¡®Una pel¨ªcula de polic¨ªas¡¯: una inmersi¨®n entre el documental y la ficci¨®n en los patrulleros mexicanos

Desde su debut en 2014 con G¨¹eros, al mexicano Alonso Ruizpalacios no conviene perderlo de vista. Si aquella pel¨ªcula propon¨ªa un viaje a la vida varada de unos estudiantes sumidos en el tedio del par¨®n que supuso en 1999 el a?o de huelga en la Universidad Nacional ¡ª¡°Somos la huelga de la huelga¡±, dec¨ªa uno de los personajes de este filme que persegu¨ªa la sombra de un viejo m¨²sico que una vez hizo llorar a Bob Dylan¡ª, su siguiente filme, Museo (2018), sosten¨ªa otro tipo de viaje f¨ªsico y existencial para abordar cuestiones parecidas sobre la falta de destino e identidad. La pel¨ªcula, un thriller por momentos c¨®mico, se sumerg¨ªa en un suceso real, el robo a principios de los ochenta de m¨¢s de cien joyas prehisp¨¢nicas del Museo Nacional de Antropolog¨ªa, que de forma sorprendente no estuvo en manos de profesionales sino de dos j¨®venes atrapados en la nada de su vida suburbial de eternos estudiantes.

De alguna manera, aunque desde un lugar completamente diferente, el nuevo trabajo de Ruizpalacios, Una pel¨ªcula de polic¨ªas, vuelve a ser una road movie, m¨¢s urbana, circular y callejera, sobre dos polic¨ªas municipales, Teresa y Montoya, que evocan su llegada al cuerpo y su historia de amor. Teresa recuerda c¨®mo sigui¨® los pasos de su padre, que cuando supo las intenciones de su hija la rechaz¨® causando una herida que ella recuerda como un tiro ¡°en el alma¡± que solo se cerr¨® gracias a una carta en la que el padre le reconoc¨ªa lo que jam¨¢s fue capaz de decirle cara a cara. Es solo un detalle dentro de un relato cruzado que a mitad de metraje pega un volantazo que cambia de forma radical su rumbo.

Porque Una pel¨ªcula de polic¨ªas es la historia de Teresa y Montoya, pero tambi¨¦n de los dos actores que los interpretan. Una historia cuya verdadera naturaleza va m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites entre documental y ficci¨®n para demostrar cu¨¢nto hay de lo primero en la segunda y viceversa. La inmersi¨®n de los dos actores, M¨®nica del Carmen y Ra¨²l Briones, en la vida de los dos personajes principales, es apasionante, llena de informaci¨®n sobre la polic¨ªa aunque tambi¨¦n sobre su propio proceso creativo y con la interesante paradoja de que te los crees m¨¢s cuando act¨²an que cuando son ellos mismos.

En su investigaci¨®n actoral, con alg¨²n gran momento como el de Briones en la barber¨ªa, ambos expresan lo que piensan sobre una instituci¨®n que sobre todo inspira desconfianza y miedo. As¨ª, y pese a que ¡°nadie en su sano juicio querr¨ªa ser polic¨ªa¡± en Ciudad de M¨¦xico, los dos int¨¦rpretes bucear¨¢n en los motivos de una vocaci¨®n minada por un sistema enfermo y corrupto que desde la secuencia inicial del parto muestra su abandono al ciudadano que de verdad necesita ayuda. La pel¨ªcula de Ruizpalacios se mueve en este doble y triple relato en el que la historia de amor entre los dos polic¨ªas y la de cada uno de ellos con su maltrecho trabajo se transformar¨¢ en otra cosa gracias a una serie de audaces decisiones y un fabuloso montaje capaz de demostrar las enormes posibilidades de un cine de convicci¨®n rodante y sin fronteras.