja Gil, ¡°que se favorece mucho el contacto, que hay gente de Badajoz con casa en Elvas, que algunas universidades de los dos lados promueven dobles titulaciones, pero la burocracia sigue pesando mucho en una vida transfronteriza. Una vez tuve que ir un d¨ªa y a una hora concretos a la frontera de Caya para arreglar unos papeles porque solo ese d¨ªa se re¨²nen all¨ª un representante del Ministerio de Finanzas y otro de Hacienda¡±. ¡°Somos funcionarios portugueses¡±, a?ade S¨¢ez, ¡°pero tenemos un coche espa?ol, y eso a veces ya es un problema¡±.
Susana Gil tambi¨¦n es un semillero de an¨¦cdotas de la Raya. El Gobierno de Lisboa le concedi¨® a su padre ¨Dque llama melancia a la sand¨ªa¨D la nacionalidad lusa por ser nacido en Olivenza y ella recuerda a los viajeros portugueses comprando en el pueblo caramelos y platos de Duralex: ¡°Todav¨ªa los llaman platos espa?oles¡±. Cada septiembre, cuando comienza el curso, pregunta a sus nuevos alumnos qu¨¦ relaci¨®n tienen con el castellano y recibe una respuesta mayoritaria: Doraemon. Casi todos han visto en la televisi¨®n espa?ola los dibujos del famoso gato gal¨¢ctico japon¨¦s. ¡°Al principio pensaba que Doraemon era mi competencia; ahora digo que es mi ayudante. Aqu¨ª hay muchas Beatrices por la Bea de Verano azul¡±. Y a?ade: ¡°En Espa?a es mucho m¨¢s dif¨ªcil ver la televisi¨®n portuguesa¡±. La Raya produce cierta promiscuidad idiom¨¢tica, pero se habla infinitamente m¨¢s espa?ol en el lado portugu¨¦s que portugu¨¦s en el espa?ol.
Director de la revista de letras ib¨¦ricas Suroeste, Antonio S¨¢ez es adem¨¢s traductor de pesos pesados como Pessoa, Ant¨®nio Lobo Antunes y Jos¨¦ Saramago. Tambi¨¦n de autores j¨®venes. El ¨²ltimo libro que ha traducido es Almo?o de Domingo, de Jos¨¦ Lu¨ªs Peixoto, que Literatura Random House publicar¨¢ el a?o que viene. Alentejano de Galveias, Peixoto, de 46 a?os, cuenta por tel¨¦fono que el castellano fluido que habla ¡ªy por el que, pese a todo, se disculpa¡ª lo aprendi¨® viendo El precio justo: ¡°Aquel concurso era una locura. ?El premio pod¨ªa ser un barco! Entonces, los a?os ochenta, hab¨ªa mucha diferencia entre los dos pa¨ªses. En Badajoz ten¨ªan Galer¨ªas Preciados. Para encontrar algo similar aqu¨ª ten¨ªamos que ir a Lisboa. Cuando viv¨ªa en mi pueblo, que no est¨¢ en la misma frontera, no me consideraba de la Raya. Desde que vivo en la costa, me doy cuenta de que hay una continuidad entre el Alentejo y Extremadura, cierta cultura oral y, por supuesto, el paisaje. Una vez presente una novela m¨ªa en Badajoz y estaba lleno de portugueses. Horas m¨¢s tarde la presente en Elvas y se llen¨® de espa?oles¡±.
En la avenida principal de Campo Maior hay una estatua de un hombre trajeado al lado de un monolito. Es el comendador Rui Nabeiro, que en marzo pasado cumpli¨® 90 a?os. Adem¨¢s de due?o del emporio de los caf¨¦s Delta, es el protagonista de la citada Almo?o de Domingo. Nabeiro quiso encargarle a Peixoto una biograf¨ªa y este contraofert¨® una novela. ¡°La historia de Nabeiro es indisociable de la Raya¡±, cuenta el escritor. ¡°Naci¨® en 1931 y tiene recuerdos de los exiliados de la guerra civil espa?ola. Adem¨¢s, su t¨ªo aprendi¨® la torrefacci¨®n en Madrid y se la ense?¨® a su sobrino¡±.
La met¨¢fora rayana del caf¨¦ y su comercio cae por su propio peso. Todo en Campo Maior, donde oficialmente se dice que no hay desempleo, gira en torno a lo construido sobre una bebida cuya preparaci¨®n es en Portugal casi un tema de Estado y que al otro lado de la Raya tuvo durante d¨¦cadas algo de fruto prohibido. Otros tiempos, cuando hab¨ªa frontera.
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