Denis Villeneuve, una carrera entera para llegar hasta ¡®Dune¡¯
El cineasta estrena su adaptaci¨®n de la novela de Frank Herbert y relata su amor por el libro desde que era un adolescente
Hollywood siempre presumi¨® de hacer realidad los sue?os. Aunque el paso del tiempo y las m¨²ltiples sombras de la industria han vaciado casi del todo esa promesa. Algunas veces, sin embargo, todav¨ªa sucede. Y Denis Villeneuve jura que su Dune es una de esas excepciones. Dice que la c¨¦lebre novela de Frank Herbert, de 1965, le impact¨® cuando era un adolescente. Y acudi¨® ¡°muy expectante¡± al cine a ver la adaptaci¨®n que David Lynch film¨® en 1984. Desde entonces, al parecer, el libro ha resistido cuatro d¨¦cadas al lado de su cama. De ah¨ª que llevarlo ahora a la gran pantalla suponga, para el canadiense (Trois-Rivi¨¨res, 53 a?os), la m¨¢s deseada de todas las fantas¨ªas. ¡°La principal presi¨®n ven¨ªa de m¨ª mismo. Deb¨ªa lidiar con la dificultad de satisfacer el adolescente que fui y la parte de m¨ª que tanto ador¨® esa obra¡±, contaba el creador a un grupo de periodistas en el reciente festival de cine de Venecia, donde su filme se estren¨®. Hoy, viernes, llega a las salas espa?olas.
Todo el periplo del director, en el fondo, puede ser narrado como un cuento de hadas hollywoodiense. ?rase una vez un chico que decidi¨® coger otro camino. Frente a tres generaciones de notarios en la familia, se decant¨® por la ciencia. Y luego la abandon¨® para abrazar el cine. Lo consigui¨®, film¨® dos pel¨ªculas, pero consider¨® que no estaban a la altura de sus propias expectativas. As¨ª que se par¨®, durante nueve a?os, y se dedic¨® a su hija, Salom¨¦, seg¨²n la web Imdb. Volvi¨® detr¨¢s de la c¨¢mara en 2009, cuando se sinti¨® listo para realizar algo de lo que sentirse ¡°orgulloso¡±: Polit¨¦cnico. Y, a partir de ah¨ª, su carrera fue subiendo cada vez un pelda?o, en ambici¨®n y tama?o de la producci¨®n: Incendios, Prisioneros, Enemy, Sicario.
Entre la huella de sus primeros estudios, la pasi¨®n por los c¨®mics de Moebius o Alejandro Jodorowsky y su adoraci¨®n por 2001: Odisea en el espacio, se pas¨® a la ciencia ficci¨®n. Pero, a posteriori, incluso sus dos anteriores largos, La llegada y Blade Runner 2049, secuela de la obra maestra de Ridley Scott, tambi¨¦n pueden verse como los ¨²ltimos entrenamientos antes de atreverse a escalar hacia la cumbre. Ah¨ª arriba, siempre le esper¨® Dune. Y ¨¦l subi¨® al fin hasta el list¨®n m¨¢s alto de su trayectoria. ¡°S¨¦ que puede sonar pretencioso, pero si quieres intentar algo art¨ªstico tienes que empujar los l¨ªmites, tratar de explorar territorios desconocidos y traer algo nuevo. El propio acto de hacer una pel¨ªcula est¨¢ directamente conectado con el riesgo¡±, defend¨ªa Villeneuve.
La versi¨®n de Lynch
En este caso, a¨²n m¨¢s. Porque la complejidad de la novela ya dej¨® sin ox¨ªgeno la adaptaci¨®n que pretend¨ªa realizar el propio Jodorowsky, con Orson Welles y Salvador Dal¨ª, entre otros. Y el largo que s¨ª rod¨® Lynch traslad¨® el v¨¦rtigo a muchos espectadores: fue tachada en su momento de obra fallida y demasiado ca¨®tica, aunque hoy algunos la reivindican como pel¨ªcula de culto. ¡°Me acuerdo de quedarme hipnotizado. Hab¨ªa tantos elementos tan fuertes, pero, a medida que el filme avanzaba, tambi¨¦n empec¨¦ a sentir que desconectaba del libro en ciertos aspectos. Recuerdo que me sent¨ª satisfecho a medias. De todos modos, nunca se trat¨® de compararse, no tengo esa arrogancia: David Lynch es uno de los mayores maestros de la historia reciente del cine¡±, afirmaba Villeneuve. E insist¨ªa en que su propio juicio le asustaba m¨¢s que cualquier maldici¨®n que sobrevolara el libro.
La mayor¨ªa de la cr¨ªtica, de momento, ha aprobado su adaptaci¨®n. Aunque revistas como The Hollywood Reporter o Variety tampoco han mostrado especial entusiasmo. Desde luego, el creador ha logrado simplificar al menos parcialmente el dificil¨ªsimo enredo del libro, que apenas se entend¨ªa en el arranque del filme de Lynch. La historia, obvio, es la misma: en el planeta Arrakis se extrae la Especia, el material m¨¢s preciado del universo. De ello se encargan desde hace a?os los despiadados Harkonnen, hasta que el emperador decide cambiar: la misi¨®n le tocar¨¢ ahora a los Atreides, que se trasladan a su nuevo hogar junto con su hijo, el joven Paul. Mientras el chico crece y se hace hombre, el mundo entero se tambalea. Traici¨®n, confianza, ecologismo, fanatismo, corrupci¨®n pol¨ªtica y religiosa, sororidad o colonialismo se mezclan en una trama colosal, tanto que Villeneuve decidi¨® dividirla en dos filmes.
¡°Tristemente el libro es todav¨ªa m¨¢s relevante hoy. Sent¨ªa que estaba haciendo un filme hist¨®rico sobre el futuro m¨¢s que ciencia ficci¨®n. La primera parte es solo una introducci¨®n a este mundo, y aun as¨ª es la pel¨ªcula m¨¢s grande que haya hecho¡±, explicaba el director. De momento, el contrato solo garantizaba esta entrega. La segunda depender¨¢ del ¨¦xito de la primera. El cineasta confesaba un sentimiento extra?o: ¡°Es como si hubiera hecho medio cuadro o media sinfon¨ªa. Pero estas pel¨ªculas son muy costosas y yo firm¨¦ para hacer la primera parte. Funciona as¨ª, es un juego¡±.
Le garantizaron, eso s¨ª, un presupuesto y una libertad tambi¨¦n envidiables. El director es conocido por pelear por su independencia creativa. Pero, en este caso, por lo visto, sus deseos eran ¨®rdenes. ¡°Mi mejor decisi¨®n fue la elecci¨®n del reparto. La lista de actores es bastante cercana a la que yo so?aba. Me sent¨ª como un ni?o en una tienda de chuches¡±, relataba. Y espera que el p¨²blico experimente algo parecido cuando asista al enorme espect¨¢culo que ha preparado. Tambi¨¦n conf¨ªa en que Dune se vea donde la imagin¨®: ¡°No hay nada como la experiencia de la gran pantalla. Amo el streaming, lo uso para revisitar pel¨ªculas, me da acceso a muchas obras del pasado. Pero estamos hablando del presente. Y las pel¨ªculas est¨¢n pensadas para verse en una sala¡±. Tal vez el empuje de su filme arrastre al p¨²blico de vuelta. Tras meses de pesadillas sanitarias y butacas vac¨ªas, ser¨ªa otro sue?o que se cumple: el regreso al cine.
Babelia
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