El esplendor de los Omeyas renace en el desierto de Jeric¨®
Uno de los mayores y mejor conservados mosaicos del mundo antiguo es rescatado del abandono en la ciudad palestina tras a?os de rehabilitaci¨®n
Las trompetas de los israelitas hicieron caer las murallas de Jeric¨®, seg¨²n la tradici¨®n b¨ªblica. Pero fue un terremoto lo que destruy¨® en el siglo VIII el palacio de Hisham, esencia del refinamiento de la dinast¨ªa de los Omeyas en la ciudad-oasis, habitada desde hace 10.000 a?os en el des¨¦rtico valle del Jord¨¢n. Tras salir a la luz hace casi un siglo en sucesivas excavaciones bajo el mandato brit¨¢nico de Palestina, el esplendor relativamente intacto de su gran mosaico de 827 metros cuadrados, uno de los mayores del mundo antiguo, hab¨ªa permanecido pr¨¢cticamente oculto hasta ahora.
El Gobierno japon¨¦s ha financiado con m¨¢s de 10 millones de euros una estructura en forma de c¨²pula que lo recubre para protegerlo del clima extremadamente seco y c¨¢lido de Jeric¨®. Esta construcci¨®n ¨²nica en Oriente Pr¨®ximo, dotada de pasarelas elevadas y miradores que sobrevuelan los mosaicos, permitir¨¢ que el monumento pueda ser visitado desde este mes por decenas de miles de turistas. Su apertura al p¨²blico marca el renacimiento de una de las joyas del arte isl¨¢mico temprano de la dinast¨ªa de los Omeyas, durante la que se perfeccionaron a lo largo de un siglo dise?os florales y geom¨¦tricos que lo dotaron de identidad propia.
La nueva c¨²pula recubre una planta de bas¨ªlica que albergaba una piscina y lujosos ba?os de inspiraci¨®n romana bizantina, junto a una gran sala de recepciones y banquetes aneja al palacio de invierno erigido por el califa Hisham Ibn Abdelmalik. Salvo un emblem¨¢tico roset¨®n estrellado de seis puntas, puesto de nuevo en pie en la rehabilitaci¨®n, los arcos, columnas y capiteles que le dieron forma yacen hoy por tierra.
Fue el sucesor de Hisham en la dinast¨ªa de los Omeyas, Walid II, un ef¨ªmero califa calificado de extravagante, amante de la poes¨ªa y el refinamiento, quien complet¨® el recinto con una rica decoraci¨®n interior. Poco despu¨¦s, un terremoto arras¨® en el a?o 749 la magnificencia que los Omeyas hab¨ªan desplegado entre m¨¢s de 60 hect¨¢reas de jardines y cultivos regados por un acueducto en pleno desierto. De las ruinas del suntuoso palacio con mezquitas, rodeado por un gran p¨®rtico y fuentes, ha emergido el nuevo refugio abovedado.
¡°Estos mosaicos han pasado m¨¢s tiempo enterrados y ocultos que a la vista del p¨²blico¡±, detalla bajo la flamante c¨²pula Eyad Hamdam, director provincial del Ministerio de Turismo y Antig¨¹edades en Jeric¨®. ¡°Sus descubridores los recubrieron de inmediato para que no sufrieran da?os¡±. No queda en el recinto ninguna de las esculturas y estatuillas humanas, inusuales en el arte isl¨¢mico, que se localizaron a partir de 1934 en excavaciones dirigidas por el palestino Dimitri Baramki y el brit¨¢nico Robert Hamilton. Fueron trasladadas junto a otras piezas arqueol¨®gicas de valor al Museo Rockefeller de Jerusal¨¦n.
La Administraci¨®n jordana, que sucedi¨® a la brit¨¢nica en 1948, emprendi¨® una rehabilitaci¨®n en 1966, cuando se reconstruyeron los pilares de piedra arenisca de la sala de audiencias entre los 38 sectores de mosaicos que integran un pavimento continuo. Pero un a?o despu¨¦s, la ocupaci¨®n de Cisjordania por el Ej¨¦rcito de Israel hizo que el palacio cayera de nuevo en el olvido. ¡°En 1994 se instaur¨® la Autoridad Palestina, aunque hasta 2010 no se pudieron iniciar los trabajos¡±, recuerda Hamdam. Para entonces el monumento se hallaba ya en riesgo de desaparici¨®n. En 2016 los mosaicos fueron exhibidos al p¨²blico durante un corto periodo antes de que se volvieran a ocultar para abordar las obras de cubrimiento, cuya conclusi¨®n se vio aplazada por la pandemia.
Coincidiendo con la inauguraci¨®n de la rehabilitaci¨®n, las autoridades palestinas han reabierto al turismo sus fronteras. Todas se hallan bajo control de Israel, que tambi¨¦n ha levantado las restricciones a los viajeros. El a?o que viene, aspiran a superar el list¨®n de los 120.000 visitantes en el palacio de Hisham. ¡°Este lugar contiene la esencia de Palestina en piedras de 21 colores¡±, sostiene Hamdam en su doble faceta de responsable tur¨ªstico y de antig¨¹edades. ¡°Las teselas negras proceden de Jeric¨®; las piezas rojas, de Jerusal¨¦n y Bel¨¦n; las blancas, de Hebr¨®n y Nablus...¡±, enumera citando las principales ciudades de Cisjordania. El mosaico constituye un tesoro arqueol¨®gico ¨²nico por su estado de conservaci¨®n en su emplazamiento original.
El diwan, una estancia privada destinada a recibir a los hu¨¦spedes m¨¢s especiales, conserva uno de los mosaicos m¨¢s singulares: el llamado ?rbol de la Vida. Bajo un naranjo cargado de frutos est¨¢ representada la escena de un le¨®n que ataca a una gacela, en un lado del tronco, mientras otras dos pastan pl¨¢cidamente al lado. El director del recinto, avala la simbolog¨ªa cl¨¢sica que interpreta las im¨¢genes como una pugna entre la paz y la guerra, o entre el bien y el mal. Los palestinos trasladan sin dificultad esta inusual iconograf¨ªa isl¨¢mica, ajena a las im¨¢genes de personas y animales, a su propia experiencia cotidiana bajo la ocupaci¨®n israel¨ª.
Una ciudad, dos administraciones
La mayor parte del distrito de Jeric¨® forma parte de la llamada ?rea A de Cisjordania, definida en los Acuerdos de paz de Oslo (1993) como de control exclusivo civil y de seguridad palestino. Esto ha permitido a la Autoridad Palestina recuperar parte de su patrimonio hist¨®rico gracias a la ayuda internacional. Este ha sido el caso del gran mosaico del palacio de Hisham, que permaneci¨® durante d¨¦cadas recubierto por lonas y tierra.
En las afueras de la misma ciudad, sin embargo, los restos bimilenarios del palacio de invierno de Herodes se ubican dentro de la denominada ?rea C, un 60% del territorio cijsordano que contin¨²a bajo control exclusivo israel¨ª. Hasta este yacimiento no han podido llegar las intervenciones de conservaci¨®n y restauraci¨®n palestinas, asegura el responsable en Jeric¨® del Departamento de Turismo y Antig¨¹edades. Una situaci¨®n de par¨¢lisis similar se vive en el gran yacimiento arqueol¨®gico romano de Sebastia, en el norte de Cisjordania, en el mismo l¨ªmite entre las ¨¢reas de demarcaci¨®n israel¨ª y palestina, y en el que la Unesco ha trazado un plan de conservaci¨®n junto con las autoridades palestinas.
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