Rauw Alejandro consigue que 9.000 personas bailen reguet¨®n sentadas en el inicio de su gira espa?ola
El artista puertorrique?o triunfa en Madrid ante un rendido p¨²blico veintea?ero
Hab¨ªa que ver la cara de Mar¨ªa y sus tres amigas. Porque sus mascarillas reposaban en sus cuellos en un movimiento instintivo que nadie a su alrededor se lo reproch¨®. Bastante zozobra estaban pasando como para guardar con los rigores de la pandemia. Una persona de la organizaci¨®n les estaba informado de que eran v¨ªctimas de una estafa. Las entradas que compraron a 50 euros en una web no oficial eran falsas. Unas entradas que sortearon el control QR de la entrada. Cosa seria. Pero ahora se hab¨ªa descubierto todo porque otras chicas reclamaban esos asientos. Y estas s¨ª adquirieron los boletos en un lugar oficial. Mar¨ªa y compa?¨ªa se perdieron entre los pasillos del recinto acompa?adas del acomodador. Trataban de convencerle de algo ciertamente sensato: ya que estaban dentro y que hab¨ªan pagado, igual se pod¨ªan quedar en un rinc¨®n viendo el espect¨¢culo.
All¨ª se encontraban discutiendo el asunto cuando se apagaron las luces y comenz¨® el concierto. Llen¨® el ¨ªdolo latino Rauw Alejandro el madrile?o Palacio de Vistalegre con 9.000 personas, la mayor¨ªa veintea?eros, que milagrosamente aguantaron sentados (exigencias de la pandemia) una descarga de reguet¨®n como pocas veces se ha visto en la capital. Rauw Alejandro, 28 a?os, pertenece a la generaci¨®n de artistas puertorrique?os que lideran las plataformas de escucha de una forma casi dictatorial. Junto a ¨¦l est¨¢n Bad Bunny, Ozuna, Anuel o Myke Towers. Todos del mismo pa¨ªs, todos cantando en espa?ol y todos ejecutando reguet¨®n con alguna incursi¨®n en otros g¨¦neros.
Pero anoche Alejandro deb¨ªa demostrar en directo todo ese poder¨ªo de las canciones grabadas. Decir que a muchos puristas de la m¨²sica en directo les hubiesen espantado algunas im¨¢genes vistas en el recital: ning¨²n instrumento en el escenario, seis bailarines, m¨²sica pregrabada a tutipl¨¦n (partes vocales incluidas), ni siquiera un DJ encargado de lanzar las grabaciones. Ya no hace falta ni disimular. Las cosas han cambiado mucho y quiz¨¢s a los que conservan todas sus entradas de conciertos desde aquel Rock & R¨ªos de 1982 se les atragante un espect¨¢culo como el de Rauw Alejandro. Pero fue un concierto de pop en toda regla. Podemos enfadarnos y a los pocos minutos desenfadarnos y disfrutar de la propuesta de este puertorrique?o talentoso. Lo hicieron los 9.000 espectadores, y tanta gente no puede estar equivocada.
Inspira empat¨ªa Alejandro con su desparpajo en un directo que m¨¢s se parece a un espect¨¢culo televisivo (unos premios MTV, por ejemplo) que a un recital cl¨¢sico de pop. El escenario es como un plat¨®, con una pantalla al fondo que casi siempre proyecta colores cegadores en rojo, naranja o azul. A borde del escenario surgen continuamente lenguas de fuego. Brotan cantidades industriales de humo y se baila hasta el desmayo. En el escenario, claro. Abajo, los asistente se enfrentaron a un reto: permanecer en una silla cuando la naturaleza de todo lo que pasa en el recinto es agitarse y bailar como si ma?ana se acabara el mundo.
¡°S¨¦ que es dif¨ªcil mantenerse sentado porque hay mucho reguet¨®n, pero por favor no os levant¨¦is¡±, dijo con dulzura el artista. Justo antes de comenzar el concierto una voz sin identificar advirti¨®, esta vez de forma autoritaria, que si la gente dejaba sus asientos ¡°el concierto se parar¨ªa de inmediato¡±. Fue recibido con un vendaval de abucheos.
Alejandro interpret¨® la mayor¨ªa de los temas de sus dos discos, el ¨²ltimo de ellos el interesante Viceversa, donde incursiona en el funk, el pop y la m¨²sica de baile. Precisamente las canciones menos reguetoneras, como Algo m¨¢gico, Desenfocao o Qu¨ªmica, fueron las que menos apreci¨® el p¨²blico. Estaba claro a lo que hab¨ªan ido al recinto capitalino. Alejandro tiene una voz limitada, pero lo compensa con unas espl¨¦ndidas coreograf¨ªas y con una actitud vulnerable alejada de las machadas de algunos de sus compa?eros de g¨¦nero. Le tiraron prendas ¨ªntimas femeninas durante diversas fases, pero no se regodeo especialmente. Un m¨¦rito para alguien que canta: ¡°Baby, me gustar¨ªa comerte el d¨ªa completo./ Todo lo que yo te har¨ªa si el reloj nos diera m¨¢s tiempo¡±. Unas letras, por cierto, cantadas a voz en cuello por las mujeres, mayor¨ªa en el recital.
Cuando m¨¢s gritos se escucharon fue al quitarse el m¨²sico la camiseta y quedar su rostro tatuado desnudo. Aquello era un manicomio. Un grupo de chicas agit¨® en ese momento una pancarta donde se le¨ªa: ¡°Mi satisfyer se sabe todas tus canciones¡±. Otro momento destacado fue cuando dedic¨® Aquel Nap ZzZz a ¡°una persona muy especial¡±. Y a?adi¨®: ¡°Seguro que muchos ten¨¦is a esa persona especial junto a vosotros¡±. Todo el mundo dio por hecho que se refer¨ªa a la cantante catalana Rosal¨ªa, su pareja, seg¨²n los analistas de im¨¢genes en Instagram.
Tras hora y media de concierto, en los dos ¨²ltimos minutos la gente de la pista no pudo m¨¢s y se levant¨® de sus sillas para bailar Todo de ti, esa canci¨®n que ha reinado este verano en TikTok e Instagram. La gente de seguridad rezaba para que el concierto se acabara antes de que aquello se convirtiese en un mot¨ªn. Quiz¨¢ para evitarlo, Alejandro se march¨® (sin bises) a toda prisa del escenario con un sujetador al hombro lanzado por una seguidora. Una imagen final que no se ver¨¢ mucho en un concierto cl¨¢sico de m¨²sica pop. As¨ª son los nuevos tiempos...
La gira de Rauw Alejandro pasar¨¢ por una docena de ciudades espa?olas: el 1 de octubre aparca en Sevilla, el 2 en M¨¢laga, el 3 en Granada, el 8 en Murcia, el 9 en Barcelona¡
Babelia
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