Ic¨ªar Bolla¨ªn gana una apuesta arriesgada con ¡®Maixabel¡¯
La cineasta sale airosa de un territorio muy ¨¢spero con la pel¨ªcula sobre el encuentro de la viuda de Juan Mar¨ªa J¨¢uregui y el etarra que lo asesin¨®
Siento respeto por la personalidad y la inteligencia de Ic¨ªar Bolla¨ªn. Como actriz, me inquiet¨® y enamor¨® cuando era una cr¨ªa con su interpretaci¨®n en El sur. Como directora, me interes¨® mucho en los poderosos y convincentes dramas de Te doy mis ojos y Tambi¨¦n la lluvia. Pero no en otras pel¨ªculas de fervorosa militancia progresista y feminista que me resultaron tan previsibles como olvidables. Conociendo el argumento de Maixabel ten¨ªa la sensaci¨®n de que Bolla¨ªn se hab¨ªa metido en un territorio muy ¨¢spero, muy duro, en un relato lleno de problemas para llegar a un puerto seguro. Reconstru¨ªa un hecho real e ins¨®lito, que era el encuentro, las explicaciones mutuas, la necesidad de perd¨®n y la posibilidad de redenci¨®n entre una mujer cuyo marido fue asesinado muchos a?os atr¨¢s por un comando etarra y uno de los verdugos de su marido.
A muchas personas se nos pusieron los pelos de punta, nos sentimos estupefactos o revueltos, cuando nos informaron de que eso hab¨ªa ocurrido en la vida real. Pero trasladarlo al cine, hacerlo veros¨ªmil, lograr que el espectador pueda comprenderlo, admitir las razones de ambos y la complejidad de ese momento, transmitirle emoci¨®n y piedad, huir de los preconcebido, era una labor muy dif¨ªcil, al borde del precipicio o de la impostura todo el rato. Pero Ic¨ªar Bolla¨ªn lo ha conseguido.
Es una buena pel¨ªcula. Y contiene una secuencia prodigiosamente construida. Es la cat¨¢rtica conversaci¨®n de la eterna v¨ªctima y el arrepentido y torturado verdugo en la c¨¢rcel. Todo est¨¢ dotado de aut¨¦ntico arte, de una expresividad admirable. Las miradas, los silencios, los di¨¢logos, las voces, el tono, lo que expresa y lo que sugiere, la mezcla de sentimientos fuertes, la eminente interpretaci¨®n de Blanca Portillo y de Luis Tosar, logran en mi caso que se me coloque un nudo en la garganta y que se me humedezcan los ojos. Son sensaciones que echaba de menos desde hace mucho tiempo, que agradezco.
Huir de los preconcebido era una labor muy dif¨ªcil, al borde del precipicio o de la impostura todo el rato. Pero Ic¨ªar Bolla¨ªn lo ha conseguido
Y aunque no crea ante determinadas atrocidades, ante cr¨ªmenes cometidos con la cabeza fr¨ªa, que con el tiempo pueda aparecer el remordimiento en el asesino, ni ser¨ªa capaz de o¨ªr ni de perdonar al que se carg¨® a los m¨ªos y destroz¨® mi existencia a perpetuidad, me parece muy bien que el cine pueda convencerme durante un rato de que eso puede ocurrir alguna milagrosa vez.
Y admiro a esa se?ora, observo su confusi¨®n, su generosidad, su infierno interior, las inaplazables razones de su coraz¨®n y de su cerebro para o¨ªr las explicaciones del antiguo monstruo que jodi¨® su vida y la de su hija. Ic¨ªar Bolla¨ªn me mantiene atento durante un par de horas con su narraci¨®n de esta historia tenebrosa. Y en alg¨²n momento, me conmueve.
Nada de eso me ocurre con la pel¨ªcula inglesa Benediction, firmada por Terence Davies, se?or que dispone de notable prestigio en los festivales de cine. Aclaro, solo en estos templos del cine supuestamente trascendente. A m¨ª, me aburre mucho su l¨ªrico mundo y la tediosa forma de expresarlo. Aqu¨ª se centra en el poeta Siegfried Sassoon, su protesta por la inacabable guerra mundial del 14, su internamiento en una cl¨ªnica mental, la tormentosa sucesi¨®n de sus novios y amantes, su boda con una mujer, sus imborrables recuerdos del horror b¨¦lico. Todo me resulta afectado, vacuo, con di¨¢logos empe?ados todo el rato en ser brillantes y mordaces, con una galer¨ªa de personajes sofisticados que me dan grima. Y estoy deseando que acabe este teatro tan intenso. Tambi¨¦n por urgencia renal.
Cuando termina la pel¨ªcula pretendo salir de la sala. Un diligente acomodador, imagino que siguiendo ordenes estrictas, me lo impide. Asegura que las pel¨ªculas no se acaban hasta que aparece el ultimo t¨ªtulo de cr¨¦dito. Y estos duran mogoll¨®n. Le explico arrogantemente que para m¨ª las pel¨ªculas se acaban cuando yo lo decido. Es una discusi¨®n de locos. Y pilla aroma surrealista cuando este me exige: ¡°Busque despu¨¦s a un critico de cine y ¨¦l le explicar¨¢ que las pel¨ªculas no terminan hasta que han salido todos los t¨ªtulos de cr¨¦dito¡±. Preguntar¨¦ a los cr¨ªticos sobre cuesti¨®n tan cient¨ªfica. Y mi vejiga dando gritos. Que cosas m¨¢s raras ocurren en la pandemia.
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