Viaje al coraz¨®n de la primavera ¨¢rabe
El escritor Alaa Al Aswany ficciona la fallida revoluci¨®n egipcia de 2011 en una conmovedora novela prohibida en su pa¨ªs
La resguardada calle peatonal de Sharif¨ªn, en pleno coraz¨®n de El Cairo, es una de las venas mejor cuidadas y emblem¨¢ticas del centro de la capital egipcia. Aqu¨ª se ubica, desde 1928, la sede de una de las Bolsas de valores m¨¢s antiguas del mundo. Y hoy la sombra de sus edificios centenarios y sus estiradas palmeras la han convertido en uno de los rincones favoritos para j¨®venes patinadores de la ciudad, que la recorren arriba y abajo.
En sus escasos 200 metros, sin embargo, hay un edificio ¨Del n¨²mero seis¨D que destaca por todo lo contrario: es el ¨²nico que parece olvidado, con la fachada desgastada y partes que han cedido al paso de los a?os. Quiz¨¢s precisamente por esto no resulta extra?o que el apartamento 20 de su quinto piso haya sido el elegido por el superventas egipcio Alaa Al Aswany para acomodar la residencia del joven revolucionario Mazen, uno de los protagonistas de su ¨²ltima novela, La rep¨²blica era esto (Anagrama), que acaba de ser traducida al espa?ol. ¡°Los j¨®venes revolucionarios, por alguna raz¨®n, se enamoraron del centro de la ciudad. Era habitual encontrar a un joven soltero o a una joven soltera alquilando un estudio¡±, justifica Al Aswany. ¡°[El barrio] est¨¢ muy relacionado con la revoluci¨®n¡±, recuerda.
La rep¨²blica era esto es un conmovedor relato polif¨®nico ficticio de la fallida revoluci¨®n de 2011 en Egipto, que recorre, de una forma dura y humana, desde su preparaci¨®n hasta su feroz represi¨®n. En el camino, la novela se sumerge en la brutalidad, la putrefacci¨®n y la injusticia inherentes del r¨¦gimen egipcio, pero tambi¨¦n en los miedos y contradicciones, la sumisi¨®n y rebeld¨ªa de sus protagonistas m¨¢s cotidianos. Sin complacencias hacia ninguno de los bandos, fue publicada en ¨¢rabe en 2019 y prohibida por las autoridades egipcias.
Al Aswany (El Cairo, 64 a?os) es uno de los narradores egipcios con m¨¢s ¨¦xito internacional y su trayectoria est¨¢ estrechamente vinculada a su activismo pol¨ªtico, que ha forjado parte de su fama. El autor se introdujo en el mundo de la literatura a una edad temprana de la mano de su padre y mentor, Abbas Al Aswany, abogado y escritor. Y ya de peque?o apuntaba maneras: su primera obra la escribi¨® con 11 a?os y en ella criticaba a sus t¨ªos a partir de la opini¨®n de su madre. ¡°Mi padre me dio [entonces] mis primeras dos lecciones para escribir ficci¨®n: ¡®Cuando escribas sobre cualquier cosa debes tener m¨¢s de una fuente, y si escribes sobre personas reales, debes cambiar sus nombres¡±, explica con una sonrisa.
Aunque se acab¨® licenciando en odontolog¨ªa y ejerci¨® durante a?os de dentista en una cl¨ªnica en El Cairo ¨Cque todav¨ªa mantiene¨C, Al Aswany lo combin¨® con la literatura y se convirti¨® en un superventas con el que a¨²n es su libro m¨¢s conocido, El edificio Yacobi¨¢n. Su activismo pol¨ªtico, en cambio, se acab¨® convirtiendo en una faceta m¨¢s controvertida.
El escritor fue una de las voces m¨¢s populares de la oposici¨®n a la dictadura de Hosni Mubarak y de la lucha por la democracia, y particip¨® desde el inicio en las protestas de 2011. Pero pronto se erigi¨® en cr¨ªtico ac¨¦rrimo de Mohamed Morsi, primer presidente civil y elegido democr¨¢ticamente de Egipto ¨Dalgo que ¨¦l cuestiona¨D, y de su organizaci¨®n islamista Hermanos Musulmanes ¨Dhacia los que hab¨ªa mantenido una actitud conciliadora en el pasado¨D. As¨ª, Al Aswany lleg¨® a apoyar el golpe de Estado de 2013 que sentenci¨® a la incipiente democracia en el pa¨ªs, y que ¨¦l consider¨® una nueva ola de la revoluci¨®n. Hoy el escritor sigue siendo una voz cr¨ªtica con el r¨¦gimen y ha tenido que marcharse de Egipto.
Con todo, el propio Al Aswany bien podr¨ªa ser un personaje m¨¢s de La rep¨²blica era esto capaz de captar las contradicciones, o al menos las complejidades, del pa¨ªs. En la novela aparece un amplio abanico de protagonistas que encarnan, a su manera, diferentes sectores de la sociedad egipcia y que, en su mayor¨ªa, se enfrentan al dif¨ªcil dilema de tener que elegir, parafraseando a una de sus protagonistas, entre anteponer la dignidad y la libertad a la vida, o ceder ambas por un trozo de pan.
Todos ellos, adem¨¢s, est¨¢n divididos con ingenio por la pluma de Al Aswany. Por un lado andan los corruptos y aferrados al poder, caricaturizados con sutileza: el p¨ªo general que no falla a ning¨²n deber del profeta mientras dirige un brutal aparato represor, el telepredicador ultraconservador que bendice las peores atrocidades del r¨¦gimen, y una casta y hermosa presentadora que hace de la manipulaci¨®n su modo de obrar en lo personal y profesional. Al resto, el autor los traza con delicadeza y respeto, independientemente de su postura: desde j¨®venes revolucionarios a los que el levantamiento popular afecta de forma muy diferente hasta un actor copto mayor que siempre ha vivido humillado y la revoluci¨®n le sacude la vida, o un viejo militante comunista cerrado a cualquier posibilidad de cambio.
Dos puntos problem¨¢ticos de la novela son el marco temporal y parte de la lectura que hace de la historia. Con respecto al primero, el libro abarca desde 2010 hasta finales del 2011, y esquiva as¨ª uno de los episodios m¨¢s trascendentales de la historia reciente Egipto: el golpe de Estado. Al Aswany nota que del libro se desprende el final de la revoluci¨®n, y se?ala que ¡°en 2011 ya era muy claro lo que ocurri¨® despu¨¦s¡±, una perspectiva determinista discutible que, en cualquier caso, evita el pol¨¦mico c¨®mo.
Por otro lado, Al Aswany dibuja a los Hermanos Musulmanes como una organizaci¨®n perversa y controlada sin fisuras por su c¨²pula, una descripci¨®n excesivamente simple del mayor grupo islamista del pa¨ªs que, adem¨¢s, ignora el papel fundamental de parte de sus cuadros en el levantamiento popular y el precio alt¨ªsimo que tambi¨¦n han pagado.
En Egipto, La rep¨²blica era esto est¨¢ prohibida. Ya en 2019 Al Aswany fue demandado por la Fiscal¨ªa militar por insultos al presidente, al Ej¨¦rcito y al poder judicial a ra¨ªz de su publicaci¨®n y otros textos suyos, seg¨²n el propio escritor, que reside en Estados Unidos ajeno a su caso. ¡°Me he negado a enviar a mis abogados por dos razones: no va a cambiar nada y, en segundo lugar, rechazo el hecho de que cualquier escritor pueda ser llevado a un tribunal militar por sus novelas. No reconozco esto¡±, explica.
Pese a su interpretaci¨®n de la revoluci¨®n, a la crudeza de lo narrado y a las consecuencias de haberlo hecho, Al Aswany desliza que, en ¨²ltima instancia, La rep¨²blica era esto est¨¢ escrita desde la esperanza: ¡°[En el libro] tienes a la chica, Asm¨¢, que no es nada optimista y carga contra el pueblo egipcio. Yo no estoy de acuerdo con ella¡±, nota. ¡°Su prometido, Mazen, sigue siendo optimista, y me siento m¨¢s cerca de [¨¦l]. ?Por qu¨¦? Porque cuando se produce una revoluci¨®n hay algo que cambia, y ese algo es irreversible¡±.
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